ARCO Madrid: los 35 años de una feria que mira a América,ARCO Madrid
Con fuerte lazo argentino, se inaugura pasado mañana una edición que celebra, no sólo la trayectoria, sino la osadía de haber mirado más allá del establishment
MADRID.- Definitivamente, las casualidades no existen. En el vuelo 6844 de Iberia, anteayer, viajaba a la capital española Guillermo Kuitca para cumplir con la cita prevista: presentar un libro de artista dentro del programa del espacio Ivorypress, que dirige Elena Ochoa, coleccionista, celebrity del arte y casada con sir Norman Foster, el arquitecto británico y premio Pritzker, autor del famoso "pepinillo" londinense.
Kuitca es uno de los convocados a la edición 35» de ARCO, en la que la Feria de Arte Contemporáneo se celebra a sí misma. Este año no habrá un país invitado, sino 35 galerías seleccionadas por María de Corral, senior curator, ex directora del Museo Reina Sofía, impulsora de la colección de Caixa Forum y directora de aquella Bienal de Venecia que tuvo a Jorge Macchi como representante argentino.
Justamente, en el mismo avión, anteanoche viajaba Orly Benzacar, la protagonista de un regreso con gloria. Mostrará aquí en su stand la obra de Macchi, en el mismo rango de las galerías que juegan en las ligas mayores.
Nadie lo dice con todas las letras, pero este aniversario es la segunda oportunidad para liderar el mercado latinoamericano, para que Madrid sea la cabecera de playa en Europa. Muchas galerías latinas abandonaron el ruedo madrileño cuando en 2001 Art Basel Miami encendió las luces de la seducción y montó ese combo perfecto de precisión suiza, palmeras y buenas ventas, dirigido, en el momento del arranque, por Sam Keller.
El helvético de cabeza rapada le ganó de mano a ARCO y organizó una feria de espíritu latino en la puerta de entrada de los Estados Unidos. Lo más curioso es que el know how de la jarana y la lista de invitados se los dio su jefa de prensa y RRPP, la españolísima Isabella de Mora y Aragón, dueña de una agenda non plus ultra.
En ARCO 35 años, el director Carlos Urroz y la plana mayor del Instituto Ferial de Madrid (Ifema) celebran el regreso de América. María de Corral, al frente del equipo de curadores, trajo de vuelta la galería Benzacar, pero también galerías mexicanas y brasileñas, que fueron las primeras en iniciar el éxodo de Barajas.
Un poco de historia
Como las casualidades no existen, decíamos, en 1987, me crucé aquí, caminando por Serrano, con el joven Kuitca vestido de cuero negro junto a su galerista de entonces, Julia Lublin. Era el momento Kuitca y el nacimiento de ARCO. La feria había nacido por iniciativa de la galerista Juana de Aizpuru, una andaluza de pura cepa y pelo rojo que ambicionaba otros horizontes para la España de la transición, cuando atrás quedaba el aislamiento franquista. Las primeras ediciones fueron en Casa de Campo, céntrico lugar de exposciones, para luego mudarse a los pabellones feriales de Ifema, con la dirección de Rosina Gómez Baeza, una ejecutiva formada en las filas del marketing y los negocios.
Desde entonces, la feria ha sido un gran negocio para Madrid. No se ha consolidado, al menos por ahora, un mercado de arte como lo son Londres o Nueva York. Para lograrlo, los operadores reclaman la rebaja del IVA y una ley de mecenazgo que abra las compuertas del dinero de las corporaciones, bancos y particulares. Nada demasiado diferente de lo que sucede en Buenos Aires y que tan bien conoce el ministro Pablo Avelluto, quien llegará a esta ciudad con su comitiva para participar de los festejos y escuchar in situ el anuncio que es un secreto a voces: la Argentina tiene los votos para ser el país invitado en ARCO 2017.
Mientras tanto la ciudad explota. Hoteles llenos, una agenda de actividades imparable, 221 galerías de 27 países, más de 250 coleccionistas invitados, 150 directores de museos y fundaciones. Del presupuesto de 4,5 millones de euros que exige montar ARCO, un 20% es para los invitados especiales. Los coleccionistas de alfombra roja se llevan la parte del león... y "muchas veces no compran nada", dice la propia Aizpuru (Valladolid, 1936), que no tiene pelos en la lengua.
Ese formato vale para todas las ferias: muchos invitados y pocas nueces, es una fórmula que da pérdidas. De todos modo en el lado B, está lo que ha ganado Madrid, una ciudad provinciana convertida en capital sofisticada, con el fabuloso triángulo de las artes que forman el Prado, el Thyssen y el Reina Sofía (los dos últimos no existían cuando nació ARCO). Aquí, las galerías pagan 260 euros el metro cuadrado por un público formidable, aunque poco comprador. En eso también esta feria se parece a arteBA, y no en vano son socias naturales. Aunque le falta a Madrid lo que le sobra a Buenos Aires, esa cantera magnífica de jóvenes artistas que causan asombro a curadores estrella.
Las relaciones entre ARCO y Buenos Aires fueron siempre cercanas. Ruth Benzacar fue una tenaz batalladora de la feria hasta su muerte en 2000; a Rosina Gómez Baeza, directora entre 1986 y 2006, le dio un gran espaldarazo a mediados de los noventa, cuando todo parecía desmoronarse. Le tocó a la vasca Lourdes Fernández dirigir el encuentro en la crisis de 2008 y, en tiempos recientes, fue el madrileño Carlos Urroz, con grandes amigos en Buenos Aires, quien comenzó a tejer la trama de la "reconquista latinoamericana". Este año la representación local suma diez galerías argentinas, entre las que están Del Infinito, Jorge Mara, Ignacio Liprandi, Nora Fisch, Rolf Art, SlyZmud, Henrique Faria, Document Art y Barro, además de Ruth Benzacar, claro.
Más acá del mercado, el gran mérito de ARCO ha sido conquistar al público, abrir las mentes, buscar más allá de los pintores del establishment propuestas de riesgo; animarse al cambio y sentar las bases de un coleccionismo corporativo.
Mañana comienza el programa de invitados especiales con una seguidilla de eventos en el Thyssen, el Reina Sofía, las galerías de la calle Fourquet, las colecciones privadas y la celebración de ARCO Lisboa, primera sucursal de la marca española cruzando las fronteras. Pasado mañana será la apertura oficial, con el habitual corte de cintas de los reyes, Felipe y Letizia.
La mirada está fija en la Argentina hasta tal punto que en la lista de los diez mejores coleccionistas "en español", el diario El País colocó en un cuadro de honor a tres argentinos: Eduardo Costantini, Aníbal Jozami y Jorge Pérez. El cubano nacido en Buenos Aires, considerado el mayor desarrollador inmobiliario de la Florida, será también quien se quede este año con el Premio ARCO al Mejor Coleccionista.