
Abuso
Entrá a la guía de servicio y encontrá los tips de los expertos sobre cómo prevenir, actuar y encontrar ayuda frente a este problema

En las últimas semanas, fueron varios los casos de grooming que llegaron a los medios de comunicación. Algunos de ellos, se iniciaron en plataformas de videojuegos como Roblox, uno de los más populares entre los chicos, lo que impulsó que su acceso fuera bloqueado en las escuelas de la ciudad de Buenos Aires y otras jurisdicciones como Córdoba.
En ese contexto, la preocupación de las familias sobre cómo prevenir este delito y qué hacer ante un caso, va en aumento. En LA NACION, tras publicar la historia de Ornella, una joven que fue víctima de grooming desde los 10 años, invitamos a la audiencia a dejar sus consultas. Para responderlas, convocamos a Hernán Navarro, abogado y fundador de la organización social Grooming Argentina.
—Un lector nos escribió: “Tengo una nena chiquita, estoy alerta al 110% pero nunca me resulta suficiente, los pervertidos están en cualquier lugar”. ¿En qué plataformas suelen estar los groomers?
—Los groomers son personas mayores de edad que generalmente falsean su identidad digital para emparentarla con la de un niño o adolescente y, a partir de ahí, llevar a cabo el acto de violencia sexual en el ecosistema de Internet. Si bien cualquier plataforma puede ser escenario de grooming, las de mayor popularidad representan un riesgo mayor porque concentran más usuarios y más tiempo de permanencia. En otras palabras, los groomers están en todas las plataformas que usan los chicos: mientras mayor flujo de usuarios, más grande es el coto de caza de los abusadores. Instagram, WhatsApp o Roblox son ejemplos de esos entornos donde hoy los niños y adolescentes se mueven con naturalidad, y donde los agresores buscan mezclarse.
—Este año fueron varios los casos vinculados a juegos en red que se hicieron públicos. ¿Cómo operan los abusadores en esos espacios?
—En nuestras últimas mediciones detectamos que las plataformas más utilizadas en los casos de grooming son Roblox, Minecraft y Free Fire. Los perfiles comienzan a construir lazos de confianza en la dinámica del juego, día tras día. Lo más preocupante es el lenguaje simbólico hipersexualizado que aparece dentro de esas plataformas y que la pedofilia busca normalizar entre los chicos y las chicas: se utilizan palabras o movimientos de los avatares con connotaciones sexuales, todos contenidos que los niños no están preparados para procesar.

—¿Desde qué edad puede un chico ser víctima de grooming?
—Desde el momento en que un niño o niña tiene acceso a un dispositivo propio, se activa una instancia de vulnerabilidad. La falta de educación digital en la escuela, el escaso diálogo en casa y la dificultad de las infancias para reconocer el engaño crean lo que llamo una “tormenta perfecta”. Las edades más afectadas están entre los 9 y los 13 años, con mayor incidencia en chicos y chicas de 10 a 12. Antes de la pandemia la mayoría de los casos se concentraban en niñas y adolescentes mujeres. Pero esa brecha se acortó drásticamente: hoy los varones también están siendo blanco de este delito, especialmente a través de los juegos online.

