La empatía, el mejor antivirus conocido en tiempos de pandemia
Hacia 1996, un científico italiano, Giacomo Rizzolati, descubrió la existencia y significado de las denominadas neuronas espejo, ubicadas en la cisura prefrontal del cerebro. Tales neuronas, en su postulado, serían la base del comportamiento animal que conocemos como empatía, es decir, la capacidad de ponernos en lugar del otro y, así, reflexionar sobre las consecuencias de nuestros actos. Precisamente, en las investigaciones contemporáneas en el área de la Psiquiatría Forense sobre la psicocriminogénesis se vincula la falta de empatía de un criminal con la capacidad que tiene de ser autor de crímenes tan horrendos como innecesarios; esto estaría dado por la ausencia de dichas neuronas en su cerebro, presentes en la mayoría de los demás humanos.
¿Por qué necesitamos la empatía ahora, más que nunca? Los ejemplos abundan, pero tomemos a Italia y a Alemania, dos casi vecinos europeos. La diferencia de actitud sanitaria de sus ciudadanos frente a la pandemia ha sido muy diferente, y los números de afectados y fallecidos salta a la vista, estando tan próximos.
¿Qué ha pasado en la Argentina, con recientes incidentes en Chaco, Santiago del Estero y Santa Fe, en un transporte fluvial desde Uruguay, y en tantos otros casos? Bueno, un análisis diría que nos falta empatía a los ciudadanos, y que sobra negación. Una nefasta combinación, sin duda, que lo único que provocará será un impacto sanitario sin precedentes, un impacto que estamos a tiempo de evitar con la sencilla implementación de las normas ya conocidas por todos y repetidas incesantemente en todos los medios de comunicación.
Una empatía preventiva, una empatía que supere el clásico individualismo, una empatía que deje de lado al clásico "vivo criollo", pero que nos permita, irónicamente, seguir estando así, vivos.
Nada ocurre por casualidad: la Historia está plagada de causalidades, muchas de las cuales no llegamos a divisar con claridad. Pero tomando como referencia un conocido ideograma chino con el que se denomina la palabra crisis, veremos que consta de dos palabras unidas: peligro y oportunidad. Muy claro: tenemos el peligro delante de nuestras narices, pero esta es una oportunidad para salir mejores, fortalecidos y resilientes. Y solamente lo lograremos si como sociedad podemos ser empáticos con el que tenemos al lado.
(el autor es médico psiquiatra y profesor universitario)
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