Los patacones ya no son tan seguros
Denuncian que los títulos no cuentan con las dos normas de seguridad importantes para evitar que puedan ser falsificados
lanacionarLos patacones serie B que salieron a circulación a principios de este mes en la provincia de Buenos Aires no son tan seguros como la serie anterior. El hecho es que no tienen las dos medidas de seguridad consideradas más importantes para evitar la falsificación: la marca de agua y la tinta de efecto óptico variable.
Esta última era una exigencia del pliego de bases que la empresa Ciccone Calcográfica SA se comprometió a cumplir cuando ganó la licitación para la impresión de los billetes. Pero no lo hizo.
El gobierno bonaerense, que en principio se había mostrado sumamente preocupado por la falta de seguridad de los papeles, finalmente decidió aceptar los bonos que Ciccone había entregado, sin efecto óptico variable. Como sea, estos bonos salieron a la calle el 1° del actual.
"La marca de agua y la tinta de efecto óptico variable son las medidas de seguridad más importantes del mundo. Todos los billetes que imprimimos las tienen -dijo un alto funcionario del Banco Central-. En la actualidad, hay scanners y fotocopiadoras de calidad, pero no logran imitar ninguna de estas medidas. Ahora, si las marcas no están, es más sencillo falsificar los billetes."
El efecto óptico variable permite que cualquier persona pueda saber si un billete es verdadero o falso con sólo mover el papel y ver el cambio de tonalidad. Esta tinta se coloca en la impresión del valor de los papeles.
Versión oficial
"No había más tinta, que se importa desde Suiza. Cuando Felipe Solá asumió, la partida ya estaba autorizada en estas condiciones y los recibimos", dijo Jorge Matheus, vocero del gobernador bonaerense. La orden de compra se había realizado el 20 de diciembre de 2001, cuando Carlos Ruckauf todavía estaba al frente de la gobernación.
La tinta es provista por la empresa Sicpa, con sede en Lausana, Suiza. Pero dados los problemas de Ciccone para realizar importaciones directas, Sicpa decidió asumir los costos de importación y nacionalización de las tintas a través de su filial local, que la suministraba a la impresora.
LA NACION intentó comunicarse con los responsables de Ciccone, pero no recibió respuesta alguna.
La explicación del vocero del ex ministro de Economía Jorge Sarghini, Enrique Velázquez, se centró en los costos de impresión. "Si bien el contrato exigía que los billetes tuvieran efecto óptico variable, con la devaluación aumentaron los costos y decidimos aceptarle a Ciccone que no lo tengan." Consideró que, de cualquier manera, el efecto óptico "era sólo una medida más".
Pero lo cierto es que la cartera de Economía, aunque su vocero lo niegue, no estaba conforme con estos billetes, según fuentes oficiales.
¿Cómo se llegó a esta instancia y por qué el ministerio los aceptó? La historia es bastante más compleja de lo que parece. Y comienza a mediados del año último, con la aparición de los primeros bonos, cuya impresión estuvo a cargo de Ciccone Calcográfica.
Para que sea eficaz, la tinta de efecto óptico (OVI, la marca de Sicpa) debe ser utilizada en su forma pura, tal cual la entrega la empresa.
Con el fin de disminuir los costos de producción, aseguraron fuentes cercanas a la proveedora de esa medida de seguridad, Ciccone comenzó a adulterar la fórmula, mezclándola con otras tintas.
Ya el 4 de septiembre de 2001, Antonio Mauri, director asociado de Sicpa, envió a la imprenta una carta desde Lausana en la que les advertía sobre la prohibición de manipular y/o alterar la fórmula de la tinta OVI.
"Esto es así -dice el escrito- debido a que es una medida de seguridad garantizada por Sicpa SA en tanto y en cuanto sea utilizada conforme es entregada, sin sufrir ninguna alteración en su formulación, en cuyo caso, si se comprobara, Sicpa suspenderá el suministro de esta tecnología a quien/es así procediere/n a fin de preservar la eficacia y el prestigio del producto."
Las llamadas de atención no amilanaron a Ciccone. En absoluto. No sólo continuaron con esta práctica, sino que fueron in crescendo al punto en que Sicpa detectó que en los billetes de 20 patacones la empresa había mezclado un 45% de OVI con un 20% de tinta amarilla calcográfica, un 20% de oro y un 15% de blanco transparente.
"Esto anula por completo el efecto y la eficacia de la medida", dijo la fuente consultada.
En esas condiciones llegaron los bonos a manos del Ministerio de Economía, donde los recibieron con gran preocupación y, al menos en un principio, se plantearon encontrar alguna solución.
Fue así como el 22 de enero último un funcionario de la Dirección Administrativa de esa cartera, Federico Mongan, llamó inmediatamente al representante local de la firma suiza para tener una reunión urgente. Se realizó ese mismo día.
"Estaba desesperado. Ya tenían 650.000 bonos y había otros 600.000 en proceso de impresión. Todos sin OVI -aseguró Carlos Fernández Rey, representante de Sicpa en la Argentina-. Me explicó que su situación era altamente delicada, que necesitaban los patacones sí o sí porque tenían que pagar los sueldos y otros compromisos. Me dijo que la provincia estaba en llamas. Me preguntó cómo podíamos solucionar el tema de la tinta, porque Ciccone le había dicho que nosotros no se la entregábamos."
"Yo le expliqué que no era así, que ellos no hacían una correcta utilización de la fórmula y que no nos querían firmar el contrato."
El representante de Sicpa le propuso a Mongan que convencieran a Ciccone para que permitiera que Sicpa controlara la correcta utilización del OVI -motivo por el cual la imprenta no quería firmar contrato- o que la provincia comprara directamente el OVI.
"Quedamos en que lo iba a consultar y que me llamaría. Al día siguiente se comunicó y me dijo que habían decidido comprar directamente ellos la tinta. Los bonos que ya tenían los iban a canjear por otros que estaban en depósito, para que no salieran a circulación. Después cambiarían estos por otros que sí tuvieran el efecto óptico", contó Fernández Rey.
A ese principio de acuerdo le siguió un silencio de varios días. Y Sicpa recién volvió a saber de los bonos el 1° del actual, a través de una solicitada del gobierno bonaerense en la que anunciaban que en los patacones serie B que entraban en circulación había "un solo cambio real y perceptible". Se refería al efecto óptico variable, que ya no se verificaría.
"Tuvimos que aceptar los bonos porque teníamos que pagar los sueldos. No tuvimos mucha más opción", fue la respuesta que Mongan les dio a los representantes de Sicpa.
Y con eso se dio por terminado el asunto.
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