María Vázquez: la llegada de los 50, su relación con Cambiaso y el posible regreso a la televisión
La exmodelo asegura que no le preocupa el paso del tiempo y evalúa volver a la pantalla
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María Vázquez creció en una familia de cuatro hermanos, con un padre diplomático, cientos de viajes e incluso estadías largas (Nueva York fue la ciudad donde más tiempo pasó). Las vueltas del destino la llevaron, ya adulta y consagrada como modelo, a encarar una vida igual de nómade siguiendo a su marido, Adolfito Cambiaso, número uno del polo y padre de sus tres hijos [Mía, Poroto y Myla]. Lo cierto es que, entre campeonato y campeonato, María Vázquez supo adaptarse a lugares tan disímiles como Cañuelas, Palm Beach, Inglaterra o Sotogrande. Y mientras criaba a sus hijos, fue mechando su rutina campestre con concursos de baile televisivos, además de crear una línea de ropa de lino en Uruguay. De un tiempo a esta parte, se transformó en influencer casi sin buscarlo. “En mi Instagram muestro lo que me gusta, sin un objetivo estudiado. Jamás voy a transmitir o tratar de vender algo que no esté en mi ADN”, cuenta la mujer que fue mediática en los 90, pero que hoy se define como “picante puertas adentro” porque ya no tolera los escándalos.

–Hace poco adjudicaron unas frases tuyas en redes a la llegada de Pampita al mundo del polo, y te enojaste.
–Es que yo sé muy bien por dónde pasa la cosa y qué querrían obtener los medios, con los que tengo una relación impecable y que además consumo. No soy de las que dicen “no miro tele, no sé lo que pasa, no me vengan con chimentos”. Cero. Pero la verdad es la verdad. Primero, yo hago posteos todo el tiempo en mis redes y creo que agarraron una frase que puse, que me había mandado una amiga, e hicieron una conjetura errada. Segundo, no me gusta hablar de ella como de nadie. Me la puedo cruzar como sucede con tantas chicas del polo que también son modelos y que tal vez tienen un perfil más bajo. Pero yo he trabajado con Carolina y nos hemos llevado bien. Fue un invento de alguien que quiso que se generara algo.
–Llevás años sin escándalos, pero en los 90 los padeciste. ¿Cómo lograste estar en el foco del candelero sin salir dañada?
–Con educación, decretando y trabajando para no tener problemas con nadie. Obvio que no fue fácil, porque en esos tiempos te clavaban una tapa de revista y no había modo de defenderse. Yo recuerdo que rogaba que pasara la semana para que surgiera otro tema. Hoy, en cambio, uno desmiente en redes y, en el peor de los casos, te hackearon [risas]. Muchos lo hacen.
–Igual, convengamos, no debe ser fácil entrar a un medio tan cerrado como el del polo.
–Sí, a mí también me han observado bastante. Adolfito era la promesa y yo una modelo mediática. Es un medio chiquito y obviamente al principio no fue tan natural. Pero volviendo a lo otro, yo jamás haría un juicio de valor. Estoy muy enfocada en mi familia. Si hubiera querido líos los hubiera generado hace rato. Me han llamado para un montón de cosas y siempre dije que no.
–Pero sos picante. Tu entorno lo sabe.
–Pero con ellos, en un entorno de amigos. Soy divertida y siempre estoy actualizada. Cuando hago posteos picantes tiene que ver con defender algo de mis chicos o de mi marido, lo hago en defensa de los míos. Me pongo un poco en modo mujer de Di María [risas].
–¿Qué te duele que digan de vos?
–No me gustan los haters para nada. Por eso mis redes son muy zen y yo soy la reina de la buena onda. Había una época en la que inventaban crisis con Adolfito y esas cosas. Tuve guardias en mi casa, había que desmentir. Todo eso es horrible, pero por suerte me liberé. La familia está en orden, los chicos están volando aunque seguimos conviviendo mucho por el tema de la actividad común con el padre. Pero ya hay más aire. Este fin de año, por ejemplo, lo pasamos medio en modo luna de miel. Cada uno hizo la suya y está bien.
–Hace poco dijiste que te gustaría volver a la tele, ¿lo seguís pensando?
–Es que con esto de los chicos y su independencia, podría hacerlo. Obviamente siempre organizándolo con tiempo porque Adolfito aún no se retiró y hará la temporada completa de Estados Unidos, y luego de Inglaterra, donde juega con Mía, una de nuestras hijas.
–¿Qué te interesaría hacer?
–Me ofrecieron un programa, medio un magazine, con gastronomía. Estaba bueno, pero la propuesta fue muy sobre la fecha. Tal vez me enganche con algún streaming, eso me gusta. Hace poco me invitaron a Bondi dos amigos de la moda y la pasé bomba. Me divierte ese blend entre radio y televisión.
–Cumpliste 50 y lo festejaste a lo loco.
–Es que estoy lejos de los traumas por la edad. Siempre fui de agregarme años. Cuando era chica, parecía más grande. Si tenía 19 me decían que daba 22. Pero también es cierto que a esa edad te gusta que te digan eso. No sé qué pasará ahora, a partir de la barrera de los 50. Pero nunca tuve una edad que me haya molestado. Igual no se sabe: hablemos en cinco y te digo qué pienso. Lo único que repito siempre es que a los 20 no volvería ni loca. Sí me gustó mucho la década de los 35 a los 45.
–¿Qué pensás del boom de temas como menopausia, cambios, estados de ánimo y demás?
–La verdad es que prefiero otros temas. Yo tengo la bendición de haber heredado una genética muy buena. Si bien siempre entrené y me cuidé, hay algo con lo que nacés. No noto grandes cambios, pero sí entreno un poco más y no como todo lo que se me antoja como hice toda la vida. Uso más cremas, tratamientos no invasivos, láser. Soy muy agradecida porque todo eso ayuda un montón. Igual no hay que pasarse porque como todo en la vida, te pasás y sonás. Creo que cada uno sabe su límite.
–Algunas no...
–Y algunos tampoco. Porque ahora hay mucho hombre tocándose. Ciertos complejos no son exclusivos de las mujeres. Ellos tienen bastante rollo con el pelo, que se les cae. Y también se hacen cositas.
–¿Dejarías que Adolfito se haga algo?
–Ni le interesa. Él es un caso único. A los 50 está al nivel de un chico de 30, pero con esfuerzo. Entrena el doble, ya no come cualquier cosa y tiene dolores que antes no existían. Igual, a mí me gusta el hombre masculino. Los que se tocan la cara... Qué querés que te diga.

–¿Sos tuitera?
–Ya no, las peleas desquiciadas me hacen mal. Escucho noticieros y leo diarios. No soy fan de la política, pero tampoco soy una desencantada sin esperanzas. Creo en las buenas acciones de la gente. Hay que tratar de apoyar y nosotros lo hacemos. El polo atrae a un montón de gente, y a muchos de ellos les pica el bichito de invertir en el país.
–Estuvo Milei en la final de polo. ¿Lo viste?
–No, porque como Adolfito perdió enseguida me fui a casa. Él sí lo vio. Hacía como 30 años que un presidente no entregaba un premio. Calculo que fue un muy buen gesto. Me enteré de que es muy fanático de Adolfito y que tiene que ver con todo el tema de la clonación. Pero insisto, aunque soy licenciada en Ciencias Políticas, yo de política no hablo.