Reforzaron la vigilancia en la 9 de Julio para evitar robos a automovilistas
Patrullas motorizadas recorren la céntrica avenida y hay puestos fijos de control policial para restringir la actividad de vendedores ambulantes
Una seguidilla de robos a automovilistas y peatones en la 9 de Julio llevó al gobierno porteño a montar un dispositivo preventivo especial. En los últimos días aumentó notoriamente la presencia policial, incluso con el despliegue de grupos tácticos motorizados: el objetivo principal es evitar la actividad de violentos "descuidistas" que simulan ser limpiavidrios en el carril central de la avenida y de los "pañueleros" -ladrones que se hacen pasar por vendedores ambulantes- que acechan tanto en las veredas como en las dársenas del metrobús.
La semana pasada, después de la difusión de una filmación en la que se veía a dos falsos limpiavidrios en pleno robo al conductor de una camioneta, a la altura de la avenida Santa Fe, caso que terminó con la detención de tres menores, las autoridades del Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad dispusieron el refuerzo de patrullaje en la zona. Ayer, LA NACION recorrió la 9 de Julio y observó que, pese a la evidente presencia, los automovilistas y peatones aún se muestran preocupados.
Al mediodía, una pareja brasileña, llegada hace pocos días a la ciudad, se paró frente al Obelisco y desplegó todo su equipo fotográfico. Los novios sonreían mientras captaban instantáneas. Detrás suyo, dos efectivos del Grupo de Apoyo Motorizado (GAM) observaban, atentos. Vestidos con sus uniformes negros son parte del nuevo escenario en la 9 de Julio.
Según informaron fuentes del gobierno a LA NACION hay 12 efectivos y seis motos del GAM que hacen permanentemente el recorrido desde Plaza Constitución hasta Avenida del Libertador, en el Bajo, atravesando, además, los barrios de San Nicolás y Monserrat. Cumplen esa función de 9 a 19, el horario de mayor movimiento en esa zona. Cuatro de estos hombres realizan paradas "estáticas" en las inmediaciones del Obelisco, donde se registran más denuncias de robos y arrebatos.
"Estamos acá desde el viernes. Sabemos que es una zona 'caliente' y por eso nos llamaron. Apresamos a delincuentes, aunque después vuelven... Lo que nosotros hacemos es, más que nada, una 'persuasión psicológica' con el ladrón. Aunque ya se acostumbraron a que estemos y aparecen más seguido", reveló un agente del GAM a LA NACION.
Además del GAM, a lo largo de las 28 cuadras que tiene la avenida se ven, principalmente sobre las dársenas del metrobús, oficiales de la Policía de la Ciudad. Los agentes se distribuyen entre las esquinas y las paradas de colectivos. Como la zona abarca distintos barrios, allí trabaja personal de tres comisarías vecinales: la 1, 1-B y 1-D.
"Acá me han venido a ofrecer a solo mil pesos teléfonos que cuestan diez mil. Los quieren descartar rápido. Los roban y los ofrecen", contó Walter, de 30 años, que tiene un quiosco de diarios en Bernardo de Irigoyen e Hipólito Yrigoyen. Y agregó: "Otra cosa que escuché mucho acá es de parte de los policiales: los agarran [a los vendedores de cosas robadas] y les dicen ?andá de Rivadavia para allá", y señaló para el lado de Retiro. Lo que Walter explicó es que entre los oficiales de las dependencias se "tiran" los delincuentes entre sí para sacarlos de su jurisdicción y no tener problemas.
El mapa del delito
Según el mapa del delito porteño, las cifras de los últimos dos meses del año pasado son preocupantes en los alrededores de la 9 de Julio: solo entre robos violentos y hurtos se denunciaron 284 hechos, casi cinco por día. Y se calcula que la "cifra negra", es decir, los hechos que efectivamente se producen, pero que no son reportados, representa el 70% del total de delitos contra la propiedad.
Miguel "Michael" López, de 33 años, trabaja en la 9 de Julio desde hace nueve años. Su "parada" de siempre es el cruce con Viamonte. Allí vende soportes para celulares, cables USB para el auto y selfies sticks. "Acá el tema son los limpiavidrios y los ?pañueleros'. Porque por culpa de algunos de ellos nos arruinan el laburo a los que queremos trabajar, porque no todos roban", aclaró López a LA NACION. El vendedor callejero explicó cómo se da cuenta de que un supuesto "pañuelero" es realmente un ladrón. Dijo que la forma en que ofrece el producto es clave. "Los que llevan una caja con varios paquetes están mirando si hay algún ?dormido' para robarlo. Los que dejan dos paquetes sobre el vidrio son los laburantes", aclaró.
Los falsos limpiavidrios operan distinto. En general delinquen de a dos. Uno se encarga de arrojar un poco de agua sobre el parabrisas y distribuye la espuma para el lavado. Cuando termina y llega el momento de cobrar la "contribución" del automovilista en cuestión, su compañero golpea el vidrio del lado del acompañante para llamar la atención del conductor; en ese instante fugaz de distracción, el primero mete medio cuerpo dentro del habitáculo del auto y roba cualquier objeto a su alcance.
"Siempre corren hacia la avenida Córdoba y por ahí desaparecen. Aunque vuelven. Todos los conocemos", dijo López, al que minutos antes efectivos policiales habían movido de su "parada" de siempre.
Zonas recuperadas
Durante el recorrido del cronista, sobre la plazoleta de Córdoba y Cerrito, un grupo de cinco oficiales, además de dos patrulleros, rodearon a seis "pañueleros", a los que les pidieron sus identificaciones. "La orden es que no haya nadie sobre la avenida, se acabó", contó un oficial de la comisaría comunal 1 que participó del operativo. Tras una breve discusión, los "pañueleros" se fueron hacia Viamonte.
Minutos después, uno de ellos sentado sobre la fuente que se encuentra en la esquina de Cerrito y Córdoba relató a LA NACION que los "sacan siempre de ahí".
"Uno de los que estaba con nosotros, la semana pasada robó y lo tenían ?fichado'. Pero no hacen nada. También nos dijeron que iba a pasar el jefe y que por eso nos teníamos que mover. No sé. Todos los días hay una nueva", contó uno de los vendedores que no reveló su identidad.
Sobre la avenida más famosa del país se siente en estos días la preocupación por la sucesión de robos. La "saturación policial" es por ahora la respuesta preventiva.
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