Esta posición pone a prueba todo el cuerpo, el equilibrio y la concentración; los beneficios y cuál es el mejor momento del día para hacerla
Relaja la mente, estira la columna y estimula el trabajo intestinal. La postura en cuclillas ofrece múltiples beneficios físicos y mentales. Se trata de una posición innata de todos los humanos, que suele ejecutarse por inercia y de forma espontánea durante la niñez, pero que se empieza a dificultar a medida que uno crece. No obstante, quienes la practican, la describen como una aliada para realizar en la vida cotidiana cada vez que se necesite encontrar un momento de calma o distender los músculos.
También apodada “malasana”, esta posición que a simple vista parece sencilla, pone a prueba todos los músculos del cuerpo, el equilibrio y la concentración. Gabriel Domecq, profesor de kundalini yoga, explica que esta postura brinda fortaleza física y conexión con la tierra: “Permite encontrar el equilibrio mental, trabajar en la expansión de la caja torácica, alinear la columna y el flujo de la respiración”, dice.
Por su parte, Alejandra Hintze, médica deportóloga y miembro de la Asociación Argentina de Médicos del Deporte, comenta que tiene que ver con una posición de descanso natural de la infancia “cuando el cuerpo todavía tiene flexibilidad y longitud”. Así, por ejemplo, es común ver a los niños pequeños jugando agachados en cuclillas. Pero lo cierto, es que también “es un excelente ejercicio para mejorar la postura y prevenir dolores musculares y de espalda en la población adulta”, comenta la especialista.
Sin embargo y pese a sus virtudes, las sociedades occidentales casi no la practican. En cambio, del otro lado del globo, en los países de Oriente, ponerse en cuclillas es común en todos los grupos etarios, incluso, cuenta Domecq, mientras realizan todo tipo de actividades diarias, desde cocinar, comer, jugar o esperar el colectivo. “Tenemos que reconocer que no es una postura tradicional de la vida de occidente por eso, hay que construirla y trabajarla de a poco”, expresa el especialista.
Domecq lo adjudica al estilo de vida que rige por estos tiempos, donde las sociedades están inmersas en una vorágine de estrés y adrenalina constante y repletas de responsabilidades y tareas a cumplir, desde familiares y laborales hasta sociales. “Pasamos incontables horas sentados frente a la computadora, en el auto y al final del día no tenemos energía. Esta situación acorta los músculos y endurece las articulaciones”, menciona Domecq. Por lo tanto, a medida que pasan los años, ponerse en cuclillas, se dificulta cada vez más.
¿Cuáles son los beneficios para la salud de ponerse en cuclillas?
Para obtener los beneficios que brinda esta postura, Domecq cuenta que hay un secreto: “Si bien el común de la gente se pone en cuclillas apoyando la punta de los pies, la posición correcta para lograr el equilibrio es con toda la planta apoyada firme sobre el suelo, los glúteos casi tocándolo y las palmas de las manos juntas a nivel del pecho”. Y advierte que en este proceso, hay que procurar mantener la columna recta y el cuello alineado sin curvarlo.
Esta práctica, tiene un correlato con la mente: “Estar a nivel del piso, te conecta con la tierra y con el presente, por lo tanto relaja el sistema nervioso”, menciona Domecq. De esta manera, “se logra liberar el estrés ya que se activa el sistema parasimpático, el encargado de apaciguar las pulsaciones, la presión arterial y la tensión de los músculos”, señala el profesor de yoga.
A nivel físico, “se trabajan las articulaciones de los tobillos, los tendones y la fuerza de los músculos de las piernas y los abdominales”, precisa Domecq. A su vez, se estira la espalda, sobre todo en la zona baja, se descomprimen las vértebras y se le permite a las caderas tener un rango mayor de movimiento. Gracias a ello, comenta el especialista, se previene el dolor corporal, se mejora la postura, se fortalece el piso de la pelvis y con el tiempo y una práctica regular, esta postura brindará flexibilidad y elasticidad.
