Klappenbach: "La psicología no sólo está para resolver los problemas de la clase media"

"La primera vez que fui a un congreso de la Sociedad Interamericana de Psicología (SIP), en 1989, planteaban todo distinto de lo que había estudiado durante mi formación: el mundo decía otra cosa de lo que se hablaba en la Argentina", confiesa Hugo Klappenbach, presidente desde julio pasado de esa sociedad, con 10.000 socios en todo el continente. A partir de ese primer encuentro, el historiador de psicología cuenta que dejó de hacer grupos de estudio sobre Freud y se planteó un objetivo: "Voy a tratar de responder por qué somos como somos".

Klappenbach, que es además profesor de la Universidad de San Luis e investigador del Conicet, reflexiona sobre el rol de la psicología en el país: "Asistimos a un momento histórico en el que la psicología está en condiciones de aportar en los intentos de resolver muchos de los problemas que hoy afectan a nuestras sociedades. Sin embargo, en la Argentina hay una hipertrofia de la clínica, es decir que actuamos como si la psicología fuese sólo la atención de pacientes".

Frente a este diagnóstico propone: "Tenemos que considerar los aportes de todas las ramas de nuestra ciencia. La psicología no es solamente clínica, y tampoco está únicamente destinada a resolver problemas de personas de clase media que sufrimos porque tenemos un inconveniente personal determinado, sino que está para contribuir a resolver problemas importantes y serios de la comunidad en general. La aplicación de la psicología en distintos lugares del mundo es muy amplia y variada".

El especialista cita, por ejemplo, los casos de Estados Unidos, donde hay investigaciones en fenómenos grupales o vinculados a la reinserción de los soldados después de la guerra, y de países de América Central, que trabajan sobre la migración infantil.

Desde aquel primer contacto con el discurso "psi" internacional, Klappenbach recorrió un ecléctico trayecto que incluyó la publicación de múltiples artículos científicos y libros que indagaron en lo que se conoce como "dogmatismo monoteórico", que distingue a la psicología argentina del resto. Para él, esto es "creer que el fundamento de la psicología es el psicoanálisis". Y añade: "Uno de los límites que tienen algunos psicoanalistas es creer que la única teoría del sujeto es la psicoanalítica. Y esto no es así". Sin embargo, aclara: "No soy antipsicoanalítico y tuve formación en psicoanálisis. Incluso puedo coincidir con los psicoanalistas en que esta idea local tan arraigada de que el psicoanálisis no está en ningún lugar del mundo no es verdadera. Pero lo que claramente no hay en ningún lugar del mundo es que todo, desde la psicología general hasta la del desarrollo, tenga fundamento psicoanalítico".

Klappenbach aclara enseguida: "No censuro, pero coincido con el planteo de la Federación Europea de Asociaciones de Psicología que sostiene que un psicólogo que trabaja en clínica tiene que conocer los rudimentos de lo que ellos llaman los cuatro grandes abordajes psicoerapéuticos: conductual, cognitiva, psicoanálisis y psicoterapia humanista centrada en la persona. Cada terapeuta tiene total derecho y libertad para aplicar el modelo que considere mejor, pero tiene que tener en cuenta esos rudimentos porque hay estudios de evidencia empírica que demuestran que algunas patologías se solucionan mejor con un abordaje que con otros".

Dos son los criterios que, entiende, deberían guiar la práctica de los psicólogos: "Si un psicoterapeuta es honesto, tiene que decirle a un paciente, por ejemplo: «Yo me dedico a la terapia cognitiva conductual y para lo que lo que consulta tal otro enfoque da mejores resultados». En la Argentina no solemos aplicar esto".

Su propuesta desde la presidencia de la SIP es de apertura. "Conocer lo otro nos hace ver que las cosas no son como creímos, y eso es bueno. Esto no quiere decir que después todos vayan a transitar lo otro, pero en la medida en que lo conozcamos nos hace repensar y fundamentar mejor lo que hacemos".