Resumen 8-más de 3.700 muertos por terremoto en turquía y siria, mal clima complica tareas rescate

(Actualiza número de muertos, añade contexto y citas)
Por Mert Ozkan y Kinda Makieh
KAHRAMANMARAS, Turquía/DAMASCO, 6 feb (Reuters) - Un devastador terremoto causó el lunes la muerte de más de 3.700 personas en una franja de Turquía y el noroeste de Siria, mientras que el gélido clima invernal se sumaba a la difícil situación de las miles de personas que quedaron heridas o sin hogar y dificultaba los esfuerzos por encontrar supervivientes.
El sismo, de magnitud 7,8 y que se produjo en la oscuridad de una mañana de invierno, fue el peor que ha sacudido Turquía en lo que va del siglo. También se sintió en Chipre y Líbano.
El terremoto, que fue seguido por otro de gran magnitud, derribó bloques de apartamentos enteros en ciudades turcas y sumaba más devastación a los millones de sirios desplazados por años de guerra.
"Nos sacudió como si fuera una cuna. Éramos nueve en casa. Dos hijos míos siguen entre los escombros, aún los estoy esperando", dijo una mujer con un brazo roto y heridas en la cara, hablando en una ambulancia cerca de los restos de un bloque de siete plantas donde vivía, en Diyarbakir, en el sureste de Turquía.
"Fue como el Apocalipsis", dijo Abdul Salam al-Mahmoud, un sirio de la ciudad septentrional de Atareb. "Hace mucho frío y llueve mucho, y la gente necesita que la salven".
Se trató del sismo más poderoso registrado en el mundo por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) desde el terremoto detectado en un área remota del Atlántico Sur en agosto del 2021.
En Turquía, la cifra de muertos ascendía a 2.316, según informó la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD), siendo el mayor número de víctimas mortales de un terremoto en Turquía desde 1999, cuando un temblor de magnitud similar devastó la densamente poblada región oriental del mar de Mármara, cerca de Estambul, causando más de 17.000 muertos. En Siria fallecieron al menos 1.444 personas y unas 3.500 resultaron heridas, según cifras del Gobierno y de los equipos de rescate en la región noroccidental controlada por los insurgentes.
Las deficientes conexiones a internet y las carreteras dañadas entre algunas de las ciudades más afectadas del sur de Turquía, donde viven millones de personas, dificultaban los esfuerzos para evaluar y hacer frente al impacto.
Las temperaturas en algunas zonas podrían descender hasta casi el punto de congelación durante la noche, lo que empeoraría las condiciones de las personas atrapadas bajo los escombros o sin hogar. El lunes empezó a llover tras las tormentas de nieve que azotaron el país el fin de semana.
Más de 13.000 personas resultaron heridas en Turquía a causa del terremoto.
El presidente turco, Tayyip Erdogan, lo calificó de desastre histórico y el peor terremoto que ha sacudido Turquía desde 1939, pero afirmó que las autoridades estaban haciendo todo lo que podían.
"Todo el mundo se está esforzando al máximo, aunque la estación invernal, el frío y el hecho de que el terremoto se haya producido durante la noche dificultan las cosas", afirmó.
El segundo sismo fue lo suficientemente grande como para derribar más edificios y, al igual que el primero, se sintió en toda la región, poniendo en peligro a trabajadores de rescate que luchaban por sacar a las víctimas de entre los escombros.
En Siria, ya devastada por más de 11 años de guerra civil, el Ministerio de Sanidad dijo que habían muerto 711 personas. En el noroeste sirio, controlado por los rebeldes, los trabajadores de emergencias dijeron que habían muerto 733 personas.
Según Naciones Unidas, 4,1 millones de personas, muchas de ellas desplazadas por el conflicto y que viven en campamentos, dependen ya de la ayuda humanitaria transfronteriza en el noroeste de Siria, y los esfuerzos internacionales de apoyo se ven desbordados y carecen de fondos suficientes.
"Las comunidades sirias se ven afectadas simultáneamente por un brote de cólera y por las duras condiciones invernales, como las fuertes lluvias y nevadas del fin de semana", declaró a la prensa en Nueva York Stéphane Dujarric, portavoz de la ONU.
En la ciudad de Alepo, controlada por el Gobierno, imágenes en Twitter mostraban dos edificios vecinos derrumbándose uno tras otro, llenando las calles de polvo.
No salió nadie
En la ciudad siria de Jandaris, en la provincia de Alepo, controlada por los rebeldes, un montículo de hormigón, barras de acero y fardos de ropa ocupa el lugar en el que antes se levantaba un edificio de varias plantas.
"Había 12 familias ahí debajo. No salió ni una. Ni una", dijo un joven delgado, con los ojos muy abiertos por la conmoción y una mano vendada.
Raed al-Saleh, de los Cascos Blancos sirios, un servicio de rescate en territorio controlado por los rebeldes conocido por sacar a personas de las ruinas de edificios destruidos por ataques aéreos, dijo que estaban en "una carrera contrarreloj para salvar las vidas de los que están bajo los escombros".
La televisión estatal siria mostró imágenes de equipos de rescate buscando supervivientes bajo una intensa lluvia y aguanieve.
En la ciudad turca de Diyarbakir, periodistas de Reuters vieron a decenas de efectivos de rescate que buscaban supervivientes entre un montón de escombros, lo único que quedaba de un gran edificio. De vez en cuando levantaban las manos y pedían silencio, en busca de señales de vida.
El Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, habló el lunes por teléfono con el ministro de Asuntos Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, sobre el terremoto, según informó el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
Blinken hizo la llamada "en primer lugar para ofrecer sus condolencias y dejar claro... que cualquier cosa que Turquía necesitara y que nosotros pudiéramos proporcionarle, que descolgara el teléfono y nos lo hiciera saber", dijo Price. Erdogan dijo que 45 países se habían ofrecido a ayudar en las labores de búsqueda y rescate en Turquía.
El terremoto también paralizó las operaciones en el centro de exportación de petróleo de Turquía en Ceyhan y detuvo los flujos de crudo procedentes de Irak y Azerbaiyán. (Información adicional de Ece Toksabay y Huseyin Hayatsever en Iskenderun (Turquía), Umit Ozdal en Diyarbakir, Ezgi Erkoyun, Jonathan Spicer y Daren Butler en Estambul, Nevzat Devranoglu en Ankara, Maya Gebeily en Beirut, Suleiman al-Khalidi en Ammán, Michelle Nichols en Nueva York y Simon Lewis en Washington; Redacción: Tom Perry, Dominic Evans y Alistair Bell. Edición: Angus MacSwan, Hugh Lawson y Howard Goller; editado en español por Tomás Cobos, Javier Leira y Aida Peláez-Fernández)




