Incertidumbre y ansiedad social, el caldo de cultivo de la desinformación
Los especialistas advierten sobre los riesgos de tomar decisiones equivocadas en tiempos de pandemia
Cerrá los ojos y sentí la incertidumbre, hacé las paces con ella, dejate llevar. Hemos perdido nuestra ilusión de certeza. Nunca la tuvimos. Puede ser muy inquietante o sorprendentemente liberador. Este pequeño virus de 125 nanómetros ha llevado al mundo entero al caos. Todos nuestros planes están en el aire, los mercados se están volviendo locos, países enteros se están cerrando y no tenemos idea de lo que depara el futuro. Abrazá tu desorientación. Porque en toda la confusión hay una cosa que sabés con certeza. Estás en las manos de Dios", dice un mensaje que llega por WhatsApp. ¿Quién lo envía? Un rabino. Tzvi Grunblatt, líder del movimiento Jabad Lubavitch en la Argentina.
Dice que se lo mandó un amigo, el rabino Moss, que vive en Australia y que él decidió traducirlo y reenviárselo a sus fieles mientras los llama y les escribe mensajes para llevarles paz y tranquilidad, en medio de una sensación de ansiedad social que se extiende más rápido que la epidemia.
"Estamos tomando todas las medidas; a los que vinieron del exterior les pedimos que no vengan a los templos por 14 días. También estamos tratando de bajar la acumulación de gente en los templos, porque la preservación de la vida viene antes que todo en la ley judía, pero queremos llevar tranquilidad y un mensaje de responsabilidad a la gente", explica Grunblatt.
"Tomemos todas las precauciones. Mantengamos la calma. El pánico y el miedo también son contagiosos", dice el rabino.
Al igual que los líderes religiosos, los psicólogos y especialistas intentan llevar calma a la población para evitar que las medidas disparen la fobia social. "Esta es la pandemia de la angustia. Las enfermedades, las llamadas pestes, logran hacernos sentir la mentada fragilidad, evocan con intensidad esa condición humana. Pero el terror que cunde y paraliza no hace más que revelar algo que no tiene que ver con el coronavirus, sino con los miedos originados en el ser humano. He ahí el despliegue posible para otros modos de defensa más peligrosos que cualquier virus: la estigmatización, el repudio al portador y, lo peor, la abolición de la solidaridad", dice Jorge Catelli, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y docente de la UBA. "El miedo es el virus más grave que puede afectar a los seres humanos, que nos devuelve a nuestro estado de indefensión inicial, nos recuerda nuestra dependencia del otro", explica el especialista.
Elsa Wolfberg, vicepresidenta del capítulo de Psiquiatría Preventiva de la Asociación de Psiquiatras Argentinos, considera que no hay que "catastrofizar ni minimizar el impacto del coronavirus".
"Por el contrario, hay que informar y promover un manejo de las emociones que la información nos despierta. Si seguimos las pautas de cuidado que nos transmiten las autoridades, podemos sentirnos seguros. Además, tenemos que dimensionar la información. Sabemos que este es un virus muy contagioso, pero no es tan mortífero como otros. Entonces, deberíamos enfocarnos en la parte que nos toca: en ocuparnos de los cuidados de higiene y contacto y no sumirnos en la angustia de las decisiones que no dependen de nosotros, como la suspensión de clases", apunta.
Los especialistas explican que el coronavirus vino a agitar uno de los miedos más universales y más difíciles de tolerar: la incertidumbre.
"No lo toleramos. Por eso es importante bajar la incertidumbre y avanzar sobre las certidumbres que tenemos. Pensemos en tomar decisiones responsables con nosotros y con los demás. Pensemos que no es por tiempo indeterminado. La suspensión de actividades colectivas y actividades cotidianas será por un tiempo muy acotado. Y la vida ya volverá a sus carriles normales", apunta Wolfberg.
"El miedo es necesario porque nos lleva a tomar recaudos, como cubrirnos al estornudar o lavarnos las manos. Pero más allá de eso, no tiene sentido", agrega.
"En un mundo hiperconectado y con sobredosis de información, hay mensajes que pueden generar confusión, angustia e incertidumbre. Es preciso pasar por alto las informaciones no chequeadas que circulan y recibir solo las recomendaciones de los organismos científicos. El miedo paraliza, el caos confunde, la incertidumbre provoca ansiedad y angustia, la información calma y la solidaridad tranquiliza", apunta José Abadi, director de la licenciatura en Psicología de la Fundación UADE.
Pablo Chen es presidente de la Buddha’s Light International Association (BLIA) en el país. "Cuidarse a uno es cuidar a los demás", escribe en un mensaje que envía a los asistentes al templo de la avenida Cramer. Es para avisar que a partir de ayer se suspendieron las actividades. "Les pedimos a los fieles que se queden en casa, y que recen por todos", dice Chen. "Las clases del templo van a estar todas suspendidas hasta nuevo aviso. El culto de los domingos también estará cerrado. Únicamente transmitiremos online. Vía internet, para todos aquellos que quieran buscar la paz a través de rezos y meditaciones", detalla Chen. "Tenemos que cuidarnos entre todos", dice el líder budista.