La ciudad entrerriana de vegetación prodigiosa, rodeada de lagunas y termas, extiende su oferta mucho más allá del carnaval y muestra nuevas facetas turísticas.
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“Concordia tiene de todo”. Con esa frase se presenta a esta ciudad vergel de 185.000 habitantes, frente a Salto, Uruguay. Su nombre exacto es San Antonio de Padua de la Concordia y está separada de la ciudad vecina de Salto –con la que comparte la Represa Hidroeléctrica de Salto Grande– por 40 kilómetros, y el río más sobrevolado de todos, el río de los Pájaros, como llaman al río Uruguay.
Dicen que en Concordia está uno de los lugares de Argentina donde se inspiró el aviador y escritor francés Antoine de Saint-Exupéry para escribir su fantástica historia: El Principito. Decir que hay buena gastronomía, una cantidad considerable de museos, la extensa costanera, aguas termales para disfrutar en cualquier época y copas de árboles que ofrecen sombras fabulosas es lo mismo que afirmar que en Concordia –la ciudad donde se vive el carnaval más pasional del país– no falta nada.
San Carlos, el parque amado por los franceses
Golondrinas barranqueras, loros, teros, garzas blancas, carpinteros imperiales, un ibirapitá de tamaño descomunal con millares de florcitas amarillas y lo que se ha conservado de un glorioso castillo en uno de los puntos más altos de Concordia –a 45 msnm– se concentran en este sitio. El Parque San Carlos es su pulmón verde. No solo Antoine de Saint-Exupéry encontró ahí un oasis, la tierra inspiradora, sino que también el francés Édouard Demachy, hijo de banqueros, lo vio como lugar perfecto para construir una mansión, a la que le terminaron diciendo “castillo” por sus enormes dimensiones: 1200 metros cuadrados, 27 habitaciones y una cocina que estaba a dos cuadras y media del salón principal –donde ahora se encuentra el jardín botánico de Concordia–, desde la que trasladaban la comida en un carruaje especial que tenía planchas de acero con brasas para mantener el calor. El excéntrico Demachy se mudó con su mujer y su hijo, en 1886, y se quedó en un hotel los dos años que duró la construcción de la suntuosa casa. Tres años estuvieron en el castillo, y partieron sin pagar los créditos que Demachy habría pedido a diferentes bancos. En 1928, la Municipalidad de Concordia compró el castillo en remate y tomó dos decisiones: abrir el parque al público y alquilar la casa a otra familia francesa, en la que había dos niñas, Edda y Susana Fuchs, a las que Antoine de Saint-Exupéry conoció y apodó “las princesitas”, un 12 de octubre de 1929, cuando su avión aterrizó de urgencia en suelo concordiense.
En la actualidad, este hermoso parque cuenta con 101 hectáreas, 160 especies de aves, un camino de árboles que desemboca en el río Uruguay, y una rica historia: fue por esa parte del río que, en 1811, pasó el Éxodo Oriental de 12.000 hombres y mujeres al mando de José Artigas. Otro atractivo local son las crêpes que prepara Martín García, junto con su mujer brasileña. Desde el bar de mesitas estratégicamente ubicadas sobre una lomada, se pueden ver el ibirapitá, el castillo y el río mientras se saborea esta especialidad francesa con café.
La gran costanera y tres complejos termales
Como en cualquier lugar donde hay playa, río, costanera, gran parte de la vida de los concordienses gira alrededor del agua, las sombrillas multicolores y el calor del sol. La costanera es el patio de la casa de Concordia. Es ahí donde arman planes, actividades y salidas de fin de semana. Y no es para menos; esta línea que bordea el río tiene una extensión de 3 kilómetros y ofrece propuestas que van desde los deportes acuáticos hasta el descanso tranquilo y la contemplación del paisaje, por ejemplo, desde una pileta termal.
Hay un circuito de movilidad sustentable, bicisenda, canchas de vóley-playa, pistas de roller, skate park, canchas de básquet y fútbol, y una zona de food trucks de octubre a marzo, con ocho estilos gastronómicos distintos: tacos, helados artesanales, barra de tragos, pizza y cerveza artesanal. A la vera del río y la ciudad, la costanera no duerme. Además, hay un comedor de pescadores, gestionado por la Asociación de Pescadores Artesanales de la Zona Sur de Concordia, que lleva dos ediciones con absoluto éxito.
