León XIV presidió su primera homilía como Papa y pidió por la paz
Ante miles de fieles, proclamó la dignidad infinita de cada persona
Ante una multitud de aproximadamente 6.000 fieles en la Basílica de San Pedro y otros 5.000 congregados bajo la lluvia en la plaza vaticana, el Santo Padre salió al atrio antes de la ceremonia para saludar personalmente a los presentes.
Les agradeció su "valentía y deseo de estar aquí esta noche" y les deseó que Jesucristo "nos traiga la paz y el amor de Dios", en un gesto que conmovió a los asistentes que desafiaron el frío invernal.
Esta ceremonia, que conmemora el nacimiento de Cristo, una de las más solemnes del año, mezcló cantos tradicionales y gestos simbólicos.
En su homilía, el Pontífice subrayó que la encarnación divina en la fragilidad de un recién nacido es la máxima expresión de humildad y liberación.
"Mientras una economía distorsionada induce a tratar a los hombres como mercancía, Dios se hace semejante a nosotros, revelando la dignidad infinita de cada persona", declaró.
León XIV contrastó la aspiración humana de "convertirse en Dios para dominar al prójimo" con la voluntad divina de "convertirse en hombre para liberarnos de toda esclavitud".
Enfatizó que la omnipotencia de Dios "resplandece en la impotencia de un recién nacido" y que para encontrar al Salvador, "no hay que mirar hacia arriba, sino contemplar hacia abajo".
Retomando las palabras de San Agustín, el Santo Padre recordó que "tanto te oprimió la soberbia humana, que solo la humildad divina te podía levantar", y añadió que la luz que irradia el Niño Jesús "nos ayuda a ver al hombre en cada vida que nace".
El Papa también lanzó una advertencia social, afirmando que "en la tierra no hay espacio para Dios si no hay espacio para el hombre", y reclamó acogida para "los niños, los pobres, los extranjeros", en palabras que evocaron la homilía navideña de 2012 de Benedicto XVI.
León XIV concluyó su homilía definiendo la Navidad como una "fiesta de la fe, de la caridad y de la esperanza", e instó a los creyentes a abrazar estas virtudes para "ir al encuentro del amanecer del nuevo día" sin temor a la oscuridad.
La emotiva ceremonia incluyó el tradicional descubrimiento de la imagen del Niño Jesús por parte del Papa, mientras niños de diversas partes del mundo ofrecían arreglos florales en homenaje.
El jueves por la mañana, León XIV presidirá la misa del día del natalicio de Jesús, reanudando con una tradición que se remonta al pontificado de Juan Pablo II (1978-2005).
El Pontífice luego pronunciará a las 12 horas (11 GMT) su bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo) desde el balcón de la basílica, en la que el papa se refiere a los conflictos en el mundo. (ANSA).



