El estudio de arquitectura a cargo de la obra proyectó ambientes de confort moderno y detalles con historia y hasta un espacio de trabajo que recrea una estación de tren.
Cecilia Astigarraga y Mariano Martínez se pusieron de novios a los 16 y desde entonces se acompañan en sueños y berretines compartidos. Mariano, que jugaba cuando era chico en la playa de maniobras del Ferrocarril Oeste, atrás del Club Ferro, desarrolló una impactante colección del universo ferroviario. Cecilia es, a su vez, guardiana de piezas que formaron parte de su historia familiar. Durante años, mantuvieron todo lo que atesoraron en el galpón de un campo que debieron desmantelar. Entonces, decidieron que ese acervo ocuparía un lugar central en su nuevo hogar.

"Pensé en un jardín que invitara a hacer un recorrido lento, con una estética clara, dada por flores monocromáticas y macizos de plantas."
Cecilia Astigarraga, paisajista

Lejos de ser una casa museo, el objetivo fue que todo lo antiguo cobrara sentido en el presente. Por eso, los aguamaniles del ferrocarril funcionan a la perfección.
La consigna fue precisa: construir desde cero una casa para una familia numerosa (la pareja tiene 4 hijas) literalmente a la medida de sus muebles, sus colecciones y su gusto por los materiales antiguos. En esta tarea colosal encontraron los aliados perfectos en los arquitectos Federico Alvarez Bayon e Ignacio Turner, fundadores del Estudio A&T Arqs. Ellos supieron interpretar sus necesidades y encontraron opciones superadoras para un proyecto moderno que reproduce el estilo clásico del pasado hasta en el mínimo detalle. El ensamble es admirable. Juntos hicieron un trabajo de aprendizaje y comprensión mutua que, al final del día, fue enriquecedor para todos.
Detalles con historia

Hacia uno de los lados del hall de entrada se encuentra el living-comedor y, después de la puerta granero, los dormitorios de las hijas. Sillones blancos (Loly Albasini).
“Hicimos 22 puertas nuevas con diferentes tratamientos para imitar el paso del tiempo”, cuenta Alvarez Bayon en relación a la puerta granero.

Donde se pose la mirada, hay detalles con historia. Mariano y Cecilia tomaron de un restaurante la idea de hacer el frente del hogar con planchones de zinc encajados.

"Puertas, ventanas, columnas y otros elementos, si bien parecen antiguos, son nuevos, acordes con una construcción moderna. Así logramos un lenguaje común."
Arq. Federico Alvarez Bayon, socio del Estudio A&T Arqs

El límite entre el living y el comedor lo marca una mesa fabricada con la mitad de un mueble de madera y chapa que era de un astillero. Con parte de esa misma pieza, Mariano hizo la lámpara con 10 luces de distintas coloraturas. En el comedor, sobre la mesa y las sillas de roble antiguo (Antigüedades Arte Rural), cuelga artefacto de hierro oxidado comprado en un remate.

En el espejo (Allglass Vitraux d’Art), se reflejan el depósito de agua de hierro fundido con cadena que era del ferrocarril y los revestimientos con efecto oxidado (Cerámica Piú).
Estudio con vista al verde

"Tuvimos la fortuna de proyectar una casa que nos vincula con las raíces, con el presente, y donde sentimos que podemos proyectar el futuro."
Cecilia Astigarraga, paisajista y dueña de casa
El estudio de Cecilia tiene entrada independiente desde el exterior y, por supuesto, vista al jardín. En el baño, espejo y composición con azulejos (Casa Cuarzo). Mueble (Estudio A&T Arqs.). Mesada de Silestone (De Mori Mármoles). Grifería (Foschia).

