Un "viejo" virus conocido
En 2009, un nuevo virus de la gripe emergió en México y se expandió rápidamente de persona a persona por todo el planeta. Estas dos características -nuevo y contagioso- más sus graves consecuencias -medio millón de muertes en el mundo- le valieron la condición de pandémico. Su gravedad se explicaba porque la población carecía de defensas.
Los nuevos virus de la gripe se apoderan del centro de la escena cada varias décadas (1878, 1918, 1957, 1968 y 2009). De esa manera, reemplazan o desplazan al preexistente y se convierten en pandémicos.
Al permanecer entre nosotros por años, dejan de ser nuevos, y son menos contagiosos, porque la población va desarrollando defensas y, por lo tanto, abandonan su condición de pandémicos.
Desde hace muchos años,la ciencia nos permite identificar a los nuevos virus de la gripe para desarrollar vacunas.
La Argentina redujo en forma récord la letalidad del virus A H1N1 de 2009 con la campaña de vacunación posterior al brote.
Desde ese año, el virus de la gripe A H1N1 no cambió. Mantiene su apodo de "pandémico", pero ya no lo es. Su novedad pasó. Comparte el escenario con otros dos similares, la gripe A H3N2 (el "pandémico" de 1968) y el de la B, que circulan desde hace más de 40 años.
La vacuna antigripal que hoy está disponible genera defensas contra los tres.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) requiere, para decretar una pandemia, que aparezca un virus nuevo que no haya circulado previamente. Nada de esto ocurre hoy en la Argentina.
La gripe, como todos los virus respiratorios, tiene un patrón cíclico que oscila entre años de baja actividad y otros de mayor presencia.
Eso obedece a que, durante los primeros, algunas personas pierden las defensas específicas que están en la nariz y la garganta. Por eso, aumenta el número de gente "infectable". La solución es vacunarse.
Porque contrariamente a la sorpresa con que enfrentamos a las gripes nuevas en el comienzo de las pandemias, contra los "viejos" virus conocidos tenemos las vacunas que necesitamos.
Y, justamente por eso, ningún chico, adulto o adulto mayor que sea vulnerable a esta enfermedad debe actualmente enfrentar el invierno sin protección.
Director de la Fundación Infant
Fernando polack