Faltan otras dos piezas en el Museo Histórico
El reloj de oro del general Manuel Belgrano no es lo único que falta en el Museo Histórico Nacional. Fuentes de la investigación informaron a LA NACION que, además de la reliquia del prócer argentino, desaparecieron dos piezas más: la pintura Campamento del gobernador Matorras, en el Chaco, de 1774, atribuida a Tomás Cabrera, y un alfil de un juego de ajedrez, cuyo dueño original no fue especificado por la fuente.
Por este motivo, entre otras irregularidades, el director del centenario museo porteño, José Antonio Pérez Gollán, fue citado ayer a prestar declaración indagatoria, acusado de cometer el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público en la causa judicial en la que se investiga el robo del reloj de Belgrano.
Según fuentes de la investigación, el óleo, que representa la escena de las paces entre el cacique mocoví Paykín y el gobernador de Tucumán Gerónimo Matorras, en su campamento de Lacangayé, no está en el museo y tampoco se encontró el acta que informe si fue prestado a algún otro establecimiento, pues no se descarta esa hipótesis. En tanto, el alfil se estima que fue robado.
La resolución fue firmada en las últimas horas de ayer por el juez federal subrogante Octavio Aráoz de Lamadrid. La audiencia con Pérez Gollán se fijó para el 22 del mes próximo, a las 11.
En la resolución, a la que tuvo acceso LA NACION, el juez sostuvo que se comprobó que el sistema de cámaras de seguridad del museo no sólo es precario, obsoleto e ineficiente, sino que fue manipulado en el caso del robo del reloj, con el fin de evitar captar el lugar donde estaba colocado. También se corroboró que durante largos períodos no se había registrado ninguna imagen.
El juez tomó la decisión después de comprobar que Pérez Gollán había dejado descubierta y desprotegida la vitrina forzada, pese a los informes del personal del centenario museo que le habían advertido sobre dicha situación.
Fuentes de la investigación también confiaron que una vez que el personal del museo notificó a Pérez Gollán del robo, éste omitió adoptar las mínimas medidas de seguridad y mantuvo el libre acceso del público a la sala Independencia, lo que generó la pérdida de elementos probatorios que hubiesen acelerado la investigación, sostuvieron los voceros.
Ante los sucesos en el Museo Histórico Nacional ocurridos el 10 de este mes, el director de esa dependencia, Pérez Gollán, puso a disposición del secretario de Cultura, José Nun, su renuncia. En esa oportunidad, Nun lo ratificó en su cargo y le manifestó su confianza, postura que no se ha modificado por las imputaciones de la Justicia. Consultado por LA NACION, el director nacional de Patrimonio y Museos, Américo Castilla, aclaró que la Secretaría de Cultura "ratifica en su cargo a Pérez Gollán y dejará actuar a la Justicia para que las cosas se aclaren". En tanto, Pérez Gollán se excuso de hacer declaraciones. Sólo dijo que de ahora en más lo hará ante la Justicia.
Encubrimiento
Uno de los puntos centrales de la resolución está basado en las cuatro horas que demoró el director del establecimiento en hacer la denuncia del robo del reloj en la comisaría 14a. Se cree que, durante ese tiempo, se pudo haber manipulado el videocasete, que sólo fue entregado cuatro días después del hecho. Por este motivo, además de la sospecha por incumplimiento de los deberes de funcionario público, el juez estaría evaluando acusar a Pérez Gollán de encubrimiento.
Según el dictamen de Aráoz de Lamadrid, se ha comprobado la existencia de numerosas piezas sin inventariar, lo que "atenta contra la debida protección del museo y, por ende, del Estado Nacional".
Además -dice el fallo-, de la documentación aportada por la Secretaría de Cultura de la Nación, se desprende que sobre las 40.000 piezas que hay en el Museo Histórico Nacional, sólo algo más de 16.000 están registradas.
Por estas irregularidades, el juez Aráoz de Lamadrid ordenó hace 17 días la clausura del Museo Histórico Nacional para, de esa manera, evitar el riesgo de nuevos robos de obras valiosas.
El reloj, pieza de un inmenso valor histórico, Belgrano lo obtuvo de parte del rey Jorge III en un viaje a Inglaterra, en 1815. En el lecho de su muerte, cinco años después, se desprendió de aquél para pagar una deuda que mantenía con su médico personal. Su aprecio por la reliquia no radicaba en las circunstancias extraordinarias en las que lo había obtenido. Mucho menos en el valor económico. Era conocido el desinterés del creador de la Bandera por los bienes materiales.
Más bien, era la efigie del general francés Lafayette, un hombre al que Belgrano admiraba por su compromiso con la independencia de las naciones -participó junto a George Washington del proceso de emancipación de los Estados Unidos-, lo que le encantaba de ese reloj. Todo un símbolo de los valores que perseguía, precisamente en su viaje a Inglaterra.
Como informó LA NACION el 8 del actual, el reloj pasó a integrar la nómina de los 1980 bienes culturales robados en la Argentina, que son buscados por el Departamento Interpol de la Policía Federal, según la página de Internet www.interpol.gov.ar
De ese número, unas 400 piezas -alrededor del 20 por ciento del total- fueron sustraídas de museos y de establecimientos oficiales, dijo una fuente de la Policía Federal.
La Secretaría de Cultura había anunciado el pago de una recompensa de 20.000 pesos para quien aportara información fehaciente que posibilitara su recuperación.
El incentivo responde al valor que representa el reloj para el acervo nacional.
A tal efecto, dicha Secretaría dispuso una línea telefónica (4346-5752) para aquellos que puedan ofrecer datos seguros.