Un lago de agua dulce bajo el hielo antártico

MOSCU.– En el punto más gélido del continente más frío de la Tierra, un equipo de científicos rusos llegó hasta un lago de agua dulce del tamaño del lago Ontario después de taladrar durante una década más de 3700 metros de hielo sólido.

A través de un comunicado difundido por la directora de la Expedición Antártica Rusa, el jefe de la Estación Científica de Vostok, A. M. Yelagin, comentó que el taladro hizo contacto con el agua del lago a una profundidad de 3769,2 metros. Como estaba planeado, el agua bajo presión subió por el orificio unos 30-39 metros expulsando el lodo utilizado para la perforación fuera de la masa líquida prístina. Esto, según explicó Yelagin, formó un tapón congelado que evitará la contaminación del lago.

En la próxima temporada antártica, los científicos tomarán muestras del agua.

El primer indicio de contacto con el lago subantártico fue el sábado pasado, pero recién al día siguiente los sensores de presión indicaron que el taladro había ingresado por completo en el agua. El lago Vostok es el más largo de los más de 280 lagos subantárticos y es el primero con una grieta en el hielo que lo cubre y lo mantuvo sellado de la luz y el aire entre 15 y 34 millones de años.

De allí surgieron también indicios controvertidos de la existencia de vida. Si así fuera, aumentarían las esperanzas de encontrar vida en las condiciones similares de una de las lunas de Júpiter.

El doctor Valery Lukin, director de la Expedición Antártica Rusa, consideró que la llegada al lago fue un acontecimiento pionero. "Para mí, es como el primer vuelo espacial –declaró a Interfax News Agency–. Tanto por su complejidad tecnológica como por su importancia y su peculiaridad." Luego de alcanzar el agua, el equipo se reunió en el sitio de la perforación para sacarse una fotografía.

John Priscu, geólogo especializado en la Antártida de la Universidad Estadual de Montana que estuvo en contacto con los colegas rusos durante la perforación, aseguró que éstas fueron "dos semanas de suspenso", ya que el equipo pudo acercarse a la superficie del lago justo cuando el verano antártico está terminando y el tiempo empeora. Priscu será uno de los científicos que viajarán al continente blanco la próxima temporada para iniciar una segunda perforación en otro lago enterrado. "Aplaudo al equipo ruso –dijo–. Fue un gran trabajo."

Dificultades extraordinarias

El anuncio coincidió anteayer con el Día de la Ciencia, que se conmemora en Rusia para recordar cuando Pedro el Grande firmó en 1724 la creación de la Academia de Ciencias de San Petersburgo. El trabajo en la Antártida comenzó a principios de los años noventa, cuando un equipo internacional empezó a perforar el suelo en la estación de Vostok para obtener muestras que les permitieran conocer cómo era el clima millones de años atrás. A más de 3700 metros de profundidad, llegaron a un tipo de hielo distinto al de la capa de suelo congelado. Entonces, los científicos advirtieron que habían alcanzado agua congelada de un lago.

Su existencia no fue una sorpresa, aunque su tamaño y su forma se desconocían. Lo que llamó la atención de los expertos fueron las pruebas de que el hielo del lago contenía microbios, según comentó Robin Bell, del Observatorio Terrestre de Lamont-Doherty, de la Universidad de Columbia. Aclaró también que los científicos nunca pudieron acordar si esas pruebas se debían a la contaminación causada por el fluido utilizado para la perforación.

Bell, que estudia el comportamiento de las placas de hielos, diseñó los estudios conducidos en el lago en 2000 y 2001, utilizando radar y otras tecnologías, que mostraron su forma y ubicación. Dado que es un ambiente tan inusual, podría ofrecer conocimientos absolutamente únicos, afirma la científica.

Las dificultades de perforar a semejante profundidad y evitar el congelamiento del tubo fueron extraordinarias. Priscu dijo que las perforadoras habían trabajado contra reloj para completar el proyecto antes de que finalizara el verano antártico y los vuelos se hicieran imposibles

D. Herszenhorn y J. Gorman