¿Quiere ser fashion? Vístase con una toalla
La “towel skirt” de Balenciaga se impone en el verano: es unisex, promete desnudez, resulta práctica en la playa... y amigable con quienes sufren de sudor en las manos
JOSE IGNACIO.- Arrancó el verano y hay gente fashion por doquier. Imposible competir salvo que se agarre una toalla mediana de ese color indescriptible entre beige y gris (adquirido después de tantos lavados) que quedó olvidada en el baño desde la temporada anterior. Es decir, una de esas al borde de ser usadas de trapo de piso. El segundo paso es anudarla en la cintura. Arriba puede ir cualquier cosa –o nada. El tercero es marchar raudo en dirección a La Huella, Cruz del Sur o cualquiera de los restaurantes con más caché en el balneario. Si cualquier tendencia que imponga Balenciaga es tan poderosa como dicen los medios especializados, las puertas se le abrirán de par en par, los paparazzi se volverán locos, no habrá listado de lo más “in” que omita su foto y será calificado de influencer.
"Algunas imágenes emblemáticas en la Vogue van desde Veroushka con una toalla naranja en la cabeza y sólo collares del mismo color en los ´60 hasta Salma Hayek meses atrás con apenas paños minúsculos estratégicamente colocados. Quizá la pollera toalla entonces dure"
Otra alternativa para lograr exactamente el mismo efecto es desembolsar 929 dólares en el sitio web de Balenciaga y comprarse la “towel skirt” que fue un éxito mediático de la colección primavera/verano 2024. Como su nombre bien lo dice, la “towel skirt” es eso: una toalla puesta como falda, que ni siquiera hace el intento de parecer una pollera convencional hecha con género absorbente, aunque tiene pequeños botones ocultos para que no se caiga si no se busca redoblar la apuesta escandalizadora con ese efecto también. Ocurre que desde hace unos años Balenciaga, bajo la dirección creativa del diseñador georgiano Demna Gvasalia, se convirtió en sinónimo de la alta costura con total desprecio por las convenciones. A veces le sale muy bien. Como se mencionaba en este espacio una semana atrás, Gvasalia arrancó su último desfile, en el que todos esperaban vestidos suntuosos en géneros de ultralujo, con una modelo en jeans y camisa blanca de algodón que despertó un furor aprobado por los embajadores del buen gusto en todo el planeta. A veces le sale muy mal. Una campaña publicitaria un año atrás presentaba fotografías de niños con bolsos que parecían ositos de peluche vestidos para el sadomasoquismo, tras lo cual la firma fue acusada de condonar el abuso de menores. Muchas veces el resultado está abierto al debate, y lo estimula.
En ocasiones anteriores, Balenciaga presentó un bolso de cuero de 1700 dólares que parecía una bolsa de basura; a Kim Kardashian Gvsalia la envolvió en una media de nylon negra gigante para la gala del Met; y le puso tacos aguja a los Crocs en una colaboración entre ambas marcas.”No creo que la elegancia sea algo relevante”, declaró Gvasalia en una entrevista con The Guardian. Pero hay muchos críticos que sostienen que este tipo de moda ya está resultando cansadora, y ni siquiera demasiado original. Sin ir más lejos Prada, Fendi y Miu Miu lanzaron años atrás polleras toalla. Lo mismo hicieron diseñadores más nuevos como Ludovic de Saint Sernin, y todos, al menos, lo hacían de una forma que parecía más sexy y divertida (léase en algún color menos deprimente y con más cantidad de pierna a la vista). Pero, sea como sea que se use, la toalla parece tener un atractivo especial. Para algunos es la promesa de desnudez total debajo de ella (¿quién normalmente usa ropa interior bajo una toalla?). Para otros, es un símbolo de limpieza, y por ende, de pureza. Es, además, en plenas guerras culturales, un artículo claramente unisex, y que transmite una intimidad especial que durante décadas fue capturada en las revistas de moda. Algunas imágenes emblemáticas en la Vogue van desde Veroushka con una toalla naranja en la cabeza y sólo collares del mismo color en los ´60 hasta Salma Hayek meses atrás con apenas paños minúsculos estratégicamente colocados. Quizá la pollera toalla entonces dure. Para la playa es muy útil y, para la ciudad muchos ya han comentado cuán práctica es si se sufre, por ejemplo, de exceso de sudor en las manos. Pero, más allá del precio, hay otra razón para evitar las de Balenciaga: aunque la toalla es lo típico que uno tira sin pensar en el lavarropas, éstas vienen con la indicación de que, encima, sólo se pueden mandar a la tintorería.
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