Patrimonio industrial de la ciudad
Además del patrimonio arquitectónico de influencia europea, mayoritariamente francesa, Buenos Aires también cuenta con valiosos ejemplos de patrimonio industrial. Desde grandes terminales ferroviarias, puentes y usinas, hasta edificios y establecimientos que formaban parte del sistema de provisión de agua con elementos como la antigua Torre de Toma, la Planta Potabilizadora en Palermo, los grandes depósitos de gravitación de la avenida Córdoba y Riobamba, y los de los barrios de Caballito, Devoto y Constitución.
Conforman un patrimonio industrial único a nivel continental, tanto por su envergadura como por las características de su tecnología y arquitectura. Estas maravillas del arte y la técnica de fines del siglo XIX y principios del XX fueron pensadas como verdaderos monumentos a la higiene pública y al significado que tenía el agua potable.
En una ciudad sin grandes elevaciones debían buscarse puntos altos en la urbe que permitieran concentrar un volumen de agua importante -millones de litros- para luego ser distribuidos por gravitación a toda la red. De esta manera, el agua que se purificaba en la planta de Recoleta y, más tarde, en la actual planta de Palermo se enviaba a la red subterránea, y una vez llena, se impulsaba luego a los grandes tanques. Éstos entraban en acción cuando la red dejaba espacios vacíos, es decir, actuaban como reguladores del sistema.
El primer gran depósito fue el Palacio de las Aguas Corrientes (1894), pero el crecimiento demográfico hizo necesario levantar otros dos, en Caballito (1915) y Villa Devoto (1917), barrios topográficamente más elevados que su antecesor. Sus megaestructuras de hierro casi no poseían diferencias, ni de diseño ni de capacidad: 12 tanques distribuidos en tres pisos, capaces de contener más de 72 millones de litros.
Parecen dormidos, pero sólo lo aparentan. Caballito está en pleno funcionamiento y Villa Devoto, camino a recuperarse. El Palacio de las Aguas Corrientes, aunque desafectado desde 1978, no está totalmente inactivo: en sus tanques guarda más de dos millones de planos históricos, la memoria sanitaria de la ciudad.
El autor es arquitecto
Jorge Tartarini