Un gas noble, abundante y de usos múltiples
El helio es un gas noble, el segundo elemento más abundante del universo después del hidrógeno. Fue descubierto en 1868 por el científico francés Pierre Jannsen y por el inglés Joseph Lockyer.
Inodoro, incoloro e insípido, su nombre es consecuencia de haberse descubierto en la atmósfera solar antes que en la Tierra ( helios , en griego, significa sol). No es tóxico ni inflamable.
Es la sustancia con menor punto de fusión y, por su bajo punto de ebullición (próximo al cero absoluto), se emplea como refrigerante.
También se lo utiliza para llenar globos y dirigibles, y en mezclas para soldar.
El helio líquido se usa en medicina, para realizar resonancias magnéticas que permiten evitar la cirugía exploratoria para el diagnóstico de ciertas patologías. Además, sirve para determinar mediante resonancia magnética si un paciente tiene alguna forma de cáncer.
Los rayos de helio ionizado son útiles en el tratamiento de los tumores oculares, porque estabilizan e incluso contraen los tumores. Estos rayos se usan también para disminuir las malformaciones de los vasos sanguíneos en el cerebro de los pacientes.
Como curiosidad, si uno habla después de haber aspirado el helio de un globo tendrá una voz muy aguda. Esto se debe a que es un gas tan ligero que las cuerdas vocales vibran mucho más fácilmente que en el aire.
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