Violó a su hijastra durante cinco años: lo condenaron a 40 años de cárcel
Entre 2002 y 2007, Lihuén fue violada sistemáticamente por su padrastro. Cuando tenía 17 años, huyó de su casa porque su madre no creía que el hombre que trajo a vivir a su casa había abusado reiteradamente de ella. Meses después, denunció al agresor sexual.
Ayer, el Tribunal Oral Criminal N° 1 de La Matanza impuso una de las mayores penas para un violador en la historia de ese departamento judicial y condenó a 40 años de prisión Oscar Ríos por los abusos contra su hijastra.
Se hacía llamar pai Oscar porque con su pareja, madre de la víctima, cobraban por adivinar el futuro a los vecinos del barrio. Imposible saber si esas pretendidas predicciones eran un don o una estafa. Tampoco se conoce si, en alguna de esas tiradas de cartas, Ríos pudo ver el futuro que lo esperaba. Lo cierto es que cuando Lihuén huyó de su casa y logró hacer la primera denuncia contra Ríos, el imputado escapó y permaneció prófugo durante casi diez años. En octubre de 2017, uno de los familiares de la chica lo vio cuando caminaba por Arrieta, la calle comercial de San Justo, y entonces el pai Oscar fue detenido por la policía.
"Todos los abusos ocurrieron desde que tuve 12 hasta mis 17 años. Me acuerdo de que les conté a mis compañeras del secundario y ellas me decían que me tenía que ir de mi casa, pero yo no tenía manera de escaparme a no ser desde la escuela, porque él no me dejaba sola un segundo. Entonces mis compañeras fueron a la Comisaría de la Mujer e hicieron la denuncia. En ese momento intervino una asistente social y me fui desde la escuela", relató la víctima en el juicio oral que terminó ayer.
Aunque actualmente tiene 29 años, la identidad de Lihuén se mantiene en reserva debido a que fue víctima de una agresión sexual y a que era menor cuando sufrió los ataques.
Luego de escuchar el relato de la víctima, los jueces Andrea Schiebeler, Alfredo Drocchi y Matías Rouco consideraron a Ríos responsable de "abuso sexual agravado por haber sido cometido contra una menor de 18 años, aprovechando la situación de convivencia preexistente con la misma, en concurso con promoción de la corrupción de menores".
Durante el juicio, la acusación estuvo a cargo del fiscal Daniel Sueiro, quien solicitó que Ríos sea condenado a 50 años de prisión, la máxima pena contemplada por la ley argentina.
Al fundar la sentencia de 40 años de cárcel contra el pai Oscar, los magistrados tuvieron en cuenta el informe de las psicólogas y psiquiatras que revisaron a la víctima.
"Se trata de un relato coherente, con lógica interna en sus partes. No es demasiado estructurado y presenta detalles. Los hechos están contextualizados parcialmente respecto del tiempo y espacio y se corresponden con la dificultad de precisar situaciones que habrían ocurrido durante un largo período de tiempo. La joven describió un vínculo de sometimiento, temor y asco", expresó una de las peritos en el juicio.
Durante el debate quedó expuesta la extrema violencia intrafamiliar que favoreció los abusos sufridos por la víctima.
Mirta, la madre de Lihuén, se ganaba la vida como tarotista en el barrio. Tenía tres hijos de dos parejas distintas. La mayor de sus hijas abandonó la casa porque su padre había abusado de ella siendo menor. A raíz de esa denuncia, el padre biológico de la joven fue detenido.
Con su esposo y padre de su hija mayor preso, Mirta comenzó una relación con Ríos, quien aprovechó que la mujer era tarotista para hacerse llamar pai Oscar.
Poco tiempo después de instalarse en la casa de Mirta, Ríos comenzó a abusar de su hijastra que, por entonces, tenía 12 años. Según relató Lihuén en el juicio, las violaciones se repitieron durante cinco años. En 2007 decidió huir de su casa y de su agresor.
"Estuve tres días en un centro de menores y después me mandaron a un hogar de monjas en San Isidro, donde permanecí alrededor de tres meses hasta que pude ir a vivir con mi hermana. De todos modos, siempre viví encerrada porque tenía pánico de salir, pensaba que en cualquier momento Oscar iba a aparecer", manifestó la víctima ante los jueces.
Otro de los fundamentos que tuvieron en cuenta los jueces para aplicar la pena de 40 años de prisión contra el violador fue el daño psicológico y físico permanente que le causó a la víctima.
En 2017, cuando Ríos fue detenido y Lihuén fue convocada a una nueva audiencia testimonial, sufrió otra severa crisis emocional.
"Recién pude vivir más tranquila cuando lo detuvieron. Posteriormente me crucé con Oscar una vez, el año pasado, durante una audiencia, y me agarró pánico. Es que fueron muchos años de amenazas de que me iba a matar, o matar a mi mamá, o hacerle daño a mi familia, y lo creo capaz de hacer cualquier cosa", expresó Lihuén durante el debate.
Debido a las constantes agresiones la víctima nunca pudo tener una vida sexual normal.
"Siempre tuve problemas porque se me aparecía la cara de Oscar, y todo me hacía recordar cuando él abusaba de mí", concluyó la víctima.
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