Los adolescentes recuerdan a sus amigos y denuncian maltratos policiales
Luego de las cuatro muertes, los jóvenes se animaron a hablar de una rutina de hostigamientos a los que eran sometidos por efectivos de la cuestionada comisaría local
SAN MIGUEL DEL MONTE.– La muerte de los tres adolescentes y un joven de 22 años durante una persecución policial en esta ciudad no solo conmovió a todos los vecinos, que ayer marcharon nuevamente para pedir justicia, sino que también abrió la puerta a un fuerte reclamo contra los efectivos locales, que hasta ahora se mantenía oculto. Los adolescentes relataron aquíhistorias de varios hostigamientos. Incluso, el hermano de Danilo Sansone expresó que tanto él como su hermano fallecido, de 13 años, habían estado arbitrariamente privados de su libertad en la comisaría. "En esta ciudad, la policía es una mafia", dijo Nicolás, al borde del llanto y abrazado a su padre. La suya no es la única historia que se escuchó aquí sobre menores maltratados por los policías.
Cuatro de los efectivos fueron procesados por los homicidios y otros cuatro están imputados por participar del encubrimiento, entre ellos, una mujer policía detenida ayer. El Ministerio de Seguridad bonaerense investigará las denuncias que siguieron al momento inicial de dolor y estupor.
Los vecinos de San Miguel del Monte recorrieron nuevamente las calles en busca de una respuesta por las muertes de cuatro jóvenes en una absurda persecución. Otra vez fue la plaza central el eje de la concentración de la angustia, del enojo. Allí irrumpieron las voces adolescentes con sus historias de maltratos policiales. Un íntimo amigo de Danilo, cuyo nombre se mantendrá en reserva como en los casos en los que se consiguió el testimonio de otros menores afectados, dijo a LA NACION: "Este era un lugar tranquilo, pero ahora cambió para siempre; cambió la plaza, cambió el respeto por la policía y cambiarán las decisiones que los padres tomen cuando sus hijos salgan a pasear".
Y agregó: "Los policías no nos respetan. Te encierran en una celda y te pegan. Eso es abuso de autoridad. Yo -sinceramente- no tengo idea de por qué nos tratan así".
No solo los chicos de esta ciudad contaron los roces que tenían con los integrantes de la comisaría local. Durante un diálogo con LA NACION, la intendenta de San Miguel del Monte, Sandra Mayol, confirmó haber recibido quejas porque los policías que llegaban como refuerzos "tenían una actitud distinta, que no era amistosa".
Para la jefa comunal, nada extraño en el comportamiento de los adolescentes perseguidos se pudo observar en las cámaras de seguridad municipales. "Está grabado el recorrido de los chicos desde la plaza hasta la laguna y ese material lo entregamos al fiscal Damonte".
Otros dos chicos, amigos de las víctimas, contaron que habían sido humillados por agentes. "Después de las marchas, cuando vuelvo a mi casa, tengo miedo de que me peguen. Acá en la plaza no tengo miedo porque estamos todos juntos. Yo quiero que los asesinos se pudran en la cárcel", dijo uno de esos adolescentes.
Su amigo agregó: "Yo fui maltratado. Y no creo ser una mala persona por hablarle con firmeza a un policía que me agrede sin motivos".
En la misma línea se expresaron tres mujeres que estaban en la plaza para manifestarse contra la violencia institucional, y aseguraron que los adolescentes de la ciudad sienten "terror" cuando son detenidos en un control.
Un temor real
Esas situaciones, que según los relatos locales parecen haber sido cotidianas, pueden tener que ver con la tragedia que enlutó a esta ciudad. Nadie sabe, ni siquiera las autoridades aún, por qué fue perseguido el Fiat 147 conducido por Carlos Suárez, al que acompañaban Camila López, Danilo Sansone, Gonzalo Domínguez y Rocío Guagliarello, la adolescente que lucha por su vida en el Hospital El Cruce, en Florencio Varela. Se afirma que Suárez ya había sido presionado a pagar una coima por no tener concretada la transferencia del vehículo. Sin embargo, ese miedo que ahora parece verbalizarse puede haber tenido algo que ver con el escape del vehículo.
Los funcionarios bonaerenses comentaron ayer que la Dirección de Asuntos Internos investigará las denuncias que empiezan a escucharse en una comunidad en la que todos se conocen.
Los abogados de las familias Sansone confirmaron a LA NACION que el padre del chico fallecido fue amenazado anteayer por dos personas con armas de fuego y que por eso fue presentada una denuncia ante autoridades judiciales.
Según el relato de los vecinos, al menos otros dos chicos fueron hostigados y amedrentados por desconocidos cuando regresaban a sus hogares luego de las marchas en las que piden transparencia en la investigación por las muertes.
En la plaza principal, docentes y padres avalaban y aplaudían la valentía de los chicos al dar testimonio de los problemas que habían enfrentado. "A mis compañeros del colegio, los policías los detienen solo porque son jóvenes", contó una adolescente, que concurrió a la marcha acompañada por su madre.
"Esta es una comunidad muy tranquila. Los jóvenes se reúnen para pasear, escuchar música y charlar. Pero el hostigamiento de la policía, que controla la zona a través de la violencia, es constante", dijo Roberto Cipriano, abogado especialista en derechos humanos de la Comisión Provincial por la Memoria y representante legal de las familias Sansone y López.
Las familias de las víctimas buscaron contacto con representantes de organizaciones de derechos humanos y volverán a marchar en la tarde de hoy para solicitar que las muertes no queden impunes.
"Lo que le pasó a los chicos que murieron en la persecución podría haberle pasado a mis hijos", dijo una madre que acompañó a su hijo a la escuela Crucero General Belgrano donde estudiaban tres de las víctimas mortales. "Hay alumnos llorando en las aulas. Todos los chicos están muy asustados, y nosotros estamos trabajando para contenerlos", comentaron en ese colegio.
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