Iván De Pineda descolocó a todos en Pasapalabra: “Perdón, no es lo más respetuoso del mundo”
El conductor compartió un divertido ida y vuelta con Paulo Kablan, llevó cotillón al estudio y se paró en una de las mesas
LA NACIONEn medio de los juegos, la competencia y los nervios, en Pasapalabra (Telefé) siempre hay tiempo para un rato de risas. Iván De Pineda es el encargado de dirigir a los participantes a lo largo de todas las pruebas y desafíos pero también de ser el autor de divertidos momentos que traspasan las pantallas y se transforman en fenómenos virales. Esta vez, junto al periodista Paulo Kablan, trajo cotillón, bailó arriba de la mesa y descolocó a todos en el estudio.
Muchas veces, sus gustos personales y desencuentros con participantes son los detonantes de historias para el recuerdo. Otras, como la que ocurrió en este último programa de la semana, son las anécdotas y secretos de sus invitados los disparadores. Luego de haber completado uno de los juegos del programa, aprovechó unos segundos para charlar con Kablan.
La pista musical internacional no tuvo el mejor de los desempeños del periodista por lo que la charla de música se disparó para otro lado. “¿Sos del cotillón en el carnaval carioca?”, le consultó De Pineda a Paulo. “Claro. Los que somos muy malos para bailar y ni idea para la música somos muy buenos en el cotillón, nos colgamos”, bromeó el invitado.
“Mucha maraca, mucha banana, mucho bonete, sombrero... Si descontrolás ¿descontrolás mal, Kablan? ¿Hasta dónde llegás cuando descontrolás?”, inquirió el conductor. “No va a ser hoy pero te puedo bailar arriba de la mesa”, respondió el periodista orgulloso. Sus palabras actuaron como magia en Iván. Musicalizador atento, carnaval carioca en Telefé y De Pineda contento.
Mientras la música sonaba, el conductor se paró arriba de la mesa del estudio y comenzó a bailar y cantar. Segundos después, pedido de disculpas de por medio, volvió a su asiento. “Perdón, eh. No es lo más respetuoso del mundo pararme donde me paré”, indicó.
Pero el ida y vuelta no terminó ahí. Cuando tan solo faltaba el último juego para cerrar la etapa inicial y pasar a El Rosco, Iván De Pineda apareció en cámara con una caja llena de cotillón. Repartió pelucas, maracas y sombreros y comenzó a sonar el clásico Don’t Stop The Party, de Pitbull. Todos los participantes se despidieron de la jornada a puro baile y sonrisas con música y al grito de “así se arruina una carrera” mientras que Iván elegía qué piezas de su cotillón iba a usar Paulo Kaplan.
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