La Unesco hace sonar campanas fabricadas en Francia en la ciudad iraquí de Mosul
Tres campanas fabricadas en la región francesa de Normandía sonaron el martes en presencia de la directora general de la Unesco en Mosul, una ciudad del norte de Irak que está reconstruyendo su patrimonio tras los estragos del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
La iniciativa de la Unesco "Revivir el espíritu de Mosul" puso en marcha varios proyectos para rehabilitar iglesias, la mezquita Al Nuri y su minarete inclinado de 850 años de antigüedad, así como un centenar de casas de la Ciudad Vieja.
En su primera visita a Irak, la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, visitó el martes Mosul, donde se reunió con ingenieros para supervisar el avance de las obras, indicó un periodista de AFP.
En el convento de Nuestra Señora de la Hora, los asistentes oyeron repicar las tres campanas recién llegadas de Francia y montadas en su campanario.
La iglesia fue reconstruida con "piedra magnífica, dorada como el pan", dijo el padre dominico Olivier Poquillon.
"Es un símbolo del retorno a la paz, un vínculo con la historia, pero también un símbolo de esperanza para el futuro", dijo Azoulay, agradeciendo a la fundación Aliph y a Emiratos Árabes Unidos la financiación de esta restauración en Mosul.
Las campanas originales también procedían de Francia y fueron donadas en el siglo XIX por la emperatriz Eugenia.
Las tres nuevas campanas, de bronce, que llevan los nombres de los tres arcángeles, Gabriel, Miguel y Rafael y pesan entre 110 y 270 kilos, se fabricaron en Villedieu-les-Poêles (Normandía).
Se trata de la misma fundición que prepara las campanas de Nuestra Señora de París, según Azoulay.
- Convivencia -
El convento de Nuestra Señora de la Hora fue construido por frailes dominicos a mediados del siglo y acogió la primera escuela para niñas en Irak y la primera escuela para maestras.
"Estamos en un lugar de religión, cultura, convivencia y educación, por lo que es realmente un lugar muy simbólico cuya rehabilitación queríamos apoyar", declaró Azoulay.
Como toda la ciudad de Mosul, el lugar ha sufrido las consecuencias de la presencia del EI, que había hecho de esta ciudad su "capital" en Irak en 2014, antes de que las autoridades expulsaran a los yihadistas y declararan victoria en 2017.
La llegada del EI había empujado a decenas de miles de cristianos a huir de Mosul y de la provincia de Nínive, antaño centro del cristianismo.
La comunidad cristiana del país, que contaba con más de 1,5 millones de personas en 2003, antes de la invasión estadounidense, se ha reducido a unas 400.000 personas, muchas de las cuales huyeron de la violencia.
"Vemos que la vida está volviendo al barrio" dijo en febrero el padre Olivier Poquillon.
Ahora, mientras continúan las obras en la iglesia, espera que las campanas vuelvan a tener una "función de diálogo".
"En la Ciudad Vieja se oye (...) al mismo tiempo la llamada a la oración del muecín y el de las campanas", dice.
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