Epilepsia: en los adolescentes, cambiar hábitos hace la diferencia
Entre el 15 y el 30% de los casos se origina durante esa etapa de la vida
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Si bien la adolescencia es considerada una etapa crítica por motivos conocidos -emocionales y corporales- su singularidad también se observa en otros campos, como el de una enfermedad neurológica en aumento: la epilepsia.
Según las estadísticas, entre el 15 y el 30% de los casos aparece durante la pubertad, y la adolescencia es una etapa propicia para el surgimiento de las crisis características de las epilepsias.
Aunque hoy la enfermedad se controla en más del 80% de los casos, los tratamientos requieren un alto compromiso por parte del paciente. Es en ese punto donde se ponen en juego los factores psicológicos: el adolescente debe comprometerse a cambiar hábitos y a seguir las indicaciones del médico en áreas críticas como el consumo de alcohol, el respeto por el sueño nocturno y la exposición a las computadoras.
Escuchar y educar
"El neurólogo debe registrar atentamente lo que expresa el adolescente y considerar que una situación emocional conflictiva puede ser factor de riesgo para la aparición de crisis. La adolescencia es una etapa clave para el desarrollo de la personalidad y cuando un adolescente padece epilepsia como proceso crónico magnifica su problemática", explica el doctor Jorge Grippo, jefe de la división Neurología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y profesor de neurología infantil de la Universidad de Buenos Aires.
"Las consultas al neurólogo, la realización de estudios y los controles muchas veces no son aceptados, por lo que es necesario que los adolescentes conozcan los alcances, la duración y los beneficios que les dará el tratamiento", agrega.
Las epilepsias -no existe un solo tipo, sino varios- requieren una medicación adecuada a cada paciente. Además de tomarla en tiempo y forma, los adolescentes que han sido diagnosticados deben evitar el consumo excesivo de alcohol.
"No es necesaria la abstemia, pero sí la moderación. Sabemos que el alcohol excita las neuronas y las inhibe; además, altera el metabolismo y es tóxico. El adolescente epiléptico que se emborracha tiene una convulsión", afirma Grippo.
Por otra parte, la buena calidad del sueño nocturno disminuye el riesgo de crisis. "La alteración de los ritmos naturales de sueño/vigilia y el dormir poco son contraproducentes. El sueño es importante porque las mayores descargas eléctricas del cerebro se producen durante la noche, y si no se duerme lo suficiente se produce una sobreexcitación neuronal. En las horas siguientes sobreviene la crisis. Si a esto se le suman el alcohol, los factores emocionales y las luces intermitentes de las disco, el cuadro se agrava", dice el especialista.
Si las crisis son de origen fotosensible, "es conveniente enfatizar las precauciones por adoptar frente al televisor (ubicarse como mínimo a dos metros) y la computadora, evitando pasar muchas horas frente al aparato y usando vidrios protectores".
Cuando llega el momento del inicio de la actividad sexual, "la mujer adolescente que toma anticonceptivos debe saber que algunos antiepilépticos reducen la eficacia de esas drogas, por lo que debe consultar con su ginecólogo para aumentar las dosis", agrega el neurólogo.
En términos generales "el adolescente pertenece a un grupo vulnerable por el propio período de desarrollo -subraya-. Si tiene epilepsia, es fundamental el constante apoyo a la autoestima de esa persona frente a su problemática y a las preocupaciones naturales que esa situación engendra".



