Richmond: zapatillas sí, café también
Tanto se debate sobre el futuro del patrimonio y la transformación de la Richmond de la calle Florida en un megastore de Nike que estaría bueno reflexionar, como lo hecho con inteligencia el lector Luis Aguilar Sindes, y buscar una solución que no provoque la antinomia, que no obligue a pensar en zapatillas sí, café literario no.
Hoy que están tan el alza los cafés de alta gama, los bares temáticos y el lounge after office, la Richmond tiene una oportunidad. Basta ver la viralidad con que se ha extendido Starbucks en el mundo entero y el increíble éxito de Nespresso. Bien podría convertirse la Richmond en un café "memorabilia", que sea la puerta de acceso a un súper negocio de ropa deportiva, con remeras que difundan frases de los grandes de la literatura argentina, como Borges, Girondo y Marechal, entre los parroquianos habitués de la Richmond y los turistas consumidores.
A nadie se le ocurriría cerrar el Café de Flore, en París; ni el Gijón, en el Paseo de la Castellana, de Madrid, o el célebre Greco de Roma. Son lugares de encuentro, postales de identidad, donde lo bueno de haberlos conocido es justamente la posibilidad de volver a verlos.
El fin de la Richmond es cerrar de un plumazo el acceso a un símbolo de la porteñidad
La Richmond tiene los laureles necesarios para estar en la memoria colectiva. Su cierre es más que una herida al patrimonio, es cerrar de un plumazo el acceso a un símbolo de la porteñidad. Nuestro lector, que envío un oportuno mail, se demoraba leyendo el diario frente a la boiserie de la Richmond, y esa imagen que lo ha acompañado durante años le hace más querible su ciudad.
Como dice Arthur Danto, teórico del arte y gurú de varias generaciones de norteamericanos, "siempre hay que volver a mirar los mismos cuadros porque ellos no cambian pero nosotros sí."
Diría que los bares que amamos también sirven para poner en marcha este dispositivo de recuerdos, son rincones del corazón. ¿Por qué no imaginar nuevas "sinergias" entre la nostalgia y las running shoes, entre una remera dry fit y una memorable frase de Borges. ¿Por qué no hacer de esta amenaza al patrimonio una oportunidad?
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