La actividad del Sol incide en el caudal del Paraná
Lo sugieren estudios de investigadores argentinos que se publicaron en Physical Review Letters
LA NACIONEl Sol, como toda estrella, tiene su temperamento, con períodos más calmos y otros turbulentos en los que esa esfera ardiente embravecida muestra en su superficie pequeñas regiones negras o manchas, variables según los años. Cuando el astro rey desborda de actividad y alcanza sus picos máximos, no solo se hace sentir con tormentas solares espectaculares, sino que coincide con copiosas lluvias en Sudamérica, lo cual aumenta el caudal de ríos como el Paraná, entre otros, según estudios de científicos argentinos que se dieron a conocer en www.nexciencias.exactas.uba.ar.
"Encontramos que las décadas en las cuales la actividad solar es más grande corresponde a las décadas de mayor caudal del Paraná", observa Pablo Mauas, director del Grupo de Física Estelar, Exoplanetas y Astrobiología del Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE), luego de estudiar los datos que registran, desde 1904, las subidas y bajadas de esta cuenca gigantesca que se extiende desde San Pablo, en Brasil, hasta Buenos Aires, y de compararlas con los registros de manchas solares, de las cuales se viene tomando nota desde la época del inventor del telescopio, Galileo Galilei.
Once años es el ciclo solar promedio, aunque a veces puede durar 9 o 13 años. Más allá de estas variaciones, en el mismo ciclo hay cambios en el número de manchas, épocas en las que se acumulan más, menos o ninguna, y se las conoce como máximos o mínimos de actividad solar.
"Actualmente, el ciclo que comenzó en 2009 y tuvo su pico máximo a mediados de 2014, viene bajando su actividad. Vamos yendo a un mínimo que probablemente sea en 2019", describe.
Estas características dan pistas de un horizonte futuro. "Como estamos en ciclos débiles de actividad solar es probable que tengamos menos problemas con las inundaciones", anticipa.
La historia reciente desborda en crecidas devastadoras del Paraná. "En la última inundación, ocurrida en 1997, 180.000 kilómetros cuadrados de superficie fueron cubiertos por agua, 125.000 personas debieron ser evacuadas, y 25 murieron. Juntas, las tres principales inundaciones del siglo XX causaron pérdidas por 5000 millones de dólares", destaca Mauas junto con Andrea Buccino, astrónoma del Conicet, y Eduardo Flamenco, hidrólogo del INTA, en Physical Review Letters.
Además, los registros muestran que un conocido evento climático aportó lo suyo. "Todos sabemos que cuando ocurre el fenómeno climático de El Niño llueve más y, por ende, aumenta el caudal de los ríos. Las inundaciones más grandes del siglo XX corresponden a un Niño fuerte y coinciden con períodos donde la actividad solar era particularmente intensa", subraya, e insiste en ejemplificar: "Cuando la actividad solar es grande, y se le suma un Niño fuerte, hay que prepararse para inundaciones devastadoras".
Otros estudios dan cuenta de que, cuando se toman registros de períodos de tiempo más prolongados en el pasado, la relación de más actividad solar con mayor cantidad de precipitaciones se mantiene vigente. Desde el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales, del Conicet, los investigadores recibieron información clave de dos siglos atrás. "Datos de anillos de árboles que guardan el registro de las precipitaciones de los últimos 200 años confirman que la mayor actividad solar coincide con mayores lluvias", concluye.
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