¿Quién es el inventor argentino que confirmó dos principios hidrodinámicos?
"Lo único que no van a poder decir de mí es que no soy perseverante", sostiene el inventor Carlos Arcusin, que, 35 años después de las primeras investigaciones para desarrollar un tren acuático, consiguió confirmar su teoría física y logró que DVN-GL -la principal sociedad de clasificación del mundo y un reconocido asesor en la industria marítima-, certifique que se cumplen los dos principios hidrodinámicos Arcusin 1 & 2.
El nuevo principio, que se presentará en octubre en el Canal del Pardo de Madrid y contará con la participación de DNV-GL, se encuentra en la fase de aplicaciones, y ya fue probado en barcazas de 70 metros que navegan por los ríos. "Encontramos que en vez de ir a 8 nudos pueden ir a 11 nudos con el mismo combustible. Al ir más rápido, se tarda menos por lo cual pueden hacer más viajes, cuesta menos el flete. De este modo, si en lugar de tardar 24 horas en ir hasta Paraguay se llega en 16 horas, obviamente se pueden hacer 2 o 3 viajes donde antes hacía 1 o 2", detalla Arcusin, que ya tienen calculada la aplicación en los ríos, pero aún no en el mar porque deben evaluar cómo se desarrollaría, debido a la complejidad que representan las corrientes marinas.
Los nuevos principios hidrodinámicos que llevan el nombre del inventor argentino se suman así a los confirmados por grandes físicos de la historia de la humanidad. Desde Arquímedes, que postuló que "un cuerpo parcial o totalmente sumergido en un líquido en reposo registra un empuje vertical hacia arriba que resulta idéntico al peso del volumen del líquido desplazado por el cuerpo", a las leyes de Newton (explican cómo se comportan los cuerpos desde el punto de vista dinámico), sumados al principio de Bernoulli y a los efectos Venturi, Magnus y Giroscópico. "Como inventor hice muchísimas cosas, he ganado muchos premios y estoy feliz de poder dar un broche así a lo que es mi carrera. Tal vez vengan más, pero por ahora estoy muy conforme con presentar estos principios físicos. Es un trabajo de tantos años que lo interrumpí a la espera de nuevas tecnologías", sostiene Arcusin.
Padre de numerosos desarrollos a lo largo de 40 años de trayectoria, Arcusin inventó a finales de los 80 la aguja autodescartable y la aguja hipodérmica de seguridad que, en 1992 le permitieron obtener tres medallas de oro en la Exposición Internacional de Inventos de Ginebra (Suiza). Así se convirtió en el primer argentino en obtener la Medalla de Oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) por el mejor invento de la exposición, lo que podría considerarse el premio Nobel a los inventos.
En su historial de inventos, se cuentan equipamientos gastronómicos para comida rápida sin humo y sin olor, que le permitieron conquistar el premio Nacional de Inventiva del Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual (INPI), varios desarrollos comestibles como el primer pochoclo sin grasa para microondas en el mundo, la elaboración del dulce de leche por fricción y barras de pochoclos sin grasas ni aditivos. En 2017, junto al decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Exactas de la Universidad de Favaloro, Sebastián Graf, desarrollaron una férula para tratamiento de pacientes con diálisis, que se encuentra en etapa experimental.
Principios con nombre propio
"El principio Arcusin 1 es de un cilindro, lo que describe es que un cuerpo cuando gira en un medio líquido, por el solo hecho de girar mientras avanza a la velocidad sincronizada disminuye un 50 por ciento su resistencia", explica el inventor. "El principio hidrodinámico 2 es la interacción de dos o más cilindros, o sea cuando ponemos varios cuerpos de revolución, el de proa no solamente no tiene resistencia, no es que baja un 50 por ciento, sino que desaparece la resistencia de ese cuerpo, y además, genera una fuerza de empuje. Es como si fuera una potencia hacia adelante por el solo hecho de girar contra el flujo, pero eso es un fenómeno que se da cuando hay más de un cilindro y a cierta distancia", asegura Arcusin, que las pruebas las vienen realizando con un cilindro, pero se podría lograr con cualquier cuerpo que tenga la capacidad de girar sobre su propio eje.
