Es la estructura firme, anclada en cuatro siglos de historia, del Palais-Royal de París. Es la celebración, regular como toda cita del calendario, de las Jornadas del Patrimonio Europeo. Y son los movimientos cimbreantes de un acróbata que parece danzar con el aire. El grupo Compagnie L’Oublié(e), dirigido por Raphaëlle Boitel, se adueñó de una porción del cielo de París. Son funámbulos contemporáneos: combinan la audacia con la precisión coreográfica, el vértigo con el saber que viene del entrenamiento, la fantasía visual, el trabajo con los códigos de una escena que prescinde de paredes, telones, escenarios. En el espectáculo que registra esta imagen, los artistas recuerdan que al peso de la herencia se le entrevera, siempre, la plasticidad del presente. Que nos sostenemos, titubeantes y vivos, sobre los hombros de un pasado que se sabe profundo, pero no rígido.

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