A los 87 años, murió el escritor keniano Ngugi wa Thiong’o, “gigante” de las letras africanas
Novelista, ensayista y activista por los derechos humanos, fue varias veces candidato al Nobel de Literatura; en su país, estuvo detenido sin cargos y se lo persiguió hasta que debió exiliarse
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El 28 de mayo, a los 87 años, murió en Buford, Estados Unidos, el escritor e intelectual keniano Ngugi wa Thiong’o, varias veces mencionado como candidato al Premio Nobel de Literatura. Había nacido el 5 de enero de 1938 en Kamiriithu, en el seno de una familia campesina. Publicó novelas, cuentos, ensayos, libros de memorias y obras de teatro.
“Con profunda tristeza anunciamos la muerte de nuestro padre, Ngugi wa Thiong’o, este miércoles en la mañana”, escribió el miércoles de la semana pasada su hija Wanjiku wa Ngugi, en Facebook. Era padre del escritor Mũkoma wa Ngugi.
PEN Internacional lamentó el fallecimiento de quien fuera vicepresidente de la institución. “Ngugi wa Thiong’o fue más que un escritor; fue una voz revolucionaria que desafió el dominio de las lenguas coloniales, desmanteló las jerarquías literarias y defendió los derechos lingüísticos y la centralidad de las lenguas y el pensamiento africanos”, se lee en el comunicado.
El autor de Un grano de trigo, novela de 1967 donde registró la violencia desatada entre los colonizadores británicos y los guerrilleros independentistas del Levantamiento Mau Mau, había abandonado el inglés de sus primeras novelas (Niño, no llores y El río que nos separa) para escribir en kikuyu (o gikuyu), una lengua bantú de Kenia. “Creo en la igualdad entre los idiomas. Me horroriza completamente la jerarquía de las lenguas”, declaró a AFP en una entrevista en 2024.

En 1977, luego de la publicación de la novela Pétalos de sangre, donde retrataba en forma crítica la vida de la Kenia neocolonial, fue detenido sin juicio por orden del entonces vicepresidente de Kenia, Daniel arap Moi, y estuvo en la cárcel, con otros presos políticos, por más de un año. Se lo acusaba de escribir obras que atacaban a las elites del país.

En la cárcel, en papel higiénico, escribió su primera novela en kikuyu, El diablo en la cruz, de 1980, crítica de las huellas del imperialismo en la sociedad keniana. “En prisión comencé a reflexionar de forma más sistemática sobre el lenguaje -sostuvo-. ¿Por qué no me detuvieron antes, cuando escribía en inglés? Fue allí donde tomé mi decisión. No sé si habría superado el bloqueo psicológico si no me hubiera visto obligado por la historia”.
Tras acceder a la presidencia en 1978, el dictador Moi, que permaneció en el poder hasta 2022, ordenó que se secuestraran los libros de Ngugi y se le prohibió dar clases en colegios y universidades.
Al ser liberado a instancias de una campaña iniciada por Amnistía Internacional, Ngugi se exilió con su familia en Londres y, más tarde, en California. Se desempeñó como profesor en las universidades de California, Nueva York y Yale, entre otras.
“Para PEN International, no fue solo un vicepresidente, sino una brújula moral, un defensor implacable de la libertad de expresión, de la resistencia pacífica y creativa, y del derecho de cada pueblo a contar sus propias historias con su propia voz -concluye el comunicado de la organización de escritores-. Seguirá siendo un ejemplo para escritores y activistas en el futuro”.
En 2021, se convirtió en el primer escritor en ser nominado al Premio Booker Internacional por su novela en verso Las Nueve Perfectas, en calidad de autor y traductor.
El presidente de Kenia, William Samoei Ruto, despidió al escritor en redes sociales. “El enorme gigante de las letras de Kenia ha dejado su pluma por última vez -ponderó-. Siempre valiente, tuvo un impacto imborrable en la forma en que pensamos sobre nuestra independencia, justicia social, así como en los usos y abusos del poder político y económico. […] Su patriotismo es innegable, e incluso aquellos que no están de acuerdo con él admitirán que el discurso del profesor Thiong’o siempre surgió de una profunda y seria búsqueda de la verdad y la comprensión, carente de malicia, odio o desprecio”.
Después de veintidós años de ausencia de su país, en julio de 2004 Ngugi regresó a Kenia. A pocos días de su arribo, él y su esposa fueron atacados de noche en su departamento de Norfolk Towers por cuatro hombres armados que violaron a su esposa delante de él. Cuando Ngugi intentó defenderse, lo golpearon y le quemaron la cara. Los agresores fueron detenidos y puestos a disposición judicial.
En el ensayo Descolonizar la mente, instó a los escritores africanos a escribir en lenguas africanas y no en las europeas, a fin de construir una literatura “verdaderamente africana”. El pensamiento de Ngugi tenía una fuerte raíz anticolonialista inspirada en las enseñanzas de filósofo martiniqués Frantz Fanon. Su literatura, como reconoció, había sido influenciada por el escritor barbadense George Lamming y los novelistas ingleses de los siglos XVIII y XIX.
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