Otra opción es visitar uno de los tres complejos termales: Termas de Punta Viracho. En la parte norte de la ciudad, estas termas dan al lago Salto Grande, uno de los lagos artificiales más grandes de América Latina. Tienen dos piscinas con aguas que oscilan entre 37 y 39 grados y una de las mejores vistas para admirar el amanecer o atardecer. Punta Viracho fue pensado para adolescentes, pero tiene un público amplio. La propuesta más familiar está en Termas del Ayuí, otro de los complejos, que cuenta con parque acuático, juegos y toboganes –el más alto es de 14,5 metros–, y un balde inmenso que al llenarse de agua se da vuelta y cae con la fuerza de una cascada. Las piscinas son siete, con aguas entre 37 y 42 grados, y jacuzzis en los que solo se puede permanecer cinco minutos como máximo: tiempo suficiente para relajar el cuerpo. Este espacio termal y entretenido linda con un bosque de eucaliptos y pinos, por el que pasean suntuosos pavos reales.
Una alternativa con entrada aparte es el circuito de arborismo con juegos de altura, tirolesa y puentes conectados de un árbol a otro. Vertientes de la Concordia es el último de los tres complejos, pero el primero en construirse, una ciudad con 1500 plazas hoteleras, 12 piletas, algunas con olas artificiales, otras cubiertas. De los tres nombrados, este es el único de administración privada, mientras los otros dos son de gestión municipal.
Un palmar y un gigante
La Angélica es un establecimiento que tiene 123 años y un ibirapitá guazú –árbol grande de madera rojiza– de 250 años, al que llaman el gigante del parque o el abuelo ibirapitá. Angélica fue una de las nietas de Justo José de Urquiza, el caudillo entrerriano, quien fue dueño de aquellas tierras y de la edificación hasta que pasó a manos de la familia Russo Marco.
Allí se criaban vacas Holando; los animales vivían en un establo donde hoy está el salón principal y restaurante. Durante el ordeñe, las vacas escuchaban música funcional para no estresarse y que la leche no perdiera sus propiedades. Entre otras cosas, elaboraban un exquisito yogur, que hoy puede probarse gracias a una puesta en valor que abarcó mucho más que la recuperación de las recetas de aquel entonces.
La Angélica tuvo una buena época y otra de abandono y quiebra a mediados de los años 70. En 2016, cuando hubo que reorganizar la herencia, Valeria Russo Marco (cuarta generación de la familia) y su marido decidieron, inteligente y amorosamente, hacerse cargo de aquel patrimonio. Se apoyaron en dos ejes fundamentales: el natural y el cultural. La Angélica es un predio de 80 hectáreas, de las cuales 23 están destinadas a la reserva ambiental. Ahí mismo se encuentra uno de los palmares de Entre Ríos, que sufrió deforestación y hoy, poco a poco, se está recuperando. Además, hay un hospedaje con cuatro cabañas, gastronomía con identidad y productos artesanales que incluyen el glorioso yogur elaborado con la receta de 100 años.
Los museos de la ciudad
El Museo de Artes Visuales, dirigido por Hugo Musser, realiza, desde 2010 (año del bicentenario), el Salón Anual Nacional del Bicentenario, un evento de gestión municipal que adquirió relevancia nacional y que convoca a artistas visuales de todo el país. En 2022 contó con 300 postulaciones de dibujantes argentinos. Actualmente, y junto con el Ministerio de Cultura de la Nación, editaron un libro, Dar cuenta, que es una selección de obras que pertenecen al patrimonio del museo y que corresponden a adquisiciones obtenidas por premios y donaciones de las sucesivas ediciones del Salón Anual Nacional del Bicentenario.
En la costanera se puede visitar el Museo Interactivo Costa Ciencia, dirigido por Graciela Roldán, dedicado a la ciencia y la tecnología. Lo único que está prohibido, categóricamente, es no tocar. La idea es que cada visitante pueda explorar, tocar, mover, cambiar y observar lo que sucede en cada uno de los experimentos.
Otro museo importante es el Museo de Antropología y Ciencias Naturales, liderado por Silvia Cettour, espacio que también cuenta con sectores interactivos y propuestas lúdicas. Hay una exhibición, Maravillas del mar, una sala de la biodiversidad –con una colección de vertebrados taxidermizados del Litoral Argentino– y una sala de arqueología regional dedicada a la región de Salto Grande.
