Pioneros. Por primera vez, una pareja se casó en el Club de Pescadores
La idea era hacer algo íntimo. Lo que no previeron era que al ser los primeros en casarse en el Club de Pescadores iban a asistir todos los medios de comunicación. Los que dieron el "sí", fueron Damián de 38 años, e Inés, de 32. Él, docente, ella, psicóloga. Se conocieron hace 12 años y hoy formalizaron frente al Río de la Plata.
El Club de los Pescadores se fundó en 1903 a partir de la iniciativa de un grupo de aficionados que decidió armar una precaria casilla en un viejo muelle. El edificio que hoy está sobre la Avenida Rafael Obligado, fue construido en 1937 como una réplica de un castillo belga. En 1991, se promulgó la ley 24.301 que le otorgó la concesión por 99 años al Club de los Pescadores del espacio donde se encuentra el histórico edificio. En 2001, la infraestructura fue declarada Monumento Histórico Nacional.
"Nunca habíamos entrado al Club de Pescadores. Nos encantó. Queríamos algo íntimo y terminamos con todos los medios, pero nos queda la anécdota. Es un lindo recuerdo para los hijos.También nos hubiera gustado casarnos en el Rosedal o en el Jardín Japonés. Pero el club está muy bueno, es muy original. Siempre nos gusto la idea de buscar un lugar alternativo", dicen los recién casados con algunos granos de arroz en la cabeza y ella todavía con el ramo en mano.
Ellos se inscribieron en BAmor, el programa para casarse en lugares emblemáticos de la ciudad que ya lleva más de 650 casamientos consumados. Esta propuesta ya cuenta con 30 locaciones disponibles para los novios que quieran tener la libreta roja. "Ahora los vecinos se pueden casar en el Rosedal, en el Jardín Japonés, Barrio Chino, en el Museo Larreta, en varios teatros, de hecho, esto empezó en el Teatro Colón. Lo que sucede es que para la ciudad son lugares importantes, pero son aún más importantes para los vecinos, que son ellos los que vivieron momentos inolvidables de sus vidas en esos lugares", explica Mariano Cordeiro, director general del Registro Civil de la Ciudad y quien llevó adelante la ceremonia.
Esta tuvo lugar en el salón Doctor Francisco Nario, un lugar de techos altos con arañas bañadas en bronce y sus respectivas tulipas de cristal. Estas fueron refaccionadas por el equipo de restauradores del Teatro Colón.
"Yo les deseo lo que me pasó a mí, que ya llevo 51 años de casado", dice Alberto Jozuvaitis, de 77 años, padre del novio, y que dejó la vara bien alta. Cuando se le consultó cuáles eran las claves para que el matrimonio se extienda durante más de cinco décadas, Alberto explicó: "Hay que escucharse. Cuando el otro habla, uno tiene que callarse. Aunque te confieso que cuando una se calla, no quiere decir que esté escuchando lo que dice el otro", cuanta entre risas. Por su parte, Alicia Casanello, de 71, madre del novio, es de pocas palabras, pero se la ve muy emocionada: "Les deseo toda la felicidad del mundo".
Las alianzas las llevó Clara, la hija de dos años y medio que tienen Inés y Damián. Lleva puesto un buzo rosa y unas calzas y aceptó la tarea con entusiasmo. Después de entregar los anillos, se sumó al aplauso que vino después del primer beso que se dieron sus padres como marido y mujer.