Ale Campos nació en Miami pero cuando habla se le filtra un “che” que la ubica miles de kilómetros al sur. Su papá, Eduardo, es chaqueño y se crio en Buenos Aires. Como muchos de su generación, emigró a Estados Unidos en la década del 70, escapando del gobierno militar. Primero llegó a Nueva Jersey con su hermana y su mamá y después se instaló en Miami. Ahí conoció a Alina, una cubana que había llegado hacía tiempo al país producto de la Operación Peter Pan, en la que unos 14.000 niños cubanos fueron enviados por sus padres a cruzar el Atlántico para crecer lejos del comunismo de Fidel Castro.
Eduardo y Alina se enamoraron y en 1990 tuvieron a Ale, cantante y guitarrista de Las Nubes, una de las bandas emergentes más prometedoras de Miami. “Me crié escuchando a Leonardo Favio y Mercedes Sosa, toda esa música que les encanta a mis padres. A mí me gustan mucho Juana Molina, Las Ligas Menores, Las Piñas, Él Mató a un Policía Motorizado”, enumera Ale en comunicación con Rolling Stone. Además de ser líder de una banda indie, tiene el trabajo de sus sueños: atiende la disquería independiente Sweat Records, pequeño, pero acogedor refugio musical ubicado en Little Haiti, un colorido barrio del norte de Miami. Ahí fue donde conoció a un vecino bastante particular que visita la tienda muy seguido. Un tal Iggy Pop.
“Iggy Pop vive acá, en Miami. Desde que abrió la tienda, hace como 15 años, siempre la apoyó. De hecho él compró el aire acondicionado que tenemos ahora”, revela Ale. Sweat Records es una de las miles de disquerías que participan cada año del evento mundial llamado Record Store Day, una excusa para celebrar la cultura del disco y las tiendas independientes. Iggy suele asistir a la cita, firmando autógrafos y sacándose selfies con los fans.
El “padrino del punk” llegó una vez al local cuando Ale estaba tocando con otra de sus bandas. Y quedó maravillado. Al poco tiempo, una de las dueñas de la tienda, Lolo Reskin (la otra es Emile Milgrim, baterista de Las Nubes), le mandó un mensaje a Ale: “¡Vení ya mismo! ¡Iggy te quiere conocer!”. Ella no podía creer lo que estaba leyendo pero fue corriendo.
“Me dijo [pone la voz ronca para imitar a Iggy]: ‘Tocaste muy bien, la banda suena increíble’. Después, cada vez que venía para el Record Store Day se acordaba de mí, tiene una memoria de elefante. Siempre me preguntaba cómo andaban mis cosas, cómo estaba la banda. Al tiempo sacamos un single con Las Nubes y lo pasó en su programa de radio de la BBC6. Fue muy emocionante, mandó saludos a la tienda, a mí, a Emile, a todo el mundo”, recuerda Ale. Pero todavía faltaba lo mejor.
Un día, Ale recibió una notificación en su celular. Era un mail de Iggy Pop. “Decía que siempre le habían gustado mi estilo, mis tatuajes, cómo me corto el pelo… [risas] y me preguntaba si quería participar de uno de sus videoclips”. Así fue como Ale se convirtió en la protagonista de “Loves Missing”, uno de los cortes del último álbum de Iggy Pop, Free (2019). Nunca antes había actuado pero hizo lo que le indicó el director. Lo filmaron en la propia disquería y aunque Ale todavía no pueda creerlo, ya lo vieron más de un millón de personas en YouTube.
La historia no termina ahí. Iggy Pop volvió a contactarse con ella para hacerle otra propuesta increíble. Lo habían contratado para tocar en un lujoso evento de la marca Gucci y no tenía banda, así que pensó en Las Nubes. “Durante una noche fuimos The Stooges”, dice Ale entre risas.
Ale Campos toca en bandas desde los 15 años. Dedicó la mitad de su vida a armar proyectos, escribir canciones y alimentar esa escena independiente de Miami que la forjó. “Acá hay mucho DIY –siglas en inglés de hazlo tú mismo–. Hay bandas punk, noise, mucho metal, todo bien underground. Yo me crié en esta escena”.
Las primeras canciones de Las Nubes nacieron mucho antes, en el proyecto solista al que bautizó Smut. “Empecé a grabar canciones sola, tocando el bajo, la guitarra, la batería, cantando. Muchos de mis amigos las escucharon y me dijeron ‘che, tenés que hacer una banda para tocarlas en vivo’. Un día un amigo llegó a la tienda y nos contó que iba a traer a un grupo de Japón, Shonen Knife, y me preguntó si quería abrir el show. Yo no quería tocar sola, me parecía ridículo. Emile, la otra dueña de Sweat Records, estaba ahí y me dijo que podía tocar la batería. Así empezaron Las Nubes”, recuerda.
Por cómo suenan, Las Nubes tranquilamente podrían formar parte del catálogo del sello platense Laptra. El power trío femenino que completa la brasileña Nina Souto en bajo –y se transforma en cuarteto cuando se suma el venezolano Gabriel Duque en la segunda guitarra– tiene esa mezcla de punk, lo-fi y rock alternativo de principios de los 90 que comúnmente se resume con la etiqueta “indie”.
Que tanto el nombre de la banda como algunas de las canciones sean en español es una decisión artística y hasta política. “Siempre quise hacer canciones en español, pero me sentía un poco insegura porque no estaba tan cómoda con el idioma –reconoce Ale–. Siempre pensé que mi español era pésimo hasta que Gabriel (Duque) me dio un empujón. Quiero representar a mi cultura y es importante hacerlo ahora, en el país donde estamos y vivimos. Desafortunadamente está todo bastante racista y siento que cantar en español es una forma de protesta. Me siento muy orgullosa de hacerlo y de representar esa parte de mí, de nosotros”.
En apenas tres años de historia Las Nubes recorrieron Estados Unidos y cruzaron la frontera para tocar en México. Además editaron el LP SMVT, algunos EP y hasta un split con otra banda emergente de Miami, Palomino Blond. Todo en vinilo. “Las bandas sacan su música de manera digital en Spotify, en Bandcamp, pero a mí me gusta lo físico”, asegura Ale.
Antes del coronavirus, Ale y sus compañeras planeaban venir a tocar a la Argentina. “Siempre iba a Buenos Aires, desde chiquita. Teníamos planeado ir, pero pasó lo de la pandemia. Nuestro sueño, bueno, mi sueño es tocar en Argentina, hacer una gira por allá. Espero que esto termine pronto para poder cumplirlo”.