En un encuentro exclusivo con suscriptores del ciclo LN + Cerca Bienestar, el médico explica cómo hacerle frente a los problemas y alcanzar un estado de plenitud
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“Más de una vez me pasó de atender a un paciente que sufrió un infarto agudo de miocardio, y cuando evoluciona favorablemente, me cuenta de su vida y le consulto: ‘¿dónde estaba usted en esa agenda?’”, esta es una de las anécdotas que usa el doctor Daniel López Rossetti para abrir paso a una conversación sobre felicidad, control del estrés y la priorización del “yo” en tiempos modernos.
De estos relatos con pacientes tiene cientos; sin embargo, le sirve utilizarlos para poner en perspectiva lo que realmente importa en la vida: uno mismo. “La vivencia del momento presente es, en síntesis, lo único que tenemos asegurado”, dice el médico.
Es especialista en clínica médica y médico cardiólogo, jefe del Servicio de Medicina del Estrés del Hospital Municipal de San Isidro, profesor en la Universidad Favaloro, Maimónides y Universidad de Buenos Aires y presidente de la sección de estrés de la Federación Mundial de Salud Mental. Daniel López Rosetti fue el especialista invitado para cerrar el nuevo ciclo “LN + Cerca Bienestar”, un espacio exclusivo para suscriptores con el fin de conectar con el lado bueno de la vida, con todo aquello que hace bien y nutre el alma.
‘¿Qué es la felicidad?’ esta es una de las preguntas más frecuentes que le hacen al doctor en los hospitales y uno de las más frecuentes entre los suscriptores. “En lugar de definirla, hay que comenzar por lo que no es la felicidad: no es alegría, no es euforia, no es exaltación, no es una emoción. La felicidad es un estado de fondo”, advierte.
Respecto de esto añade que durante cientos de años los profesionales del campo de la Medicina solamente se interesaban en dos cosas: en la salud y en la enfermedad. “Ahora todo cambió, apareció un punto intermedio que es el bienestar y lo difícil de este nuevo estado es que no se logra con sustancias recetadas por un médico sino que la propia persona tiene que adquirir las herramientas que lo ayuden a alcanzarlo”, revela.
Ser feliz con tu realidad
Para el Dr. Daniel López Rosetti, la manera de alcanzar la felicidad se basa en cómo se enfrenta la propia realidad: “en Medicina lo catalogamos como ‘bienestar subjetivo percibido’, es decir, qué hago yo con esa realidad que me rodea”, dice. A continuación añade un ejemplo ilustrativo “Frente a la misma realidad de vivir en un campo de concentración nazi, Víctor Frankl logró estar mejor que otros, “ese es el desafío de la vida, no se es feliz espontáneamente sino que se elige serlo”, enfatiza.
En esta carrera por alcanzar un estado de plenitud, el profesional destaca que es clave saber diferenciar entre lo que está y lo que no está bajo tu control. Problemas ajenos relacionados con los gobiernos, con los vínculos, con la economía suelen estar fuera de nuestro control. “Me tengo que adaptar a todas estas situaciones que son externas a mí y no puedo controlar y concentrarme en las que sí están bajo mi dominio, como por ejemplo, las emociones”, sostiene el profesional.
El fenómeno de la “U” de la felicidad
En el último tiempo se instaló una teoría que sostiene que lo mejor de la vida se vive a partir de los 50 años. Precisamente, fue la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS por sus siglas en inglés) del Reino Unido la que realizó una investigación que concluyó en que la felicidad en la vida de una persona se puede ver en “forma de U”: aparecen picos de bienestar durante la etapa juvenil (18-30 años) y después de los 50, mientras que en el medio se viven los “peores años”.
“Este estudio demuestra que a medida que uno crece se decepciona. Aparecen situaciones angustiantes como pueden ser: que lo despidan del trabajo, separarse, atravesar un mal momento económico y otros factores que se asocian al prolongamiento del malestar”, revela el doctor.
Según el análisis, es recién a partir de los 50 años que la “U” alcanza su segundo pico. ¿Por qué ocurre esto? se debe a que durante este periodo las personas disfrutan de los resultados de todo lo que realizaron en los últimos 30 años de su vida y cuentan todavía -al menos a nivel general- con una buena salud física y mental como para hacerlo.
Por otro lado, informa el especialista que las endorfinas -sustancias que elabora el cuerpo que pueden aliviar el dolor y dar sensación de bienestar- pueden aumentar de manera natural, mediante hábitos, cambios en la forma de pensar y mirando la vida desde otra perspectiva. Según López Rosetti algunos hábitos simples que colaboran con su producción son: juntarse con amigos, abrazarse, tener fe, rodearse de afectos y la espiritualidad, entre otros.
“No quiero ser biologicista, pero todo lo que sentimos aparece porque una molécula ha entrado en funcionamiento en algún lugar del cerebro o del cuerpo. De la misma manera que un psicofármaco genera liberación de neurotransmisores, también producen felicidad estos hábitos o cambios que son más simples”, detalla.
¿Se puede ser feliz si se está rodeado de personas pesimistas? “No es que la negatividad sea contagiosa como fue el covid, pero tiene un grado de propagación”, aclara el doctor. Para él, no hay duda de que “las personas que no están bien, no hacen bien” y que es responsabilidad de cada persona manejar su entorno lo mejor posible. “Hay que buscar el medio ambiente o la atmósfera que te haga sentir lo mejor posible”, aconseja.
En relación con el funcionamiento de la mente, el especialista explica que aquella frase que popularmente se repite: “somos nuestras decisiones” es muy poderosa ya que no hay decisiones sin emocionalidad. López Rosetti hace énfasis en que esta cosmovisión actual es totalmente contraria a lo que se pensaba en la antigüedad. “Antes se creía que para tomar una decisión había que pensar ‘fríamente’ y controlar la emoción”, dice. Y añade: “lo cierto es que las decisiones siempre deben ir acompañadas de emociones y sentimientos porque son más estables en nuestro ser que el razonamiento; este último va variando con el tiempo y se vuelve flexible”.
Como último aprendizaje, el doctor recalca que hoy en día, la mayoría de las personas se estresan por motivos que se encuentran alejados de su realidad inminente: situaciones que no son verdaderas, hechos que tienen que ver con la fantasía/imaginación o problemas más chicos de lo que se cree. “Hay que sentarse, analizar y separar la fantasía de la realidad a la hora de justipreciar una situación que considera estresante”, concluye.
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