
Metros ganados. Cinco ideas para almacenar el vino en casa utilizando un espacio poco aprovechado
La cocina no suele ser el lugar ideal para guardar botellas; qué otras opciones hay
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Armar un cava en casa requiere de tiempo, dedicación y... espacio. Por eso, nada mejor que darle buen uso a cada rincón o lugar disponible en el hogar. La cocina suele el ambiente que todo el mundo utiliza para almacenar botellas pero no es el único y además tampoco parece ser el ideal: ahí el espacio suele ser escaso y además -dicen los expertos- no suele el más recomendable por la proximidad al calor del horno, que altera el sabor y su composición.

Entre los espacios alternativos un clásico para muchos amantes del vino es utilizar el hueco que queda debajo de la escalera (siempre que este lejos de la luz solar para mantener el vino a una temperatura fresca). Hay miles de ejemplos en redes sociales de cómo aprovechar ese hueco -algunas, incluso, parecen habitaciones-. Y muchas son verdaderas maravillas que dan clase y sofisticación al ambiente. Lo importante, en todo caso, es que logren integrarse con entorno de manera armoniosa y acompañen la decoración: si se trata de un espacio moderno, la cava deberá responder a ese patrón; lo mismo si se trata de un ambiente clásico, campestre o net o industrial.

La iluminación también puede aportar un toque especial aunque la potencia no debe superar los 25 watts para evitar el envejecimiento prematuro del vino. Si hay espacio suficiente se pueden sumar libros sobre historia, tipos de cepas y cuestiones relacionadas con el mundo vitivinícola y también un taburete para sentarse y apreciar cada botella y hacer una pequeña degustación ahí mismo. Algunos suman heladeras especiales para aquellos vinos que necesitan una menor temperatura, como pueden ser los blancos y espumantes, o vidrios templados para una mayor protección.

Pero el hueco no es el único a explorar dentro de las escaleras. Hay quienes fueron más allá y decidieron transformar los escalones en una bodega ideal para almacenar las botellas. ¿Cómo? Convirtiéndolos en cajones con capacidad para guardar muchas etiquetas. Es el caso del constructor australiano Murray Berrill, fanático del vino y enemigo de los espacios muertos dentro de las casas. En el Facebook de su empresa cuenta que cuando renovó su hogar, decidió convertir sus escaleras en una cava con capacidad para 156 botellas. Es más: cada cajón tiene un termómetro incorporado para asegurar que el vino se mantenga a la temperatura perfecta. La inversión fue de unos 3500 dólares. Pero para Berrill valió cada centavo: ahora le basta ir a la escalera, abrir un cajón y elegir el vino adecuado. Una idea innovadora, práctica y estética para aprovechar (literalmente) cada metro cuadrado.
