Su dueño convocó a dos ex compañeros de trabajo y, juntos, transformaron no sólo su hogar, sino crearon un Estudio propio.
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Matías Mansilla y Cecilia Espinosa son pareja y, también, socios en Bruto, su estudio especializado en fotografía, video y libros para proyectos de arquitectura. Compraron esta casa hace diez años, y ahí mismo enfrentaron su primera gran reforma. Con su primera hija en camino, el objetivo era claro: ganar espacio y luz para adaptarse a su nueva vida familiar.
‘’La casa se podía habitar, pero era oscura y estaba muy compartimentada. Le había pertenecido a una familia italiana que la fue armando a medida que cambiaban sus necesidades, sin un plan determinado previamente”, nos cuenta Matías, describiendo un proceso que resuena con el de muchas viviendas argentinas.
“En la primera reforma demolimos varias paredes para crear este gran espacio donde transcurre nuestra vida”, cuenta Matías. El antiguo comedor se convirtió en cocina y la cocina pasó a ser el comedor, ambos en línea con un jardín que se ve apenas se cruza el umbral y que hoy disfrutan también desde adentro, gracias a las nuevas aberturas.
La escalera se convirtió en el lugar ideal para piezas con historia familiar y recuerdos personales, como los afiches creados para festivales de cine por un tío abuelo de Cecilia, el artista Eduardo Espinosa. ‘’Antes los teníamos colgados en nuestro cuarto; ahora tienen el espacio que merecen para lucirse’’.
La cocina integrada está a continuación del living y perpendicular a la mesa de comedor.
Para lograr una luminosa continuidad, además de practicidad, el piso de toda la planta baja se hizo en granito ‘Blangino’.
El momento de crecer
Varios años después, llegó el momento de crecer, y no solo en metros cuadrados. “Convoqué a Ezequiel y Yoel, dos ex compañeros de trabajo, para la segunda etapa: levantar un primer piso. Había tantas decisiones por tomar, como profesional y como cliente, que necesité una mirada fresca, desde afuera”, confiesa Matías. Meses más tarde, lo que comenzó como una obra puntual se transformó en estudio YME , el marco ideal para proyectar juntos.
“Valoramos profundamente que los proyectos generen conversación, que haya un ida y vuelta constante. Cuando las ideas rebotan, el crecimiento está garantizado”, reflexionan Ezequiel Castorina y Matías Masilla, socios de YME.
El terreno de la madera
Con un presupuesto acotado, la obra se extendió un año y medio, lo que les terminó resultando una ventaja. “Este tiempo extra nos dio la oportunidad de reflexionar e investigar a fondo, de decidir con tranquilidad pero pisando fuerte”, comenta Matías. “Cuando los chicos me hablaron de los interiores de madera, supe al instante que esa era la dirección a seguir. Me pareció una oportunidad increíble para explorar el material, ¡y el resultado fue espectacular!”, se entusiasma Ezequiel.
“Matías venía todos los días a sentarse un rato con el carpintero, trabajando pieza por pieza, porque llega un momento en que los planos no alcanzan”, cuenta Ezequiel sobre el minucioso diseño de la planta alta.
"Me encanta la vista que se ganó con la altura. Como están embutidas y enmarcadas por madera, siento que cada ventana es un cuadro: desde todas se ve algo lindo."
Cecilia Espinosa, dueña de casa y socia de Bruto Studio
“Siempre quise tener la calidez de la madera en los cuartos, pero me parecía un lujo costoso. Al principio, pensamos en usar multilaminado, pero como el precio se disparó, buscamos alternativas. Así llegamos a un MDF enchapado pegado sobre fenólico y pudimos explorar la madera sin exceder nuestro presupuesto, siempre buscando soluciones que se adaptaran a los recursos disponibles”, revela Matías.
“Optamos por una madera clara, sin muchas vetas, para mantener los planos limpios y no recargar. El piso, por su parte, es en multilaminado de guatambú de 9mm, cortado a medida a partir de placas de 1,22x2,4m y pegado sobre un fenólico de 15mm. El proceso incluyó redondear los cantos para que los encuentros fueran más suaves y evidenciar los encuentros. El costo de un piso de madera nos resultaba imposible, así que encontramos la forma de lograrlo de manera accesible”, dice Matías.
‘’Queríamos baños coloridos, pero nos vimos limitados por lo que había disponible en ese momento. Finalmente, elegimos el amarillo y jugamos con los colores en las juntas”.
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