Falleció el obispo Farrell
El obispo coadjutor de Quilmes, monseñor Gerardo Tomás Farrell, uno de los más profundos conocedores de la doctrina social de la Iglesia, murió ayer a la madrugada, a los 69 años, tras sobrellevar con entereza una larga enfermedad.
En los últimos tiempos, monseñor Farrell integraba la Comisión Episcopal de la Pastoral Social, a cargo del cardenal Raúl Primatesta, y por su condición de obispo coadjutor le tocaba suceder a monseñor Jorge Novak, cuando éste se retirara de la diócesis de Quilmes.
Teólogo e infatigable estudioso de la doctrina social, es fácil encontrar la honda huella de su capacidad de análisis y de su prosa eclesial en la mayor parte de los documentos de significación de la jerarquía católica argentina de los últimos 40 años. Nacido en Morón el 18 de octubre de 1930, fue ordenado sacerdote a los 30 años. Durante su ministerio, se dedicó activamente a trabajar en la organización de la pastoral social de la diócesis de Morón. Por años, los laicos, sacerdotes y obispos tuvieron en él a un consejero lúcido, a un hombre de fe que supo armonizar su sólida formación intelectual -estudió filosofía, teología, sociología y ciencias económicas- con una fina sensibilidad pastoral.
Monseñor Farrell fue parte protagónica de un recordado grupo que trabajó y orientó la aplicación del hondo cambio suscitado por el Concilio Vaticano II. Con Lucio Gera, su entrañable amigo, uno de los más respetados teólogos argentinos, y otros expertos, asesoró a la Comisión Episcopal de Pastoral (Coepal), que integraron, entre otros, obispos de la talla de Manuel Marengo, Enrique Angelelli, Juan José Iriarte y Vicente Zazpe.
Fue, también, uno de los principales asesores que llevaron los obispos argentinos al Sínodo de América, que se celebró en Roma en noviembre de 1997.
Trabajó junto a monseñor Justo Laguna en la diócesis de Morón hasta que fue elegido obispo coadjutor de Quilmes, hace sólo tres años.
Como pensador y hombre de la Iglesia, supo cultivar el diálogo con la cultura contemporánea y, a la vez, ser guía y consejero de los sacerdotes más jóvenes, como también orientar e impulsar a los laicos que se comprometían en la acción social o política a asumir sus propias responsabilidades.
Los restos de monseñor Farrell son velados en la catedral de Quilmes, (Mitre y Rivadavia de esa ciudad bonaerense) donde hoy, a las 16, se celebrará la misa exequial.