En las principales ciudades, los hinchas celebran la victoria del equipo de Lionel Scaloni
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Tras el triunfo de la selección ante Croacia que clasificó a la Argentina para la final del Mundial, que se jugará el domingo próximo, los hinchas tomaron las calles y los principales íconos de diferentes ciudades del país. Así, en la Capital, se vieron los vagones de subte abarrotados de simpatizantes con rumbo al Obelisco, donde como todos las victorias del equipo albiceleste es el protagonista de los festejos.
“Vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano de Leo Messi toda la vuelta vamos a dar”, cantaban los hinchas adentro de los vagones de la línea D del subte.
Parlantes desde los que salía la canción de La Mosca reversionada (“Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar”), grupos de amigos con la camiseta argentina, y gritos de gargantas ardientes, agotadas de tanto alentar desde aquel primer partido contra Arabia Saudita, fueron algunas de las postales que se vieron en los vagones.
Dentro del subte, los cientos de cantos se mezclaron entre sí y formaron una melodía inentendible. Por momentos, solo se podía distinguir una cosa: la felicidad de los argentinos por la selección de Lionel Messi.
Por unos minutos que parecieron horas, los vagones, atiborrados de personas, no pudieron sumar más hinchas en la estación Pueyrredón y la formación tuvo que parar su marcha para alivianar la carga. “Y ya lo ve, y ya lo ve, este chofer es un inglés”, entonaron los pasajeros para pedir por la continuación del viaje.
Finalmente, algunos hinchas cedieron su lugar para hacer espacio y el subte continuó hacia el destino final. Un aplauso coronó el cierre de puertas, y dio lugar a nuevos cantos de aliento. Con la mirada puesta en el futuro, el más repetido fue: “El domingo, cueste lo que cueste, tenemos que ganar”.
En el centro porteño
Subidos a las vallas que el gobierno porteño dispuso frente al Obelisco, miles de hinchas celebraban la victoria desde antes del final del partido con bombos, redoblantes y la canción ya hecha himno por la hinchada argentina en este torneo y en la que todos se subían al estribillo: “Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar, quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial”.
“Vinimos a festejar”, dijo Gustavo, de dos años, a LA NACIÓN. “Somos de Chubut, vinimos a hacerle un control médico a mi hijo y aprovechamos para ver el partido y salir a celebrar”, sumó su madre, Bárbara, de 29, mientras se dirigían hacia la intersección de las avenidas Corrientes y 9 de Julio. Ellos eran solo dos de los miles de argentinos que eligieron ese punto para festejar.
“Lo sentimos”, dijo Gustavo, de 32, al ser consultado por este medio por la razón por la que se encontraba festejando con su familia. Y sumó: “Fue muy fuerte. Sabíamos que era un partido complicado y que éramos mejores, pero estamos aliviados de haberlo logrado”. Él estaba, junto a su esposa Marina, de la misma edad, y sus hijos Tomas y Agustín, de 12 y 7 años, respectivamente.
Alrededor de las 19 se empezaron a escuchar explosiones de petardos y bombos en las inmediaciones del Obelisco. La muchedumbre se movía propulsada por cantos y cornetas que no cesaban y que presagiaban una noche plagada de emociones.
Para ese mismo horario, las parrillas ambulantes comenzaron a prender el fuego y el aroma a asado apareció como un símbolo más de las celebraciones.
Sofia Toledo, de 23 años, se destacaba por su gorro albiceleste de plumas. “Lo eligió mi hija, por eso lo llevo puesto”, confesó. Junto a su familia, llegaron de Misiones por trabajo y se quedaron para ver el partido de la selección. “Lo miramos en el hotel. Estuvo genial”, precisó.
En otros puntos de la Argentina
Una vez más, las esquinas claves de los barrios porteños y de las ciudades del interior se llenaron de hinchas ataviados de remeras de la selección, vuvuzelas, y banderas.
Horas antes, a partir de las 16, miles de hinchas se reunieron en la Plaza Intendente Seeber —ubicada en la avenida Del Libertador y la avenida Sarmiento—, el Parque Centenario —avenida Díaz Vélez 1414— y el Parque de la Ciudad —avenida General Francisco Fernández de la Cruz 4000—, donde el gobierno porteño instaló pantallas gigantes para ver el partido. Voceros de la Ciudad señalaron que desde que comenzó el Mundial cerca de 200.000 personas vieron los partidos en esos espacios.
También en las playas marplatenses, se instalaron pantallas gigantes para ver el partido. Como en el resto del país, los hinchas celebraron los goles de la selección.
En Rosario, los simpatizantes se congregaron en el Monumento a la Bandera, como ya lo habían hecho en las anteriores victorias de la Argentina.
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