Caos durante la visita presidencial
Tras el ostracismo obligado que le deparó su gastroduodenitis, el presidente Néstor Kirchner tuvo ayer su primer encuentro directo con la gente al "recorrer"-si se puede definir el caos que suscitó como una "recorrida"- junto con los ministros Daniel Filmus, de Educación, y Ginés González García, de Salud, y con el secretario de Cultura, Torcuato Di Tella, la 30a. Feria del Libro.
Kirchner fue recibido por las autoridades de la Fundación que organiza la muestra y, como es costumbre, firmó el libro de visitantes ilustres.
La visita presidencial a la Feria, peregrinación que se repite todos los años entre los primeros mandatarios, fue también una oportunidad para medir in situ su nivel de popularidad entre la gente. A juzgar por los saludos, gestos y palabras efusivas de quienes se le acercaron espontáneamente a saludarlo, el nivel de adhesión que suscita su figura continúa intacto.
El paso de Kirchner por la feria fue un verdadero caos, del principio al fin. Rodeado por una cohorte de custodios, siempre atentos a la imprevisibilidad del presidente, Kirchner no se privó de firmar autógrafos, charlar, saludar, abrazar y besar a cuanta persona se le acercaba, fueran hombres o mujeres, niños o ancianos.
"Le dije que es el mejor presidente y me dio un beso", dijo emocionado Rafael Padrón, de 80 años, que tuvo el coraje suficiente de sortear ese especie de scrum que encerraba a Kirchner.
Tras las visitas a los stands de los ministerios de Educación, de Salud, y de la Secretaría de Cultura, Alicia Kirchner, ministra de Acción Social, sólo pudo encontrarse con su hermano en una parada imprevista del presidente: el stand de la provincia de Santa Cruz, que lo esperaba con un retrato suyo.