Además del carnaval, Concordia es conocida por su Fiesta Nacional de la Citricultura. Desde 1996, se realiza todos los años en el mes de diciembre.
DÓNDE DORMIR
- Los Orígenes RN 015 Km 6. T: (011) 6554-3000. @losorigenesoficial En un entorno verde y natural, este hotel y complejo de cabañas cuenta con piscina y deck para contemplar el paisaje abierto. Habitación doble con desayuno, $14.000.
- La Angélica RN A015 Km 10,5, camino a la represa y al lago Salto Grande. T: (0345) 405-5364. @establecimientolangelica Casas de campo para 4 y 9 personas, con desayuno incluido, desde $20.000. El día de campo incluye almuerzo con entrada, plato principal y postre, actividades y merienda, desde $6.000 por persona; menores, el 50%. Consultar por paquetes y promociones.
- Hotel Hathor RN 14 Km 264,5. T: (0345) 422-2362. IG: @hathor_concordia. Habitación doble con desayuno buffet, desde $16.000 + IVA. El hotel cuenta con dos piscinas, gimnasio, sala de juegos, sala blanda para menores de 5 años y estacionamiento privado.
DÓNDE COMER
- Ybi Porá RN015 Km 6,5. T: (0345) 425-0882. @ybipora Además de cortes a la parrilla, sirven pescados y hamburguesas.
- Kikä cervecería Carriego 684. IG: @kikacerveceria
- Asociación de Pescadores Artesanales de la Zona Sur de Concordia Av. Costanera y San Juan. Buen lugar para saborear la pesca local. Abre únicamente en temporada de verano.
PASEOS Y EXCURSIONES
- Parque y Castillo San Carlos Belgrano y Arruabarrena. T: (0345) 415-1799. Todos los días, incluso feriados, de 10 a 17. Visitas guiadas desde las 10.15, cada hora. Entradas: general, $300; jubilados, $150. Ingreso gratuito para menores de 10 años y con carnet de discapacidad.
- Museo de Artes Visuales Urquiza 638 P/A. T: (0345) 422-8588. Lunes a viernes, de 7 a 13 y de 14 a 20. Entrada libre y gratuita.
- Museo Interactivo Costa Ciencia Av. de los Pueblos Originarios y Carriego. T: (0345) 421-1737. Jueves de 8 a 12, viernes de 13 a 17 y sábado de 16 a 19. Entrada libre y gratuita.
- Museo de Antropología y Ciencias Naturales Rivadavia 456. T: (0345) 421-3149. Lunes a viernes, de 7 a 12. Sábados, domingos y feriados, de 17 a 20. Consultar horarios de invierno en IG. Entrada libre y gratuita. Delegaciones: solicitar turnos con anticipación.
- Termas del Ayuí Av. Chico Mendes Paso del Zorro s/n, lago Salto Grande. @termas_concordia Lunes a viernes, de 9 a 21; sábados, domingos y feriados, de 9 a 23. Horario del Parque Acuático: lunes a domingo, de 9 a 18. Entradas: general, $1.200; menores, $900 (de 4 a 12 años); jubilados, $900. Termas del Ayuí cuenta con estacionamiento privado, parrillas, restaurante, alquiler de batas y toallas, servicio de enfermería y emergencias.
- Termas de Punta Viracho Av. Chico Mendes y Perilago de Salto Grande.@termas_concordia. Lunes a viernes, de 9 a 21; sábados, domingos y feriados, de 9 a 23. Entradas: general, $1.200; menores, $900 (de 4 a 12 años); jubilados, $900. Termas de Punta Viracho cuenta con camping y luz eléctrica, parrillas, servicio de cantina, duchas, servicio de enfermería y emergencias.
- Termas Vertiente de la Concordia Av. Mons. Röch s/n. T (boletería): (0345) 425-1126. T (hotel): (0345) 425-2232. Todos los días de 9 a medianoche. Entradas: general, $1.600; menores, $1.400 (de 4 a 10 años). Cuenta con zona de caminatas, restaurante y cafetería, alquiler de reposeras, sillas, batas y toallas, guardería canina, masoterapia y espacios para deportes, servicio de enfermería y emergencias.
- MÁS INFO: www.concordia.gob.ar
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