Exporta el país tecnología nuclear
La empresa Invap fabricará un reactor para Australia, que será destinado a uso medicinal; cuesta US$ 180.000.000
En un avance sin precedentes para el campo científico y técnico, la Argentina obtuvo la licitación para la construcción de un reactor nuclear de uso pacífico en Australia, por valor de 180 millones de dólares, al ganar el concurso en el que también se presentaron grandes empresas de Alemania, los Estados Unidos, Canadá y Francia.
No sólo se trata de una exportación de tecnología millonaria sino que el contratista es una nación del Primer Mundo como Australia.
La licitación ganada por la empresa estatal Investigaciones Aplicadas Sociedad del Estado (Invap), formada por la Comisión Nacional de Energía Atómica y la provincia de Río Negro, prevé una inversión de un millón doscientas mil horas hombre en un proyecto que demandará no menos de cinco años y medio para la construcción del reactor.
Los integrantes del Gobierno se mostraron eufóricos al conocerse la información de la exportación millonaria.
Desde que llegó a la Casa Rosada, el presidente Fernando de la Rúa se esmeró en expresar su alegría por el logro del Invap. El jefe de Estado ingresó por la mañana en el Salón de los Bustos con los brazos en alto y los pulgares extendidos.
El mandatario comunicó la novedad que el secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Dante Caputo, le había anticipado telefónicamente la noche anterior.
El trabajo encargado a la empresa rionegrina será el principal emprendimiento en curso encarado por Australia en el área nuclear desde hace décadas.
Se trata de un reactor nuclear de investigación y producción de radioisótopos de uso médico e industrial, que reemplazará a un equipo similar que desde 1958 funciona en Lucas Heights, una localidad a 35 kilómetros de la ciudad de Sydney.
Un millón doscientas mil horas hombre propias serán invertidas en su desarrollo durante cinco años y medio, a partir de julio próximo, luego de cumplir con el diseño, la construcción y su puesta en marcha.
En el Gobierno nadie ocultó ayer la alegría que causó la noticia: "Es la mayor exportación unitaria que produjo la Argentina", aseguró Caputo por la noche, cuando el Presidente había convocado a la prensa a uno de los tres despachos que utiliza habitualmente para sus reuniones.
En la larga mesa se habían sentado, junto a De la Rúa, el gobernador de Río Negro, Pablo Verani; el presidente y el gerente general del Invap, Leonardo de Ferrariis y Héctor Otheguy, respectivamente; Dante Caputo; el presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Aldo Ferrer, y la embajadora de Australia en la Argentina, Martine Letts.
La funcionaria aprovechó la oportunidad para invitar al presidente argentino a visitar su país. "Este negocio que hicimos con la Argentina representa un cambio cualitativo en las relaciones entre ambos países", había dicho. "Hasta ahora tenemos bastantes inversiones en este país, pero muy poco intercambio comercial; es la primera inversión importantísima de muy alto nivel de la Argentina hacia Australia", dijo.
El Presidente destacó la significación del uso pacífico de la energía atómica para "mejorar la calidad de vida" del planeta y destacó el triunfo de la empresa argentina: "Hemos ganado compitiendo con las primeras empresas más desarrolladas del mundo, y esto habla del desarrollo y la capacidad tecnológica de los argentinos, que nos coloca entre los países de vanguardia en materia de tecnología de punta", enfatizó.
De la Rúa aprovechó la oportunidad del anuncio para comentar que su gobierno está convocando a los jóvenes argentinos que emigraron a otros países para que vuelvan porque "es necesario que a los investigadores se les dé la oportunidad de seguir desarrollando su vocación".
La oferta del Invap había resultado preseleccionada junto con tres grandes empresas de Alemania, Canadá y Francia. Para ello, Invap encabezará un consorcio con un grupo de empresas australianas: John Holland, una de las constructoras más grandes del país; Cox-Richardson, un famoso estudio de arquitectura, Connel-Wagner, una de las principales empresas de ingeniería, y Ralph Lee, la empresa más importante de Australia en montajes eléctricos y de instrumentación.
La obra civil constará de 12.000 metros cuadrados de superficie cubierta, en cuatro edificios que albergarán un reactor nuclear de tipo "pileta", con un núcleo de uranio enriquecido al 20 por ciento.
En la construcción y operación del proyecto se garantizará el cumplimiento de todas las regulaciones y estándares de seguridad, protección del medio ambiente y calidad.
"El diseño del reactor estará basado en el concepto de defensa en profundidad, que satisface los objetivos de seguridad por medio de varias barreras de contención y sistemas de seguridad", explicó el fisico químico Tomás Buch, asesor del directorio en relaciones institucionales.
Los objetivos del contratista, la Australian Nuclear Science and Techonology Organization (Ansto), apuntan tanto al campo de la salud como la docencia y la industria.
Se pretende "garantizar un suministro continuo de productos radio-farmacéuticos para el diagnóstico y técnicas terapéuticas para la comunidad médica australiana por los próximos 40 a 50 años". Además, se creará un centro de investigación mediante técnicas de neutrones que cubra las necesidades científicas y funcione como centro regional de excelencia científica. Y paralelamente constituirá un centro de investigación y docencia para los estudiantes australianos de ciencia e ingeniería.
El reactor suministrará también radioisótopos para usos industriales, servicios de análisis de materiales por técnicas de activación neutrónica y servicios de irradiación de materiales para la agricultura y la industria.
Los estudios con neutrones son aplicados al estudio de las propiedades de los minerales y sus yacimientos, el procesamiento de residuos, la estructura de materiales y la inspección de soldaduras en infinidad de campos industriales. También son aplicables a la investigación en biotecnología y al control de plagas agrícolas.
Los radioisótopos son utilizados para realizar estudios de polución en ambientes marinos y lacustres. Con ellos se puede estudiar la evolución de fenómenos de erosión y sedimentación en litorales.
Un amante de la ópera, a cargo del proyecto
Juan José Gil Gerbino es el hombre de los reactores nucleares. Físico, egresado de la UBA en 1970, trabajó en todos los proyectos en los que la Argentina exportó tecnología atómica. "Desde Perú, en 1978, hasta Egipto, el año último, y ahora Australia", afirmó en diálogo telefónico con La Nación .
Casado con Silvia Cederbaum, profesora de matemática en la UBA y el ITBA, no tiene hijos, pero sí la "fortuna" de que una sobrina, Marina, estudiante de canto lírico, viva con ellos. Es amante de la ópera. Disfruta de la música cuando su mujer toca el piano y su sobrina canta.
"Reparto mi tiempo entre San Telmo, donde vivo, Bariloche, donde está el Invap, y el resto del mundo. Gracias a eso somos conocidos", afirmó Gil Gerbino, que en 22 años viajó prácticamente por todo el globo.
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