
Robert Francis Prevost, nacido en Chicago en 1955, se convirtió en el nuevo Papa de la Iglesia Católica con el nombre León XIV. Su elección marcó un hito histórico, ya que es el primer pontífice estadounidense y el segundo del continente americano, después de Francisco. Prevost es miembro de la Orden de San Agustín y posee una profunda conexión con América Latina, dado que vivió y trabajó en Perú durante casi dos décadas. Su experiencia multicultural y su compromiso pastoral se destacan como aspectos centrales de su trayectoria.
Durante su tiempo en Perú, Prevost desempeñó un papel significativo en la Iglesia local. Fue obispo de Chiclayo y, en reconocimiento a su labor, recibió la nacionalidad peruana. Su trabajo en la región le otorgó una perspectiva única sobre los desafíos y necesidades de las comunidades latinoamericanas, lo que fortaleció su perfil como líder eclesiástico con una visión global y un compromiso firme con los más necesitados.
En 2023, el papa Francisco lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos, una de las posiciones más influyentes en el Vaticano, con la responsabilidad de supervisar el nombramiento de obispos en todo el mundo. Este rol le permitió desarrollar una comprensión profunda de la estructura y el funcionamiento de la Iglesia a nivel global, lo que consolidó su reputación como un administrador competente y equilibrado.
La elección de Prevost como papa León XIV fue una decisión significativa por parte del Colegio Cardenalicio, que buscaba un líder con capacidad para continuar las reformas iniciadas por Francisco y para tender puentes entre las distintas corrientes dentro de la Iglesia. Su perfil moderado y su disposición al diálogo lo convirtieron en una figura de unidad en tiempos de polarización.
En su primer mensaje Urbi et Orbi, León XIV expresó su gratitud y humildad. Hizo un llamado a la unidad y a la paz global, y subrayó la importancia de construir puentes y de trabajar en conjunto para enfrentar los desafíos actuales de la Iglesia y del mundo. Su enfoque pastoral y su compromiso con los valores del Evangelio quedaron reflejados en sus palabras iniciales como Sumo Pontífice.
Entre los principales retos de su pontificado, como sucesor del papa Francisco -fallecido el 21 de abril de 2025-, figuran la crisis de vocaciones, el avance de la secularización, la necesidad de implementar reformas en materia de transparencia financiera y la lucha contra los abusos dentro de la Iglesia. Además, se espera que dé continuidad a la agenda inclusiva de su predecesor, orientada a promover una Iglesia más abierta y cercana a las realidades del siglo XXI.