El arte callejero se instala en las salas y exhibe su riqueza
En el Palais de Glace, desde mañana
La calle entra en el museo, con su diversidad de propuestas artísticas y sus propias palabras. Como esas que, desde un muro recreado en el primer piso del Palais de Glace, dicen: "Mi hambre es tu moda", bajo la imagen de un chico flacucho, en alusión a que la desnutrición de algunos es la anorexia de otros.
Mañana, a las 19, se inaugurará la muestra "Ficus Repens" ("Enamorados del muro"), que reúne los distintos tipos de expresiones que embellecen los paredones de Buenos Aires. La Tate Modern, de Londres, abrió hace dos meses -y estará hasta el 25 de agosto- una muestra de arte urbano, o arte callejero, o street art , como se conoce a esta diversidad de propuestas visuales en la era del "posgraffiti".
La invitación del Palais de Glace, que comenzó a gestarse hace dos años a instancias del director Oscar Smoje, incluye trabajos colectivos de unos 42 grupos, lo que equivale a más de 60 personas, porque con distintos seudónimos, se expresan varios "graffiteros". En el primer piso del edificio se reprodujeron muros de la ciudad, que es un modo de conectar la expresión visual y el hábitat en que se producen.
En todo el espacio central del Palais se levantan placas de 2,40 m de altura por 1,30 m de ancho, con manifestaciones colectivas, para las que se aplicaron técnicas muy diversas: collage, aerosol, pintura y palabras, todo es válido para devolverles vida a los paredones descascarados. "Estos grupos gestionan las pintadas de los muros", dice Smoje, en diálogo con LA NACION. Lo que equivale a decir que procuran embellecer los muros de edificios abandonados.
Los grupos -dentro de los cuales hay, como dice Smoje, verdaderos artistas- trabajaron en el sótano del Palais de Glace, de noche, durante un mes. "Es muy curiosa su composición. Porque hay desde marginales hasta empleados de estudios de diseño top", señala Violeta Bronstein, curadora de la exposición. Cadetes, empleados de delivery, cocineros de sushi y otros artistas imprimen en su vida clandestina letras tridimensionales y detalles minuciosos a su arte, que estampa las paredes urbanas. De la clandestinidad nocturna en las calles, se hacen visibles en la muestra del Palais.
Galería de fotos
La muestra se completa con una documentación del trabajo real que puebla la ciudad, donde los artistas dejan su marca. Una galería fotográfica registra la actitud de los transeúntes en relación con los graffiti -algunos se detienen a observar, otros pasan indiferentes-, al tiempo que en un sala de video se exhibe el backstage del trabajo en los sótanos del Palais.
Habrá, desde la inauguración, un taller con varios rollos de papel, donde el público creará sus propios graffiti. Y un ciclo de charlas sobre distintos aspectos del arte urbano. Un plano de la ciudad tendrá localizados los muros pintados que, en barrios como Palermo o Colegiales, se han convertido en el territorio marcado por el street art . Una de las imágenes que la curadora comparte con LA NACION muestra un león pintado en un muro, a cuyos pies un homeless ha tendido su manta y sus cartones. "Es la síntesis de la jungla", dice con acierto.
La muestra se completa, en la planta baja, con la iniciativa coauspiciada por la Fundación PSA de Peugeot, "¡La calle es nuestra... de todos", que exhibe las múltiples problemáticas del espacio público y fue inaugurada hace dos semanas.
¿Con qué objetivo se realizan estas exposiciones de arte urbano? Tanto la Tate Modern, de Londres, como el Palais apuntan a lo mismo: a que los jóvenes entren en los museos. Y nada parece más adecuado que meter la calle en ese recinto cerrado, para provocar el interés de un público joven, que se reconoce en la transgresión y la clandestinidad de estos artistas urbanos.
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