Por su parte, para Hintze, es un excelente ejercicio para mejorar y optimizar el funcionamiento del intestino: “Cuando estamos en cuclillas, nuestros órganos se alinean y quedan en posición vertical en relación al suelo”, comenta la médica. Y agrega que por esta razón, “se alivia el estreñimiento y se optimiza el tránsito intestinal”. En el otro extremo, permanecer largas horas sentados en una silla con las piernas a 90 grados, limita el correcto funcionamiento del tramo final del tubo digestivo porque queda comprimido.
A su vez, Hintze explica que esta postura, también puede tratarse de una aliada para las mujeres embarazadas en el momento del parto: “Aunque no hay una regla universal y a cada una le sirve algo distinto, ponerse en cuclillas permite una apertura mayor de la pelvis”, revela. Además, al estar en posición vertical “la gravedad ayuda a la expulsión del bebé”, expresa la deportóloga.
Claves para ejecutar la postura de cuclillas
Parte de sus virtudes, cuentan los especialistas, es que se puede realizar en cualquier lugar, el único requisito, es que el suelo debe ser lo suficientemente plano como para no tambalearse. A la hora de ejecutar la posición correcta, hay una serie de pasos a seguir. El primero es pararse rectos con las piernas abiertas superando apenas el ancho de las caderas y con los pies levemente en “V”. Luego, quien lo prefiera, puede estirar los brazos hacía adelante y de a poco, empezar a flexionar las piernas hasta lograr tocar el piso con los glúteos, siempre procurando no curvar la espalda ni el cuello.
Una vez que se alcanzó esta posición, Domecq cuenta que la opción tradicional es mantener la postura durante unos diez segundos aproximadamente con las palmas de las manos juntas a nivel del pecho. Sin embargo, para los que se animan, el especialista sugiere agregarle una variante a través del movimiento de brazos: “Subirlos al inhalar y bajarlos al exhalar”, dice el experto y recomienda hacer una serie de diez repeticiones. Al finalizar la ronda, aconseja sentarse en el suelo con las piernas cruzadas o sobre una silla durante tres a 11 minutos para hacer un trabajo de respiración consciente “e integrar los beneficios del ejercicio a nivel físico, emocional y mental”, apunta el profesor.
A través de esta práctica, no solo se fortalecen los músculos de las piernas, el core y los brazos, sino también, “ayuda a conectarse con uno mismo, a dejar de lado los pensamientos negativos, a pensar en perspectiva y relajarse”, enumera Domecq. De todos modos, aquellos que recién se inician, “deben ser cautelosos, ir de a poco y no pretender que les salga desde el momento cero”, enfatiza Domecq y revela que una alternativa para quienes pierden el equilibrio, es aumentar la apertura de los pies. Por otro lado, a los que les cuesta mantener toda la planta del pie apoyada, el especialista sugiere colocarse algún elemento debajo de los talones, por ejemplo, alguna toalla o bloques.
Y si bien a esta postura se la puede poner en marcha en cualquier momento del día o por ejemplo, cuando se necesita encontrar un poco de calma, los especialistas aconsejan que sea de manera diaria a la mañana, después de levantarse y previo a arrancar el día para comenzar frescos. Pero también la recomiendan hacer a la noche, antes de acostarse para desprenderse de las preocupaciones, el estrés acumulado y alcanzar un descanso de calidad.
Consultados acerca de si la postura malasana tiene contraindicaciones, los especialistas comentan que, aunque es un ejercicio apto para todo público, las personas con problemas de rodillas o articulaciones tienen que tener especial precaución ya que, a través de esta flexión, se les puede intensificar la molestia.
Sin ir más lejos, relajar la mente y fortalecer los músculos es posible y más sencillo de lo que se cree. Al alcance de las manos, la postura en cuclillas es una herramienta fácil de ejecutar que asegura beneficios para potenciar la calidad de vida.
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