Construyen baños y cocinas en barrios vulnerables
Módulo Sanitario es un programa de la organización Horizonte de Máxima, que ya mejoró unas 26 viviendas
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Jesús Ponce festejó sus 18 años de una manera diferente: soplando las velitas mientras colaboraba en la construcción de un módulo sanitario con la organización Horizonte de Máxima. Vive en el barrio Ingeniero Allan, en Florencia Varela, junto a sus cinco hermanos y su papá. Hace cuatro meses fue su casa la que finalmente pudo tener baño y cocina gracias a esta iniciativa, y como agradecimiento, decidió sumarse como voluntario para lograr que otras familias pudieran conseguir lo mismo.
"Como ellos me ayudaron a mí, yo ahora quiero ayudar a otros. Es lindo conocer a la familia a la que le estamos construyendo hoy. Ayer vinieron todos con una torta y me festejaron el cumpleaños. No me lo esperaba", dice este joven que está terminando el secundario y quiere estudiar Medicina.
Modulo Sanitario es un programa de la organización Horizonte de Máxima que busca resolver la emergencia sanitaria de las familias que viven en asentamientos informales y contribuir a su higiene y salud. Su equipo de trabajo está conformado por 10 jóvenes profesionales de diversa trayectoria laboral en el ámbito público y privado, con fuerte compromiso social.
Según el Censo Nacional 2010, el número de personas que no tienen baño asciende a 6.000.000. Éste era el caso de Jesús, que durante años tuvo un baño precario en el fondo de su casa: consistía de cuatro paredes podridas, sin techo. "Llovía y no podíamos ir porque era todo barro. Lavábamos las verduras en una olla y ahora tenemos una pileta para lavar los platos", dice Jesús, para explicar el salto cualitativo que pegó su familia después de recibir el módulo sanitario, compuesto de baño y cocina.
"Vinieron de la organización a censarnos y les dijimos que estábamos interesados. Nosotros hicimos el pozo ciego con la ayuda de los vecinos y después colaboramos con la construcción con mis hermanos. Ahora nos podemos bañar con agua caliente", cuenta entusiasmado.
Ya son 26 los módulos confeccionados en este barrio de Florencio Varela y la idea en 2017 es construir 100 más. ¿Cómo surgió el proyecto? Movilizados por la gran inequidad social que existe en el país, ocho universitarios de carreras técnicas y humanísticas diseñaron junto a las familias vulnerables un módulo de emergencia digno, de bajo costo y fácil de montar.
Equipamiento nuevo
A la cocina la equipan con canilla y bacha, además de agua caliente. Y el baño consiste de canilla, bacha, ducha e inodoro. Acá también el valor agregado es el agua caliente y la conexión eléctrica en ambos ambientes.
Para poder llevar a cabo su trabajo y seleccionar a las familias, la entidad trabaja codo a codo con Techo, que ya tiene un larga experiencia en estos territorios. "Nosotros trabajamos para completar la vivienda de emergencia que ellos ya les construyeron a más de 10.000 familias. Como una amiga que conocí en Techo trabajaba en este barrio, decidimos empezar acá. Hoy tenemos una alianza con la fábrica social de Techo, que nos provee los paneles de madera y otros materiales", dice Matías Nicolini, uno de los fundadores de la organización. "Siempre nos interesó trabajar en conjunto, para que lo ya realizado pueda seguir mejorándose y no haya que empezar de cero", agrega.
Un diagnóstico preocupante
Cuando pusieron pies en el terreno lo que vieron fue que casi la totalidad de los hogares tenía el baño fuera de la casa y que no estaba en condiciones. "Son cuatro paredes de chapa, con un inodoro y no tienen lavamanos. Y la cocina está metida en el mismo lugar en el que duermen. Lo que suma el módulo sanitario además de tener una instalación bien hecha es no tener que salir de la casa para ir al baño o la cocina. Después de la construcción realizamos visitas a las casas y lo que vemos es muy positivo, están muy agradecidos, es un cambio enorme", explica Gabriela Zen, voluntaria de la entidad, en un descanso de la construcción en el barrio Ingeniero Alan.
A su alrededor, otras manos solidarias se tiran debajo de una casa para hacer las conexiones de agua, mientras otros pintan las paredes de color celeste. "Por ahora estamos haciendo una construcción por mes. Hoy, por ejemplo, estamos realizando cuatro simultáneamente", agrega Zen.
El costo de los módulos es cerca de $20.000 y se le pide a la familia que aporte $ 2000, que haga el pozo ciego necesario para la instalación y que colabore con la construcción.
"Elegimos a las familias en función de la necesidad habitacional, pero también del compromiso que muestran", dice Zen.
Además de la construcción, la entidad hace capacitaciones a las familias sobre hábitos de higiene básicos, como lavarse las manos, bañarse y lavar la vajilla para mejorar la higiene y prevenir enfermedades.
Durante 2015 y 2016 fueron más de 200 voluntarios entre 18 y 60 años los que participaron. Algunos fueron en familia con sus pequeños hijos; otros son jóvenes profesionales con ganas de ayudar. "Lo importante es que no hay límite de edad para ayudar. Hay voluntarias de 65 años porque no todo el trabajo es de fuerza", agrega Zen.
"Muchos nos preguntan cómo pueden colaborar. Y la verdad es que hay muchas maneras. Pueden hacerlo siendo voluntarios, con aportes económicos desde nuestra página web o a través de donaciones de material sanitario", concluye Zen.
Formas de ayudar
Voluntariado
Entre 2015 y 2016 fueron más de 200 voluntarios de entre 18 y 60 años, los que participaron de las actividades de la organización. Algunos lo hicieron en familia con sus hijos, mientras que otros son jóvenes profesionales con ganas de ayudar.
Donación de dinero
Lo que más necesitan es que las personas se sumen como colaboradores mensuales para cubrir los costos de las construcciones y poder llegar a más lugares.
Materiales sanitarios
Quienes tengan pymes o empresas vinculadas con materiales sanitarios, pueden sumarse con materia prima.