Con algunas tareas sencillas, podés evitar el ataque de plagas y la aparición de hongos y bacterias dañinas para las plantas. Abril y mayo son los meses para realizarlas.
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El otoño es ideal para realizar tareas en el jardín que ayudarán a recuperar plantas del calor y la sequía del verano y mejorar su nutrición y vigor con miras al invierno futuro. Así, abril y mayo son meses de importantes labores jardineras que, si queremos optimizar la sanidad en el jardín, deben realizarse con una serie de pautas fitosanitarias.
Cuidados en el césped
Para empezar, en las zonas húmedas y umbrosas el césped puede estar invadido por el musgo y es el momento de eliminarlo. Hay que airear el terreno con una laya para evitar su impermeabilidad al agua y al aire, y aplicar “antimusgo” (el mismo que se vende para agregar a la pileta de natación) pulverizando o regando con regadera de flor fina. Con esto recuperaremos la zona para una resiembra con semillas de ciclo otoño-invierno.
Abril y mayo son los meses del año en que comienzan a caer las hojas de los árboles y arbustos de hoja caduca. Si son pocas, queda muy ornamental, pero si son muchas hay que recogerlas y llevarlas a la compostera, ya que la abundancia de follaje en el suelo puede provocar más daños que beneficios: exceso de humedad, proliferación de hongos patógenos y hasta refugio para roedores. Entonces, es mejor retirar frecuentemente las hojas caídas o acabarán dañando el césped y se volverá amarillento.
Finalmente, si notamos que hay manchones sin plantas a causa del verano o por acción de roedores, es el momento de la resiembra, la plantación de tepes de césped o recurrir a semillas del mismo tipo. Si hacemos esto último, hay que tener en cuenta que las mezclas del césped contienen algunas semillas que no germinan bien si no les llega luz suficiente. Entonces, en las zonas a sembrar, rastrillar la vegetación que haya sobrevivido y resembrar con una mezcla para zonas de sombra.
Cuidados al plantar
Es el tiempo de plantar bulbos de narcisos, jacintos y, en regiones frías, de tulipanes. Cuanto mejor sea su aspecto y mayor su calibre, mejores serán sus resultados. Es importante que, antes de la plantación, los bulbos se sumerjan en una solución de agua y amonio cuaternario (se adquiere en farmacias) diluido al 3%; esto eliminará esporas de hongos y bacterias patógenas que suelen estar latentes en la cubierta y son las que producirán las pudriciones entrado el invierno.
Por otro lado, abril y mayo son meses adecuados para plantar arbustos varios, a raíz desnuda o con pan de tierra. Lo primero: realizar el hoyo para la plantación. Si son a raíz desnuda, antes de plantarlo, recortar ramas y raíces un tercio, lavar con agua fría las raíces si se observan embarradas e implantarlo agregando mezcla de tierra de jardín y compost en partes iguales. Si son con pan de tierra, hay que hacer el hoyo de plantación en el lugar adecuado, procurando que sea más ancho y más profundo que el cepellón de la planta a trasladar; después, hacer una mezcla con tierra del jardín y compost en partes iguales y agregar a la base del hoyo; y luego de implantada la planta, agregar en los costados. Esto hará que las nuevas raíces no pasen directamente al suelo de jardín, sino que atraviesen una zona intermedia entre lo que fue el sustrato de cultivo y la tierra del jardín. Así, se rustificarán las raíces nuevas, evitando que sean invadidas por hongos patógenos que habitan en el suelo.
A la semana, hacer un primer riego con una solución de agua y levadura (un sobre de 20 gramos de levadura en polvo cada 10 litros de agua). Las levaduras, al morir, liberan en la zona de raíces aminoácidos que estimulan el crecimiento de las raíces.
Además, y pensando a futuro, muchas herbáceas perennes de floración temprana (papaver, cerastio, arábide) florecerán desde final de invierno si las sembramos en abril y mayo. Pero es conveniente hacer una siembra en bandejas y ponerlas en algún lugar protegido, y trasplantarlas al jardín recién cuando tengan dos o tres hojas expandidas. A partir de esta instancia, ya son resistentes al frío, y con esto lograremos tener plena floración en agosto y evitar pérdidas de plantines por heladas tempranas.
Cuidados en las plantas establecidas
Para las plantas leñosas, junio y julio son meses peligrosos por la aparición de los taladros. Con las primeras heladas, los insectos perforadores de troncos empezarán a atacar la madera blanda de eucaliptos, álamos, pinos, palmeras, olmos, sauces, entre otros. Evitemos su presencia en abril, antes de que ataquen, pulverizando los troncos con aceite insecticida o pintándolos con caldo bordelés.
Por otro lado, comenzamos a realizar las primeras podas. En las hortensias, que ya están con las inflorescencias marchitas y con las hojas en franco deterioro, es conveniente realizar una poda temprana (en abril y mayo), pues esta especie pasará el invierno acumulando horas de frío en las yemas para florecer desde noviembre. Después de la poda es conveniente acidificar el suelo –cubrirlo con corteza de pino– que evitará el surgimiento de malezas y aportará la acidez necesaria para su adecuada salud.
Además, las herbáceas florales de ciclo otoño-invierno (pensamientos, violas, prímulas, violetas de los Alpes) están creciendo y floreciendo a pesar de las bajas temperaturas. Sus tejidos más jóvenes son susceptibles padecer diversas plagas, como babosas, caracoles y bichos minadores. Anticiparse pulverizando desde abril y semanalmente con purín de ajo, ortiga o romero para repelerlos.
Las plantas acidófilas también necesitan atención ahora. Con el advenimiento del frío, la absorción de agua y nutrientes por las raíces disminuye, y es adecuado en estos meses corregir al pH del suelo. Es probable que, a causa del riego intenso durante el verano, se observen síntomas de falta de micronutrientes (clorosis internerval en las hojas) en azaleas, jazmines u hortensias. Hay que acidificar el suelo con agua y vinagre de alcohol (una cucharada sopera de vinagre por litro de agua a regar), regando en un día soleado debajo de toda planta que haya tenido estos síntomas.
Muchos micronutrientes se vuelven insolubles cuando el suelo se alcaliniza (más aun cuando se riega con agua de pozo) y una vez al año una acidificación bajo estas plantas es adecuada, y esta es la mejor época para hacerlo.
Anticiparse pulverizando desde abril y semanalmente con purín de ajo, ortiga o romero para repelerlos. Las plantas acidófilas también necesitan atención ahora. Con el advenimiento del frío, la absorción de agua y nutrientes por las raíces disminuye, y es adecuado en estos meses corregir al pH del suelo. Es probable que, a causa del riego intenso durante el verano, se observen síntomas de falta de micronutrientes (clorosis internerval en las hojas) en azaleas, jazmines u hortensias.
Hay que acidificar el suelo con agua y vinagre de alcohol (una cucharada sopera de vinagre por litro de agua a regar), regando en un día soleado debajo de toda planta que haya tenido estos síntomas. Muchos micronutrientes se vuelven insolubles cuando el suelo se alcaliniza (más aun cuando se riega con agua de pozo) y una vez al año una acidificación bajo estas plantas es adecuada, y esta es la mejor época para hacerlo.
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