Parricidio en Pilar: acusó a su novio y dijo que él la obligó a limpiar la escena
Karen Klein dijo que Leandro Acosta les disparó a su padre y a la madre de él; los restos del hombre siguen sin aparecer; el móvil económico, la pista principal
Karen Klein, la chica de 22 años detenida por el parricidio de Pilar junto a Leandro Acosta, ya comenzó a desplegar su estrategia para intentar desligarse del asesinato: el doble homicidio lo cometió su hermanastro y novio, y ella fue obligada por él a ayudarlo a limpiar la escena del crimen y a deshacerse de evidencias y, especialmente, de ambos cadáveres.
Hasta ayer, sólo se habían podido identificar restos de una mujer, quizá, de Miryam Kowalczuk, la madre del joven. Nada permitía constatar cuál fue el destino del cuerpo de Ricardo Klein, la otra víctima; quizás sean las cenizas que se encontraron en la casa del horror, Sarratea 2726, en Manuel Alberti.
La joven dijo a la Justicia que Acosta mató de un tiro al padre de ella cuando estaba acostado, y que hizo lo mismo con su propia madre cuando entró en la casa. Y declaró que "fue obligada bajo amenaza de muerte" a colaborar en el encubrimiento, que incluyó limpiar la casa, incinerar un colchón, descuartizar los cadáveres y esparcir los restos.
Mientras parte del cuerpo de Kowalczuk fue encontrado en unos tanques en la terraza de la propiedad, la policía de Pilar seguía buscando ayer los despojos de Klein en zonas descampadas del barrio.
Una calificada fuente judicial confió a LA NACION que el fiscal del caso, Eduardo Vaiani, tiene serias dudas sobre el rol que se atribuyó Karen Klein en el doble crimen. Dijeron que su declaración fue inconsistente y por momentos, endeble. No obstante, el relato de la joven sería compatible, en principio, con el resultado de los primeros peritajes realizados en el lugar del hecho.
El médico legista que inspeccionó el escenario del doble crimen ayer sostuvo que los restos semicalcinados hallados en el tanque en la terraza eran una pelvis, parte de una columna vertebral y cabellos que aparentaban ser de una mujer.
Fuentes de la causa indicaron a LA NACION que todavía no está científicamente comprobado que estos restos sean de Miryam Kowalczuk, aunque así lo consideran probable a partir de los primeros peritajes. Además, hoy se determinará si esos restos están en condiciones de ser sometidos a un análisis comparativo de ADN, dado el estado de carbonización.
Móvil económico
Aun cuando los dos detenidos hicieron el 9 de este mes una denuncia contra sus respectivos padres por "violencia familiar", en lo que se cree que fue un intento de tener una coartada, fuentes judiciales sospechan que el verdadero móvil es un fuerte interés de los jóvenes por las dos propiedades que el matrimonio asesinado tenía, tanto la que usaba la familia entera para vivir como la que alquilaban a una inquilina; además, había una importante suma de dinero (8000 dólares) en la casa.
"Es importante tener en cuenta el entramado familiar, que es muy complejo y podría ser fundamental para comprender el móvil: dos hermanastros que además eran pareja y otros dos hermanos mellizos, hijos del matrimonio, todos viviendo en el mismo hogar", explicaron las fuentes judiciales consultadas.
Al contrario de la primera versión que trascendió, LA NACION pudo confirmar que los mellizos, de 11 años, no estaban en la casa en el momento del crimen, sino en el colegio. Ignacio y Stefanía están, por el momento, bajo el cuidado de una asistente de menores del Servicio Zonal de Pilar.
Por orden del fiscal Vaiani, un grupo especial de la Policía Científica trabajó ayer por la tarde en la casa de la calle Sarratea 2726 para hacer pruebas de luminol en busca de rastros hemáticos (sangre) lavados, y algunos trabajos balísticos para establecer el orden de los hechos y compararlos con el relato de Karen Klein. En el mismo momento se llevó adelante además la búsqueda del cuerpo de Ricardo Klein, todavía desaparecido.
Los vínculos familiares
Un entramado familiar complicado... Así lo definen las fuentes judiciales y también los familiares y vecinos de la calle Sarratea. "Había una mala relación entre Leandro y Ricardo, que acusaba al joven de no colaborar en la casa, además de los celos por parte de Acosta hacia su padrastro por la relación que tenía con su madre", dijo a los medios Raúl Klein, uno de los hermanos de la víctima.
Ante las versiones de que Ricardo y Miryam obligaban al mellizo de 11 años a trabajar y cartonear, el hermano indicó que Ricardo "era un padre exigente, pero no violento, y sólo le pedía a Ignacio que colaborara, pero no lo obligaba a nada".
Tanto Raúl como Horacio, otro hermano de Ricardo, coinciden en que se trató de un doble homicidio premeditado y planificado, y pidieron que los homicidas declaren dónde está el cuerpo para poder velarlo y despedirse.
Del editor: cómo sigue.
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