Ni Una Menos: un reclamo masivo que se fracturó
El reclamo comenzó después de la muerte de Chiara Páez, asesinada y enterrada en el patio de la casa de su novio, en Rufino. Tenía 14 años y estaba embarazada. "Nos están matando. ¿No vamos a hacer nada? #NiUnaMenos" , publicó en twitter la periodista Marcela Ojeda.
Enseguida, bajo el mismo hashtag, un grupo de periodistasempezó a escribir sobre la necesidad de hacer algo para poner fin a la violencia de género y a los femicidios.
Poco después tomó forma la convocatoria: la primera marcha contra la violencia machista se hizo el 3 de junio 2015 y movilizó a más de 150.000 personas frente al Congreso. En las redes sociales la convocatoria fue aún mayor. Tanto que incluso la exprimera dama norteamericana, Michelle Obama, durante su visita a Buenos Aires, destacó el impacto mundial que había alcanzado el reclamo.
El eco de Ni Una Menos fue tan fuerte que superó al grito inicial. Bajo ese mismo paraguas se agruparon distintos tipos de reclamos que tenían un eje en común: una situación de desigualdad, en distintos planos, por el solo hecho de ser mujeres.
La voz de Ni Una Menos tomó vida propia y se convirtió en un reclamo que hoy representa distintas voces, en distintos tonos y que alberga matices.
Hay reclamos que son banderas que levantan prácticamente todas las mujeres, como el fin de la desigualdad de género y la violencia, los femicidios y todas las formas de discriminación.
Hay otros que representan a algunos grupos. El aborto, por ejemplo, es una bandera que levanta un gran universo del movimiento, pero también hay quienes se manifiestan en contra, como ocurre con las madres de dos víctimas de femicidios: Ángeles Rawson y Chiara Páez. Jimena Aduriz y Verónica Camargo solicitaron a los organizadores de la convocatoria que respeten el espíritu de este grito colectivo. "No se puede reducir la magnitud del Ni Una Menos a una parte de un debate, a una forma de violencia a la que yo no adhiero, que es el aborto", dijo Aduriz. "Yo tenía un nieto, y nadie me va a sacar de la cabeza que a Chiara la mataron por querer defender a su bebé", dijo Camargo.
Ni Una Menos también engloba reclamos que no representan a todos los sectores: como aquellos que siguen consignas partidarias, que se encolumnan detrás de figuras como Milagro Sala o que inscriben la lucha de las mujeres como parte de una guerra antiimperialista.
Como ocurre con otras causas, el reclamo también se politizó. Y así quedó en evidencia con las dos marchas que se hicieron este año: una ayer y otra hoy. Esta última con la consigna "Vivas, libres y desendeudadas nos queremos", en referencia a la decisión del Gobierno de pedir financiamiento al Fondo Monetario Internacional.
Hay un dato que pocos recuerdan y que quizás explique esta brecha. Cuando nació la consigna en Twitter, el colectivo Ni Una Menos ya existía y agrupaba a organizaciones sociales de izquierda y feministas.
En marzo de 2015, un grupo de mujeres usó la consigna Ni Una Menos para convocar una maratón de lectura en la Biblioteca Nacional, en reclamo contra los femicidios. La consigna evocaba el poema de la mexicana Susana Chávez, "Ni una muerta más" para pedir el fin de los femicidios en Juárez. Y que fue asesinada en 2011. De la convocatoria, participaron los familiares de tres víctimas de femicidios: la madre de Ángeles Rawson, los padres de Wanda Taddei y la madre de Lola Chomnalez. Se pusieron de acuerdo en organizar asambleas y trabajar de forma conjunta. Pronto se sumaron otras agrupaciones sociales y las expresiones más politizadas del feminismo militante.
Así, cuando luego de la muerte de Chiara Páez la consigna se instaló en Twitter, el colectivo Ni Una Menos ya se había organizado como agrupación. Y tiempo después fue justamente ese colectivo el que copó la organización de los actos y las asambleas, tanto en los actos del 3 de junio como en las movilizaciones por el Día de la Mujer.
En el último 8 de marzo, por ejemplo, el reclamo principal de las 350.000 mujeres que marcharon fue el aborto legal. Dos semanas antes, el presidente Mauricio Macri había habilitado simbólicamente el debate en el Congreso. Sin embargo, desde el escenario, la organización -con la activista feminista Liliana Daunes a la cabeza- lo convirtió en un acto contra el Gobierno. El discurso incluyó reivindicaciones de género y también reclamos que se alejaban de los pedidos más medulares de la manifestación. Entre ellos, la libertad de "presos políticos", el rechazo a los despidos en el Estado y hasta se pidió por la "aparición con vida de Santiago Maldonado". Y en distintos momentos se motivó a la multitud con cantitos que insultaban a Macri. Hoy sucedió algo similar.
"El movimiento es grande y transversal. En la primera convocatoria nos preguntamos si se pedía que no hubiera banderas partidarias y dijimos que no. El que quería podía venir con sus banderas. Lo importante es que el reclamo y cada uno puede hacerlo desde el lugar que quiera. Acá el tema es luchar contra la violencia machista", explicó el año pasado Ojeda, una de las organizadoras de la primera marcha.
Este año, la doble convocatoria de hoy y ayer hizo visible las tensiones.
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