Alberto Ajaka. “Soy muy malo para viajar, no me gusta”
—¿Qué es lo que más te entusiasma de la situación de estar de viaje?
—Lo que me entusiasma es saciar mi avidez de conocimiento, visitar ciudades, hacer turismo urbano, conocer múltiples cosas, del estilo de vida, lo humano de cada ciudad.
—¿Te interesa el turismo espacial?
—No me interesa para nada ir a Marte, por ejemplo, pero una vueltita por el universo sí, podría ser.
—¿Recordás tu primer viaje de la infancia?
—Recuerdo uno de los primeros a Bariloche con mi familia. Mi mamá es de allá, y significó mucho para nosotros. Pasamos unos días fantásticos. Yo era muy chico y recuerdo todo el periplo, la ruta, las paradas, el hotel, un lugar donde paramos a comer en una casa familiar, y obviamente muchísimas imágenes de toda la estadía.
—Si pudieras tomarte un año sabático para viajar ¿cómo imaginas tu itinerario?
—Me cuesta, no me imagino, no tengo tanto interés en un viaje tan largo, pero sí me gustaría conocer Galicia y el País Vasco. Y estaría un largo tiempo en el sur de Italia. Cerdeña también me gustaría mucho conocer por la cocina, el estilo de vida, he visto documentales. Luego con la plata y el tiempo que me sobre haría lo exótico, y viajaría a Asia, pero la verdad es que no tengo tanto interés. Mi mayor interés es conocer zonas que no conozco en Italia y España.
—¿Alguna ciudad que te haya marcado especialmente?
—Berlín y Londres, por diferentes motivos, son dos ciudades que me encantan. Londres porque es un viaje muy querido por mi mujer, y Berlín porque fui actuando, haciendo teatro y también es un recuerdo muy bello.
—¿Algún prejuicio que hayas derribado viajando?
—Soy muy malo para viajar, te diría casi que no me gusta viajar. He viajado mucho por trabajo, he conocido Europa así, y esa situación me la banco mejor. Pero dejar mi ciudad me cuesta, me siento inseguro, me malhumoro, es algo que me pasa en el cuerpo, me angustian los trámites, el viaje en avión, el país desconocido. Después se me pasa, pero tardo como dos o tres días, y a partir de entonces creo que soy un buen compañero de viaje, la paso muy bien, tengo grandes recuerdos. Me gusta ese corte en el tiempo del cotidiano que son los viajes. Ese es el prejuicio que debo vencer cada vez y en cada viaje.
—En los aviones: ¿Saludás a los tripulantes de a bordo? ¿Llenás todos los compartimentos superiores? ¿Prestás atención a las indicaciones de seguridad?
—Sí, saludo, y depende el viaje lleno todos los compartimentos, si es un viaje más breve seguramente no, llevo el equipaje conmigo en los pies. Y siempre presto atención a las indicaciones de seguridad. He viajado muchísimo este año por laburo, y por más que ya las conozco, por educación escucho por enésima vez las indicaciones.
—¿Qué hacés con tu perro o gato cuando te vas de vacaciones?
—No tengo mascota, así que de esa zafo.
—¿Cuándo manejás, te orientas fácilmente o necesitas de un GPS para ir a todas partes?
—Me oriento bastante porque tengo muchos años de guía Filcar, trabajando en la calle en Buenos Aires, pero cuando viajo no me oriento fácilmente. Como sea, hace un tiempo resigné toda pretensión de no usar el GPS, de modo que lo uso todo el tiempo y me ahorro lugar en el cerebro, digamos.
—Si naufragaras hasta una isla desierta, sin señal de celular, ¿Con que único objeto elegirías quedarte?
—Supongo que con un encendedor, para tener fuego, y para poder fumar, cocinar, calentarme. Eso en términos de supervivencia, ahora, si es una isla desierta pero tiene fuego, me llevaría un libro, la Biblia, o Las Mil y una Noches, esos libros que se pueden leer un millón de veces.
Es actor, autor y director. Se lo puede ver en Apache, la serie de Netflix sobre la vida de Carlos Tévez.