Cáscara de huevo y cúrcuma. La obra “viva” de una artista argentina, varada en Londres
Celebrada en Arteba, Sheila O’Connor trabaja con esculturas hechas a partir de residuos orgánicos; su producción está retenida en la aduana londinense desde hace más de un mes
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PARA LA NACIONVivian Urfeig
¿Serpientes, gusanos, tubos retorcidos, nudos o caparazones? Las esculturas de formas orgánicas de la artista cordobesa Sheila O’Connor quedaron varadas en la aduana de Londres hace más de un mes. Livianas y etéreas, están realizadas a partir de biomateriales: cáscara de huevo, cúrcuma, pinocha, yerba mate. Son esculturas que al ser elaboradas con residuos orgánicos adquieren el carácter de “obra viva”, y es justamente eso lo que detuvo su ingreso a Inglaterra.
Desde la ciudad de Córdoba, donde presenta su producción en la galería The Withe Lodge, la artista aclara: “Es obra viva en un sentido poético, se refiere a su propia transformación. Cuando la escultura se pone en contacto con la tierra y la humedad inicia un proceso de compostaje”.
O’Connor fue seleccionada junto a otros artistas de la galería para participar en el Festival de Diseño de Londres, que se realizó en septiembre. Pero las cajas perfectamente embaladas y etiquetadas con sus cinco desarrollos no pudieron llegar a la residencia del embajador Javier Figueroa. En la casona de Belgrave se alojó la muestra de los diseñadores argentinos seleccionados para la expo Argentine Creative Experience. “Ya lloré muchísimo. Es un bajón, perdí una oportunidad hermosa”, se lamenta la artista de 39 años, formada en la Escuela Superior de Bellas Artes Figueroa Alcorta.
La información que llegó a las casillas de correo de la artista y su galerista, Georgina Valdez Cristofani, es escueta: “La obra está en un limbo, sigue en revisión”, según consigna el mail enviado desde FedEx, la compañía de logística de envíos internacionales. El valor de las esculturas va de 200 a 1000 dólares, de acuerdo al tamaño y al peso que oscila entre un kilo las más chicas hasta 4 kilos las más grandes.
Obra que vuelve a la tierra
Mientras la catarata de llamados a la aduana de Londres y las gestiones con diversos organismos diplomáticos no cesan, Sheila sigue cocinando a fuego lento más objetos. Además de cáscara de huevo, utiliza sus propios restos orgánicos como borra de café e incluye en la preparación hojas de árboles, pasto y desechos de carbón.
“Me fascina la técnica que implica el uso de recursos renovables de la flora y la fauna para crear tu propio material”, señala sobre el recetario de materiales sostenibles y aglutinantes naturales, como el almidón o la gelatina. “Una vez que el material cobró forma y textura se seca y luego se lija, ya que la cáscara de huevo es muy rígida”, explica la artista que durante la pandemia trabajó como electricista a domicilio. “Todavía me siguen llamando, ahí hay un nicho”, comenta.
A la espera de un mail que libere el envío retenido, Sheila pudo disfrutar la buena repercusión de su obra en la feria Arteba. Allí expuso su coreografía de criaturas sinuosas y onduladas en el espacio de la galería The Withe Lodge, que llevó “Naturaleza del Futuro”, una selección de artistas que trabajan en un imaginario natural sustentable. “Sheila asume un compromiso enorme desde una escala pequeña. Toma materiales orgánicos de descarte del consumo humano para transformarlos en energía creadora, en obras de arte que nos enseñan cómo todo tiene un poder y una potencia de transformación. Lo que para uno es basura para otro es un tesoro”, detalla Georgina Valdez Cristofani. Y confirma que sus figuras tuvieron muy buena repercusión en la feria en la que participaron 400 artistas y 70 galerías.
En su taller de Córdoba, Sheila trabaja con moldes propios para configurar “escenas abstractas del medio natural, objetos blandos y flexibles, enjambres, caparazones de tortuga, gusanos”, enumera la galerista y curadora sobre el proyecto. Una tendencia que también se puede ver en áreas de diseño industrial donde el aporte de materiales alternativos da lugar a la creación de distintos sistemas.
Actualmente, en el Centro Cultural Recoleta se exhibe Trazos Biomateriales, que agrupa proyectos que emergen de la integración de sistemas biológicos a partir de varias transformaciones y combinaciones. Los integrantes trabajan la intersección del diseño, la ciencia y la tecnología para desarrollar materiales “biofabricados”.
Para la galerista, las piezas de Sheila son únicas: “No repite las combinaciones de materiales y crea sus propios moldes. Su obra es una receta para la sustentabilidad. Quien la compre definirá cuándo termina su vida útil: enterrándola o colocándola en agua, la figura se desvanece y el material se transforma, en árbol, en planta, en tierra fértil, en agua rica en minerales que volverán a la naturaleza de forma amigable, para cumplir el ciclo que estaban destinadas a tener”, concluye.
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