Amores de estío: ¿relaciones efímeras o vínculos duraderos?
Por qué la gente se enamora bajo el sol
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¿Existe el amor del verano? ¿Puede definirse un amor por las estaciones del año?
Para Vivaldi las cuatro estaciones podían convertirse en diferentes movimientos musicales. Para Ingmar Bergman el conflictivo encuentro de una madre mayor con su hija adulta se convierte en una Sonata otoñal , en la trilogía fílmica en la Búsqueda de Dios a una de ellas la denominó Luz de invierno y tanto un conflictivo amor juvenil Un verano con Mónica , como una comedia de enredos amorosos, Sonrisas de una noche de verano , fueron marcadas por el período estival. Para este genial director sueco que conoce los crudos inviernos, la llegada del verano se asocia con el erotismo y la desnudez como expresión de pasión y libertad.
En el caluroso mayo francés de 1968 uno de los graffiti fue: "Bajo los adoquines de la playa", el verano aligera las ropas, presiona la búsqueda del "aire libre", las convenciones sociales quedan en suspenso, aquello que sería indecente en la vida cotidiana no lo es en la playa.
La expresión del sociólogo francés Edgar Morin, "el valor de las grandes vacaciones es la vacación de los grandes valores", sintetiza la posibilidad que nos une a las fiestas de nuestros antepasados que se autorizaban determinados días a no respetar tabúes y obligaciones, en lenguaje psicoanalítico aceptar como válidas las expresiones del ello o de los impulsos primitivos reprimidos y evitar los mensajes inhibitorios y culposos del riguroso juez interno llamado superyo.
Las vacaciones y el calor del verano exigen desprenderse de la vestimenta acorazada que sólo dejaba ver las manos (si no usaba guantes) y la cara, vivir sin el encubrimiento de las vestimentas formales que ocultaban casi todo el cuerpo para ser parte de la cotidiano. La moda al servicio del erotismo elegirá cada año una nueva forma de cubrir y descubrir el cuerpo, guardando o insinuando un misterio para alimentar el deseo y la fantasía que terminará perdiendo el campo nudista después de ser transitado, despertándose la libido, quizás al encontrarse vestidos.
Voyeurismo y exhibicionismo, la necesidad erótica de mirar y ser mirado se impone como una exigencia inquietante para unos y placer esperado para otros.
El nuevo fetiche narcisista en que tiende a convertirse el cuerpo en nuestros días pasa a exhibir trabajos gimnásticos y nuevas cirugías buscando la mirada del otro.
Los biólogos descubrieron que la mayor duración de la luz diurna es la que hizo renacer las plantas en primavera y los psiquiatras descubrieron también en el humano el efecto estimulante y antidepresivo de la luz estival.
La libido tiene óptimas condiciones para expresarse, aumentando los temores paternos y las fantasías y experimentación de los jóvenes. El amor del verano, punto de encuentro, puede terminar con desencuentro al finalizar la estación. A la fantasía apasionada le pondrá fin la cruda realidad del retorno a lo cotidiano, pero enriquecido y no olvidando... que debajo de los adoquines está la playa, aunque no lo parezca.