—Muchas de las preguntas de la audiencia se relacionan con la prevención. Un papá nos escribió: “Tengo una nena de 12 que está empezando a usar celular. Me gustaría saber más para prevenir”. ¿Qué se puede hacer?
—El riesgo aparece cuando el adulto desaparece de la escena digital. Cuando no acompaña, no sostiene, no cuida u opera desde el miedo y la distancia. Un padre que se aleja de la tecnología no solo será cada vez más negligente, sino que cada día conocerá menos a sus hijos. La prevención se construye desde la copresencia, lo que yo llamo el vinculocentrismo digital: es decir, crear canales y criterios de corresponsabilidad que nos permitan coconstruir, coaprender. Prohibir no es prevenir. Una abuela una vez me dijo después de una charla: “Si no me esfuerzo por entender este nuevo mundo, no voy a poder cuidar a quien más amo”. Esa frase resume todo: una sociedad informada es una sociedad protegida.
—Un papá nos consultó: “Tengo una hija de 12 años y con mi esposa le hablamos mucho del tema. ¿Sirve insistirle? ¿Hasta dónde conviene ir"?
—Apelaría, más allá de la frecuencia, al modo y a la profundidad de ese diálogo. No se trata de machacar, sino de dialogar con empatía. Un diálogo horizontal y amoroso vale más que un sermón lleno de miedo. Educar en la confianza es que los chicos comprendan que independientemente de lo que suceda, la persona adulta responsable o cuidadora va a estar ahí sin juzgar, acompañando y sosteniendo. No hablo de control absoluto ni de libertinaje precario: hablo de acuerdos. De establecer lo que llamo una dieta digital: horarios, lugares, momentos, desintoxicación digital. El problema es que el 911 de un chico, hoy, es otro chico. Tenemos que reparar ese lazo roto. Si un chico puede contar algo sin miedo a ser retado, ya está protegido.
—Una madre nos consultó: “Quisiera saber qué hacer frente a un posible caso de grooming de mis hijos”.
—Hay cuatro pasos básicos: copiar la URL del perfil a denunciar, no borrar las conversaciones, no bloquear al agresor y no hacerse pasar por el chico víctima.

—¿Dónde se puede denunciar?
—El grooming es un delito ordinario: puede denunciarse en cualquier comisaría o fiscalía. También a través de la app gratuita GAPP, desarrollada por Grooming Argentina, que permite reportar casos y activar la intervención inmediata de la Justicia y la Policía Federal en todo el país. En minutos, garantizamos el acceso a la Justicia de las niñas, niños y adolescentes. Es gratuita tanto para Android como para IoS.
—Dos lectoras nos compartieron que fueron víctimas de violencia sexual intrafamiliar cuando eran niñas y manifiestan que por ese motivo les interesa saber más sobre el grooming. ¿Qué relación existe entre este delito y el abuso sexual con contacto físico?
—El impacto emocional es el mismo. Toda violencia sexual, física o digital, deja un trauma profundo. Durante mucho tiempo se minimizó el grooming porque en general en los casos no hay contacto físico. Pero no importa si la agresión ocurre en el cuerpo o en la imagen: el daño simbólico también hiere y silencia. Revalorizar esta dimensión implica reconocer que la violencia digital no es menor, sino una forma contemporánea de abuso que exige respuestas éticas, jurídicas y educativas a la altura de su complejidad. Por eso definimos al grooming como una nueva modalidad de violencia sexual sin contacto físico.
—¿Por qué a las víctimas les cuesta tanto pedir ayuda?
—En primer lugar, muchos chicos no saben que están siendo víctimas. Otros no quieren causar un problema a su familia. A eso se suman las amenazas y la manipulación emocional: los agresores los coaccionan con sus propias fotos o videos: “Sino me mandás más, le voy a enviar esto a tu papá o a toda tu escuela”. Es lo que llamo un secuestro emocional, dado que toda vez que tienen sus fotos o videos, es decir, su intimidad, los tienen a ellos. Por eso es tan importante la educación digital integral y la incorporación de la perspectiva digital a la ESI.
—¿Cuáles son las señales de alerta que pueden advertirnos de un caso?
—Algunas de las más frecuentes son: baja en el rendimiento escolar, cambios en el ánimo, explosiones de ira, ocultamiento del celular o conexiones hasta altas horas de la noche. En definitiva, situaciones que nos llamen la atención. Nadie conoce mejor a un hijo que sus padres: las voces de alerta están ahí, solo hay que aprender a escucharlas.
• En la ciudad de Buenos Aires, se puede denunciar en la Unidad Fiscal Especializada en Delitos y Contravenciones Informáticas, que depende del Ministerio Público Fiscal porteño al 0800-3334-7225 o por mail a denuncias@fiscalias.gob.ar
• En el resto del país, la víctima puede acercarse a la fiscalía especializada en cibercrimen de su jurisdicción y hacer la denuncia. En caso de no contar con una unidad especializada, se puede denunciar en la fiscalía más cercana.
• En la aplicación de Grooming Argentina disponible para Android y iOS www.groomingarg.org