La idea del inventor surgió en 1985, cuando Arcusin se encontraba en un balneario de la costa argentina mirando una boya que se hundía y salía copiando el movimiento de las olas. En aquel entonces, pensó en hacer un vehículo deportivo que fuera una esfera donde uno podría estar adentro y la bautizó Burbuneta, pero nunca lo construyó. Luego, imaginó un tren acuático para bajo calado, para ríos de 2 o 3 metros de profundidad donde no podían entrar barcos a buscar, por ejemplo, la cosecha. "Esa fue la primera idea. Cuando lo vio el ingeniero Néstor Nosiglia, en aquel entonces director del Departamento Naval de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), me dijo que estaba manifestando un principio hidrodinámico, que si era verdad, era mucho más el principio que el tren acuático, la novedad estaba en lo científico y así fue", explica Arcusin.
"La hipótesis que yo planteaba era que los cuerpos al girar libremente disminuyen la resistencia al avance, es decir que si un cuerpo avanza rodando en la interfase agua-aire va a tener menos consumo de energía que si avanza sin girar, es decir la rueda pero en el agua", sostiene el inventor. En 1986 se realizaron las pruebas en el canal de experiencias de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y constataron la hipótesis de que un cuerpo por el solo hecho de girar disminuye la resistencia del avance en un 50 por ciento.
"Cuando en el ‘86 comprobamos esto, lo mandé a España, al Canal del Pardo, que era el más grande de Europa en ese momento y me invitaron a viajar. Fui, hicimos pruebas y pudimos comprobar que se cumplía poniendo un cuerpo que tenga capacidad de girar delante de un barco y este disminuía su resistencia al avance, pero era todo muy empírico y había mucho que investigar", relata Arcusin, que en ese momento le hicieron un presupuesto a través de la embajada argentina y el Ministerio de Defensa. "Pero en la Argentina quedó en la burocracia, nadie firmaba el acuerdo con los españoles, el tema quedó ahí en ese momento y me puse hacer otras cosas. Un año después inventé la jeringa autodescartable, la aguja hipodérmica de seguridad. Mi vida se fue para otros inventos y quedó suspendido ese tema", remarca Arcusin.
Retomar el desarrollo en 2017
El desarrollo quedó inconcluso hasta 2017, cuando le comentó su idea a Lino Barañao, entonces ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, que lo animó a retomarlo. Fue entonces cuando el inventor se comunicó con el doctor en Ingeniería naval, Mariano Pérez Sobrino, con quien había estado en contacto en 1986 porque en aquella época era subdirector del Canal del Pardo, de España, y fue quien le aseguró que se sorprendería con todo lo que podrían hacer a través de las nuevas tecnologías computarizadas de Dinámica de Fluidos Computacional (CFD, su sigla en inglés). La nueva tecnología permitía hacer todas las simulaciones de manera computarizada que antes se hacían empíricamente en modelos a escala. Así, con la colaboración de Pérez Sobrino y Amadeo Morán Guerrero, iniciaron un plan de ensayos y comprobaciones en CFD a través de las computadoras que llamaron proyecto Aphres.
"Comenzamos un trabajo que duró 2 años y medio y llegamos a la conclusión que lo que había probado en su momento era la punta de un iceberg, porque era mucho más, de ahí surgieron dos principios hidrodinámicos que se llaman Arcusin 1 & 2", explica el inventor y continúa: "Desde el punto de vista científico, este es un tema trascendente por lo nuevo, por lo que implica y por la aplicación en la industria naval, todo lo que sea reducción de energía o ir más rápido o gastar menos combustible y en la generación de energía", explica Arcusin al señalar que el 60% del transporte en el mundo es naval y el mayor porcentaje del costo que tiene es en combustible.
"Extraordinaria capacidad inventiva"
Casi tres años después, en diálogo con LA NACIÓN,Barañao recordó aquel encuentro con Arcusin en 2017: "Me trajo su idea, una carpeta tamaño oficio, escrita a máquina, bastante amarilla y me contó el concepto. Yo tenía particular interés por las cosas que escapan a la normalidad y que desafían el orden establecido, así que le encargué al secretario de Planeamiento y Políticas del ministerio, Jorge Aguado, que la hiciera analizar. Se hicieron lo testeos, se verificó y apoyamos el proyecto de Arcusin todo lo que fue posible para que pudiera tener el conocimiento que tuvo".
A criterio de Barañao, la perseverancia de Arcusin "demuestra la extraordinaria capacidad de inventiva que tiene la Argentina y cuánto puede aportar la ciencia y la tecnología al desarrollo del país". Y amplió: "este hallazgo no solo aporta la teoría, es un principio hidrodinámico desconocido que va a quedar en los libros como un aporte de nuestro país, sino que también tiene tremenda importancia desde el punto de vista económico. Si esto se aplica va a significar un ahorro considerable en el gasto de combustible de la navegación y, por lo tanto, tiene un impacto positivo desde lo económico y lo ambiental".
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