Peleadores compulsivos: qué hay detrás de las personas que viven discutiendo por todo
Quienes tienen esta conducta no están riñendo con nosotros, sino con ellos mismos; es necesario mirar hacia adentro y hacer las paces
PARA LA NACION
Hoy te invito a reflexionar sobre los peleadores compulsivos. ¿Te has dado cuenta de que algunas personas viven peleando? Discuten con cualquiera, a cualquier hora y en cualquier lugar. No importa si se trata de un familiar, un amigo, un compañero de trabajo o estudio, o un desconocido.
Dichas peleas en las que se involucran hacia afuera son, en realidad, peleas internas. Están permanentemente subidos al “ring de su vida” contendiendo contra ellos mismos. ¿Qué es lo que lleva a un ser humano a convertirse en un peleador compulsivo? Estas son las tres principales razones:
1. Pelear con el papá interno o la mamá interna
La persona está luchando con la imagen paterna o materna que ha internalizado. A pesar de ser un adulto, no ha dejado de pelear con sus padres (con uno o con ambos) y repite, inconscientemente, la misma conducta al disputar con los demás.
2. Pelear con la infancia
Aquí el adulto pelea con su aspecto infantil, con su niño o niña interior, o con su aspecto adolescente con el que nunca hizo las paces.
3. Pelear con la propia frustración
La persona, sin darse cuenta, está en guerra con su propio sentimiento de frustración. Por lo general, porque no es capaz de reconocer y aceptar sus errores. Para ella, equivocarse es el fin del mundo.
Desde su presente, el peleador compulsivo pelea con una parte de su pasado: su sombra, su historia (negativa), su vulnerabilidad, su inmadurez, etc. Y esa lucha que, en la mayoría de los casos es inconsciente, se expresa peleando con aquellos que lo rodean.
Quienes pelean de forma compulsiva, en el fondo, no están riñendo con nosotros, sino con ellos mismos, con fragmentos de su propia vida que no son capaces de ver. Con esos fragmentos inconscientes de sí mismos, arman el combate que manifiestan hacia otros.
¿Es posible dejar de vivir peleando?
Claro que sí. Pero para ello, es necesario mirar hacia adentro y hacer las paces con uno mismo y con la propia historia, por dura y triste que esta haya sido. Solo de ese modo, la persona dejará de elaborar batallas internas y logrará utilizar su pasado para crecer hacia adelante y para sumar en la vida de los demás.
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