Cuatro alternativas para administrar las cuentas en la pareja, qué es la infidelidad financiera y cómo evitarla
Próximos al Día de los Enamorados muchos se estarán preguntando si la relación en la que se encuentran actualmente tiene futuro o no. Pero, más allá de los indicadores más comunes de afecto, un punto más relegado que hace a la salud de la pareja es si existe o no un proyecto financiero en conjunto y de qué tipo.
"Siempre hablamos de proyecto de pareja o de familia, pero no de proyectos financieros. Hay estudios que indican que un 70% de los divorcios en Latinoamérica son por problemas de dinero y no estamos hablando solo de falta de plata", afirmó Lucía Aguilar, licenciada en Administración y especialista en el tema.
Entonces el tradicional refrán "cuentas claras mantienen la amistad" podría aplicarse también a las relaciones de pareja, que tienen por lo menos tres alternativas claras para administrar las finanzas de a dos.
El clásico miti-miti o 50 y 50
Siguiendo a Aguilar, creadora también de luliinvierte, este arreglo sirve mucho para las parejas que recién arrancan y es bueno para aquellos que cobran salarios parecidos, pero no es el mejor si hay mucha disparidad de ingresos o si ya hay objetivos financieros y de inversión.
"Sirve si solo es para pagar gastos y no hay plan financiero y si todavía estamos transcurriendo los primeros meses de relación y no apostamos demasiado aún a la pareja", explicó.
Participación por ganancia ponderada
"Si yo solo gano un 10% de los ingresos totales del hogar no es justo que pague un 50%. Con esta posibilidad, la idea es que, si gano un 10%, me haga cargo de un 10% de los gastos, más que nada si se decide llevar un tren de vida acorde al que gana más", detalló.
La complejidad de esta alternativa radica en que para llevarla a cabo hay que tener en claro cuáles son los gastos mensuales, cuánto gana cada uno y cuánto aportó cada cual y si se hacen aportes para objetivos financieros como un viaje, comprar una casa, un auto, hacer una fiesta de casamiento o una reforma.
Lo tuyo es mío y lo mío es nuestro (se junta la ganancia de la pareja en un fondo común y se ahorra e invierte del mismo fondo)
"Con mi actual marido seguíamos el esquema de participación por ganancia ponderada hasta que quedé embarazada. Ese fue el punto bisagra: cuando tuvimos hijos, porque ese es un proyecto que nos trasvasaba. Esta forma de juntar tiene que ver con una pareja que va para largo porque permite tener sueños en común, invertir juntos y, cuando tenés el dinero todo junto, eso hace que el interés compuesto se componga más rápido", relató.
Sin embargo, dijo que esta alternativa requiere de mucha comunicación en la pareja, de sentarse y definir objetivos y en qué se va a invertir. Y si se quiere un margen de libertad se puede establecer un fondo discrecional que estipule un monto de dinero que cada uno puede gastar sin consultarle al otro. Esto está pensado sobre todo para gastos y no para realizar inversiones, que deberían pensarse en conjunto.
Dividir los gastos por categorías
Por último, una cuarta opción, desaconsejada por Aguilar, es separar los gastos de manera que uno pague los servicios, el club y el supermercado y el otro la obra social, el paseador del perro y el colegio de los chicos, por ejemplo.
"Esto no es justo ni equitativo porque por ahí de un lado los gastos se dispararon y del otro, no. Hay que dividirlos de otra forma o hacer un fondo común y de ahí gastar. No dividir en categorías y que cada uno se haga cargo de una categoría estanca", continuó.
Infidelidad financiera
Si no tener un proyecto financiero puede ser un problema, una infidelidad en este plano resulta una complicación aún mayor. Pero ¿Qué es una infidelidad financiera? Básicamente esconderle gastos al otro, tomar deuda sin su conocimiento y sin su consentimiento o ahorrar por fuera de la pareja sin contarle al otro.
"Si encontrara que mi marido ahorra a escondidas a mí me mata. ¿Por qué lo haría? ¿Con qué fin? ¿Está juntando dinero para separarse?", planteó.
Hay casos más extremos, como el que compartió una de sus seguidoras, que contó que su pareja tomó deuda sin avisarle y terminaron perdiendo la casa por la que habían pagado durante 10 años.
"De acuerdo con una encuesta que hice, menos del 60% de las parejas tienen objetivos comunes de inversión, solo el 70% tiene objetivos comunes de ahorro y un 75% no tiene discutido qué pasa con sus finanzas en caso de una separación", agregó.
Tener un plan B por si la cosa no funciona
En este sentido, la experta dijo que, si se tienen las finanzas en orden, hay que tener un plan B.
"El dinero más que un problema tiene que ser una fuente de posibilidades y, si hay que separarse, tener un plan B hace que por lo menos ese frente no sea un problema. Me llegan un montón de testimonios de mujeres que se dan cuenta cuando se están por separar que los activos están todos a nombre de él. Todo lo que es bienes gananciales debería estar a nombre de las dos personas por más de que no estén casados, porque están conviviendo y están aportando juntos a la casa", cerró.