Sillas, mesa ratona y sillón (Arlequín Antigüedades). Lámparas de techo (María Pérez Deco). Cortinas en lino verde (De Levie). Manta tejida a mano (Mapuche Hecho a Mano).
“Con un jardín que ofrece diferentes situaciones, buscamos que cada ambiente se conectara y tuviera un diálogo directo con el exterior”, apunta Alvarez Bayon.
Una cocina muy british

La admiración por los ferrocarriles y lo inglés, van de la mano. Por eso, la cocina tiene el aire de esa campiña.
En este sector, punto clave de la dinámica diaria familiar, muebles (Estudio A&T Arqs.), anafe y licuadora (Smeg). Grifería (Robinet). Bacha ‘Luxor’ (Johnson Acero). Campana (herrero Pedro Troiano). Mesadas de Silestone (De Mori Mármoles). Revestimiento ‘Subway’ (Cerámica Piú). Piso de porcelanato símil madera (Navarro Ache).

Antes de empezar la obra, los dueños de casa entregaron el listado y la medida de los muebles que habían seleccionado. Entre ellos, este almacenero, tan fiel a los relatos que Cecilia escuchó de su mamá, criada en el campo.
Arrullo de olas

La planta alta está destinada exclusivamente al dormitorio principal en suite de Cecilia y Mariano. Se distingue del resto de los ambientes por el color profundo, que tiene su correlato en el techo del baño. La dueña de casa eligió el ‘9141′ (Sherwin Williams) a partir del color de los almohadones y el pie de cama bordado (traídos desde México).
Con una foto en la pared de la cabecera, la pareja representa otra de sus pasiones: expertos nadadores, buceadores y amantes del mar.

Piso de calcáreos ‘Tokyo’ de 20x20cm; revestimientos ‘Subway Brick’ blanco liso brillante; y fondo de la estantería en porcelanato tipo Marquina de 1,20x2,40m (todo de Cerámica Piú). Reloj de pared que perteneció el siglo pasado a una estación del ferrocarril. Araña de cristal, heredada.
Pensado para compartir

Dos de los dormitorios de las chicas dan al jardín y dos al frente. Con cuatro hijas y muchísimas amigas, pensaron un baño duplicado para que pudieran cambiarse, maquillarse y charlar a gusto. Los azulejos están ilustrados con figuras que marcaron momentos de la infancia de las hijas y sus vivencias en el campo. Muebles (Estudio A&T Arqs.). Azulejos pintados a mano (Casa Cuarzo). Arañas (María Pérez Deco). Banqueta de roble heredada.
El estudio, un sueño cumplido

En un sector del jardín, Mariano tiene su oficina, que recrea la de una estación de ferrocarril, con un plus: la paz que le da la vista hacia el estanque que la rodea.
La pasión de Mariano por los trenes va más allá de la acumulación de piezas. Fue amando este universo a medida que conoció las historias de sus trabajadores y el orgullo de ser ferroviarios, en largas mateadas en los galpones. Así atesora tantos objetos como amistades.

“El mantenimiento del estanque es muy sencillo: se fertiliza solo, no hay que sacar yuyos y no trae mosquitos. Solo hay que limpiar las algas y alimentar a los peces”, cuenta Cecilia. Al lado, instalaron el fogonero, lugar de mates y charla.

El agua como centro

En una familia que se define como “acuática”, la pileta es protagonista absoluta en el jardín. Eligieron venecitas “lo más verde posible” para que se mimetizaran con el césped. En el borde colocaron listones de Travertilit pintados de color marrón (Selvas Natatorios).

“Balanceamos la ornamentación y el aire antiguo con líneas puras en molduras y zócalos”, dice el arquitecto.

En el sector de la parrilla, los muebles exteriores están pintados en el mismo tono de verde que los postigos. Curiosos por naturaleza, los dueños de casa se dieron varios gustos durante la obra. Uno de ellos fue ver el proceso de fabricación de los calcáreos, protagonistas de varios pisos, en distintos diseños (acá, de Calcáreos Giacomozzi).

Los nichos y el hogar del quincho parecen tallados en la construcción revestida con piedras murete de San Luis (Casa Nazareth).
"El quincho es un lugar de juegos y de encuentro, que no invade la dinámica de la casa."
Cecilia Astigarraga
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