
La mayoría son causadas por virus, pero otras son de tipo alérgico
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La rinitis no es una enfermedad grave, pero a muchos les hace la vida imposible. Especialmente a las personas alérgicas, para quienes se transforma en un mal crónico al que, en muchos casos, hasta se terminan acostumbrando.
La rinitis es una inflamación de las vías nasales que produce, sobre todo, mucha mucosidad. En la mayoría de los casos es viral, y es normal tener que sufrirla al menos una vez al año, según estimó el especialista Mario Zernotti, profesor titular de la Universidad Católica de Córdoba y presidente del XXX Congreso Argentino de Otorrinolaringología, que comienza mañana en la ciudad de Córdoba.
Una rinitis viral dura aproximadamente entre 4 y 10 días. Para aliviar sus síntomas es común que se recurra a descongestivos nasales, frecuentemente presentados en forma de gotas. Se basan en drogas con efecto vasoconstrictor (fenilefrina, oximetazolina, xilometazolina, tramazolina) que producen un alivio rápido.
Si bien estos medicamentos no suelen presentar mayores inconvenientes cuando se usan por el tiempo que dura una breve rinitis viral, pueden ocasionar trastornos en la mucosa nasal y acostumbramiento si se los usa durante un período más prolongado. Y el problema aparece entonces cuando el paciente sufre una rinitis alérgica, que es de carácter crónico.
La rinitis alérgica
La rinitis alérgica se produce en las personas que tienen predisposición a las reacciones alérgicas. En ellas el sistema inmunológico libera mediadores químicos que disparan mecanismos inflamatorios, cuando entran en contacto con sustancias que la mayoría de las personas toleran pero ellos no.
Estas sustancias "intolerables" –los ácaros del polvo, los granos de polen, ciertos hongos microscópicos o algunos alimentos– se denominan alergenos, y los mediadores químicos que desatan el proceso alérgico, histaminas. Por eso, la primera línea de tratamiento para las personas alérgicas suelen ser los antihistamínicos.
El doctor Hugo Neffen, jefe de Medicina Respiratoria del Hospital de Niños Alassia, de la ciudad de Santa Fe, señaló que entre un 25 y un 35% de la población padece rinitis alérgica, "aunque un 77% se encuentra subdiagnosticado".
El 40% de ellos tiene también manifestaciones de asma, lo que da testimonio del común origen alérgico de ambas afecciones del aparato respiratorio, "y cerca del 80% de los asmáticos padecen rinitis alérgica", estimó Neffen.
La rinitis alérgica se diferencia de la viral en que produce una mucosidad más acuosa (rinorrea) y además produce estornudos a repetición e irritación en los ojos. Aunque tiene períodos de exacerbación y remisión a lo largo del año, puede ser que la persona tenga los síntomas constantemente y se acostumbre.
Además de los antihistamínicos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve como tratamiento de la rinitis alérgica los corticoides inhalados por vía nasal y los antileucotrienos.
Alternativas de tratamiento
En la medida de lo posible, señala el doctor Zernotti, el paciente tendrá que aprender a evitar los elementos del ambiente que le producen las reacciones alérgicas. La calidad del aire (con ambientes siempre ventilados) es un factor fundamental.
El concepto de las "vacunas" antialérgicas no es el mismo que el de la vacunación para las enfermedades infecciosas, aclaran los especialistas. Se trata de un tratamiento de desensibilización, que hace que el sistema inmunológico de la persona que las recibe se vuelva más resistente a la acción de las sustancias que le provocan rechazo.
Para eso es necesario primero un esquema de pruebas en las que se detectará cuáles son los alergenos que afectan a la persona en particular, y luego diseñar un sistema de vacunas específico para esos alergenos.
Neffen admite que, aunque está demostrado que no es la causa del problema, la inestabilidad emocional puede transformarse en el gatillo que dispare una reacción alérgica en las personas que ya tienen predisposición. Esa reacción puede canalizarse por la vía de una rinitis o por otra.
En cuanto a los antihistamínicos, los hay de primera y de segunda generación. Los de primera generación, explica Neffen, son básicamente la difenhidramina y la clorfenhidramina. Pueden producir somnolencia como efecto adverso, cosa que algunos productos comerciales intentan compensar con combinaciones de pseudoefedrina, que produce el efecto contrario.
Antihistamínicos más modernos (cetirizina, deloratadina, loratadina, fexofenadina, astemizol o ebastina) no poseerían esos efectos. "Son lo más indicado para rinitis alérgicas leves", señala Zernetti.
En cuanto a los antiinflamatorios por vía nasal a base de corticoides, los especialistas aseguraron que con estas nuevas presentaciones prácticamente desaparecen las complicaciones que eran habituales al recetar corticoides por vía sistémica (orales o inyectables), ya que se aplican directamente en la nariz y la absorción por parte del organismo es mínima, en algunos casos, apenas del 1 por ciento. Sus principios activos son los mismos que se utilizan para el tratamiento del asma (fluticasona, budesonide).
Sin embargo, dejaron en claro que los corticoides nasales no son tratamientos para aliviar una crisis momentánea sino de control y mantenimiento para evitar los síntomas en las personas alérgicas. "De hecho", señala Zernotti, "no está aconsejado su uso por menos de 3 meses".
Los especialistas en otorrinolaringología consideran que la rinitis alérgica está entre las diez causas más frecuentes por las que la gente va al médico. Puede presentarse a cualquier edad, incluso en la infancia, o aparecer por primera vez en la edad adulta.






